Aquellos de nosotros quienes escojemos recuperarnos un día a la vez, practicamos los doce pasos; al hacerlo estamos libres de nuestra obsesión por la comida y encontramos una nueva forma de vida. Las promesas de esa nueva vida son:
~ Vamos a conocer una libertad y una felicidad nuevas.
~ No nos lamentaremos por el pasado ni desearemos cerrar la puerta que nos lleva a él.
~ Comprenderemos el significado de la palabra serenidad y conoceremos la paz.
~ Sin importar lo bajo a que hayamos llegado, percibiremos cómo nuestra experiencia puede beneficiar a otros.
~ Desaparecerá ese sentimiento de inutilidad y lástima de nosotros mismos.
~ Perderemos el interés en cosas egoístas y nos interesaremos en nuestros compañeros.
~ Se desvanecerá la ambición personal.
~ Nuestra actitud y nuestro punto de vista sobre la vida cambiarán.
~ Se nos quitará el miedo a la gente y a la inseguridad económica.
~ Intuitivamente sabremos manejar situaciones que antes nos desesperaban.
~ De pronto comprenderemos que Dios está haciendo por nosotros lo que por nosotros mismos no podíamos hacer.
¿Son éstas promesas extravagantes? No lo creemos. Están cumpliéndose entre nosotros - a veces rápidamente, a veces lentamente, pero siempre se realizarán si trabajamos para obtenerlas.
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