PROYECTO DE LEY


Exposición de motivos


A) Minentras en el mundo contemporáneo, el desarrollo de las industrias audiovisuales muestra una pujanza y creatividad sin límites, el Uruguay continúa siendo un mero consumidor de programas de calidad discutible. Esta actitud pasiva nos pone frente al riesgo de dejar a nuestras jóvenes generaciones huérfanas de todo sentido de pertenencia cultural a un país que está enclavado entre dos grandes comunidades que sí prestan atención y apoyo a sus producciones audiovisuales.

En todas las disciplinas artísticas, Uruguay ha podido participar internacionalmente, cuando no destacarse. Basta recordar nombres de nuestros escritores, músicos, paisajistas y aún arquitectos.

Pero si en algo se diferencia la cinematografía, y, en un sentido más genérico los medios audiovisuales, es su carácter de industria. Esto implica combinar recursos distintos para dar forma a una manufactura artística. Recursos especializados que, en Uruguay tienen desarrollo desparejo.

El país debe establecer, sin demoras, las bases para el desarrollo de esta industria. Debe dar satisfacción a quienes han venido bregando para insertarse en un mundo competitivo sin tener los recursos que vuelvan atractivas a sus producciones. Debe generar expectativas razonables en la juventud y en un sector numérica y cualitativamente importante para intentar cerrar la brecha que nos separa de otras cinematografías, con productos que reflejan nuestra sensibilidad, nuestra cultura y nuestra capacidad técnica.



B) Por otra parte, el país tiene que resolver, quzás el desafío más importante del momento: la necesidad de crear nuevas fuentes de trabajo.

La revista Fortune, del 18 de setiembre pasado ubica a la industria cinematográfica, y sus aplicaciones, en segundo lugar entre las industrias que mayor expectativas genera entre las personas con una educación media y superior. Estas categorías, como es notorio, son las primeras que migran en busca de mejores oportunidades, emigración que, tema en el que también hay acuerdo, es imprescindible disminuir y evitar, porque con ellas se va la inversión que hizo el país en capacitación, y se le cercenan las posibilidades de esos conocimientos contribuyan a su mejoramiento.

El presupuesto de cualquier producción cinematográfica asigna aproximadamente, un 75 por ciento a salarios y retribuciones personales, y promueve inversiones con importante impacto en otras áreas. Uruguay ha tenido un ejemplo reciente: los trabajos para la filmación de Curro Gimenez determinaron que ciudades como Piriápolis, cuyas economías se nutren de una zafra estival corta e incierta, pudieran recibir durante seis meses un contingente nunca menor de 200 personas, con ocupación en cinco hoteles y se abrieron lavanderías, un video club, una discoteca y hasta una cancha de paddle durante el invierno de 1994. Buena parte de los cinco millones de dólares que el citado emprendimiento gastó en el país quedaron en Piriápolis. Generó puestos de trabajo, directos e indirectos, tanto relacionados con el rodaje como en la construcción de un pueblo, al cual se destinaron 200.000 dólares.

Una de las personas que ha destacado las amplias perspectivas que abre la industria audiovisual uruguaya, el profesor Luciano Alvarez, en su libro La casa sin espejos explica cómo una producción audiovisual sólo podrá tener éxito si se le suman los oficios y talentos de los numerosos participantes en su fabricación
Las industrias culturales, explica, producen obras esencialmente colectivas, hasta el punto de que resulta harto difícil determinar quien es el autor de la obra y con frecuencia la atribución de méritos es errónea, aparte de que un modelo de análisis tal impide comprender seriamente el fenómeno colectivo de las artes audiovisuales.

Los productos de esta industria son el resultado de la orquestación de múltiples trabajos y factores, que van desde el productor, el autor, el guionista, el productor ejecutivo, el director, hasta la concertación de mano de obra, tecnología, servicios, etc. Desde la contratación de servicios fílmicos, equipos para rodaje, cámaras, sonido, iluminación, grúas determinación de lugares de rodaje, decorados, vestuarios, vehículos, a servicios de postproducción, edición, laboratorios, sonido, música, doblaje, animación gráfica, desde la contratación de los actores principales, secundarios, extras, todo lo que ha de ponerse delante de las cámaras, hasta los insumos, que son imprescindibles para llevar a cabo una producción, tales como hoteles, transporte, servicios gastronómicos, asistencia médica, seguros, servicios de policía o de bomberos para lluvia artificial por ejemplo, es decir, todos los servicios parafílmicos, que abren camino al trabajo de filmación sin pertenecer, necesaria o exclusivamente a la industria

Todos estos aspectos de la industria a desarrollar son ampliamente examinados por Alvarez en la citada obra, que destaca, con Jean Mitry, que, si no fuera industria, el cine no tendría ninguna oportunidad de ser arte, ya que no sería viable. Y plantea asimismo, que, buena parte de las creaciones artísticas más relevantes de nuestro tiempo simplemente no existirían si no hubiesen capitanes de la industria, editores de libros, productores de cine, música o televisión, aunque lo más relevante, no es administrar justicia sobre las contribuciones personales a una obra, sino comprender el trabajo colectivo que impone la industria cultural


C) Importa subrayar que el mercado interno es insuficiente para cubrir los costos de producción, por lo tanto, cualquier emprendimiento debe estar diseñado para ser vendido en el exterior.

