SIREN OF ATLANTIS (1948)
La Atlántida
(Aventura, 1 hr 15 min, Blanco y Negro)
United Artists - E.U.A.
DIRECTORES:
Arthur Ripley & Gregg C. Tallas
ELENCO:
Maria Montez (Antinea), Jean-Pierre Aumont (André St. Avit), Dennis O'Keefe (Jean Morhange)
RESEÑA:
Basada en la novela "L'Atlantide" de Pierre Benoit. En mayo de 1947, María y su esposo Jean-Pierre firmaron su primer contrato como actores independientes con el productor alemán Seymour Nebenzal para actuar en una nueva versión de la épica europea "L'Atlantide", producida por Nebenzal de acuerdo a la novela de Benoit. María fue contratada por la fantástica suma de US$100.000, para la época, por 10 semanas de trabajo.
Es la fascinante historia de dos legionarios franceses (Jean-Pierre Aumont y Dennis O'Keefe), que salen de su delegación en busca de un compañero arqueólogo que se había extraviado en el Desierto del Sahara. Pero en vez de conseguir su propósito, los infortunados soldados son atrapados por las brigadas del continente perdido de la Atlántida.
Antinea, soberana de la Atlántida, tenía la perversa costumbre de enviar sus tropas a buscarle hombres, que luego utilizaba para disipar su aburrimiento, jugando interminables partidas de ajedrez con éstos.
El contacto con esta cautivadora mujer era nefasto para sus compañeros de juego, que incapaces de resistirse a sus encantos, se dejaban seducir por ella y terminaban momificados como estatuas de oro que adornaban el palacio real.
Estos soldados no sólo descubren la civilización perdida de la Atlántida en las arenas del Sahara, también encuentran al arqueólogo desaparecido, convertido ya en estatua de oro, en la galería de los visitantes del palacio real.
Aumont, que encarna al legionario objetivo, enloquece de amor por Antinea, y en un ataque de celos mata a su compañero (O'Keefe). Arrenpentido, logra escapar, regresa a su legión y confiesa el crimen, pero nadie le cree.
Más tarde, atrapado por el hechizo de Antinea, emprende el camino de regreso a la Atlántida, pero antes de llegar a su destino le sorprende la muerte en medio de una tormenta de arena.
Los distribuidores rechazaron este filme por considerarlo muy artístico para ser comercial, forzando a Nebenzal a reeditarla.
Fantásticas, inovildables y glamorosas fueron las escenas de este filme, como la que muestra a la Montez recostada sobre una cama en forma de caracol (de 10 pies de largo y 7 de alto) y vistiendo sensuales vestidos de sirena. A los fanáticos de María les complacieron sobremanera las escenas en que aparece en compañía de una pantera, que era su mascota.
Los críticos de la época consideraron que aparte de una bella Montez, la película tenía poco que ofrecer.
No obstante, el tiempo ha sido un buen aliado para este filme, que hoy en día es catalogado como un clásico, limitándose sus presentaciones a las universidades y a grupos reducidos que se dedican al estudio del cine.
Vivian Pérez
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Luisa Peguero
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