A la referencia ya planteada sobre una reciente filmación en Piriápolis y las sierras de Lavalleja, corresponde agregar que Colonia ha sido utilizada frecuentemente para el rodaje de largometrajes internacionales, con Omar Shariff y Marcelo Mastroianni.

La curiosidad que despierta una historia bien desarrollada, aún cuando el paisaje no sea el protagonista, puede ser el primer paso para una decisión turística. Un beneficio secundario pero no menos importante, que el país viene buscando desde hace varios años.

La industria cinematográfica no sólo trasmite pautas publicitarias con proyección económica sino que, también afirma valores y da sentido de pertenencia a una comunidad. Nadie hizo más por el fortalecimiento del sueño americano que Hollywood y nadie vendió más, no hubo mejor publicidad y propaganda de los estilos y productos del american way of life que sus películas


D) Primero en Estados Unidos, ante el acelerado desarrollo de Hollywood, y ahora en la mayor parte de los países que encaran la industria cinematográfica con dicisión, se han creado Films Commissions que sirven de puente entre las empresas interesadas en producir cine y los medios locales, que centralizan en ellas toda la información y medios que la industria necesita. Su objetivo fue estimular el rodaje en esas zonas, lo que les permitió obtener recursos económicos importantes en cada producción

Es frecuente encontrar en la prensa especializada anuncios de estas Film Commissions alentando a los productores para que vayan a sus territorios a hacer cine y ponen a disposición de ellos una larga lista de facilidades, desde paisajes, climas, construcciones de época, extras, técnicos, exenciones fiscales, etc.

Estas Film Commissions se crean a todos los niveles, desde el estatal hasta el de los pequeños municipios, pasando por Cámaras de Comercio, son comisiones interdisciplinarias, que buscan canalizar las demandas planteadas hacia el lugar donde están los recursos o la información. Por tanto la vía que sigue cualquier interesado en hacer cine en un país organizado de esta manera es conectarse con las Film Commissions del municipio correspondiente y con las de rango estatal, si su proyecto excede el ámbito de un municipio y fuera necesaria una coordinación mayor

Destacados técnicos han demostrado ya que Uruguay debe tener en cuenta la rápida internacionalización de la industria audiovisual, lo que confirma las perspectivas que el presente proyecto busca promover.


E) ¿Cómo vehiculizar esas posibilidades que tiene nuestro país respecto a una industria en pleno auge? ¿Creando en el ámbito del Estado un instituto que oriente y organice la actividad? ¿Dejándolo librado a las iniciativas y vicisitudes de los creadores nacionales?

El Estado, como organizador de la actividad de reación cinematográfica, no podría darle a ésta la velocidad que necesita para superar el atraso actual respecto de otros países, y, seguramente, actuaría de freno ante las iniciativas que ya han emprendido creadores nacionales con su gran parte de riesgo implícito

Tampoco los creadores nacionales podrían hacerlo solos, pues toda nueva actividad requiere apoyos por parte de quienes, a la postre, se beneficiarán de su desarrollo.

Pero la experiencia indica que no es una buena política de fomentar la de otorgar partidas de dinero no reembolsables a las iniciativas que, aun inspiradas en los mejores fines, tienen como objetivo una actividad lucrativa personal. Es posible, sí, compartir el riesgo en un nuevo emprendimiento que el país considere útil.

Si entendemos que la industria cinematográfica no sólo se pone en marcha a partir de empresas ya constituídas, con sus recursos propios de infraestructura y capital, sino que también, puede desarrollarse a partir de gente que sea capaz de estructurar un proyecto responsablemente, pero que no cuenta con los recursos necesarios, entonces debemos concluir que la presencia del Estado, como palanca financiera es imprescindible.

El Estado debe poner a disposición de las empresas productoras que asuman el riesgo de llevar sus proyectos adelante, los créditos que estas necesiten.

El presente proyecto establece, además, que la financiación que aporte la sociedad no se limite a una actitud paternalista sino que exige que los créditos sean devueltos.


F) Resulta imprescindible, en conclusión, que el país tome conciencia de las posibilidades y de la necesidad de desarrollar ese sector y se comprometa en un impulso a la industria nacional. Si el Uruguay pretende crecer, si desea lograr una integración dinámica y sana en el mercado regional y mundial, no puede prescindir del desarrollo de este sector. Uno de los fines de una política audiovisual es, precisamente, promover la difusión exterior de la cultura nacional. Impulsar la inversión en estas áreas industriales, pensando en un escenario internacional, en la inserción a su escala, en un mercado mundial insaciable en la materia, estimular una política comercial que apoye la salida al exterior de la producción nacional.


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