"Voy a matarme", decía un adolescente de 17 años - Zachary Loafman-, cuya adicción le absorbió de su familia y amigos, obligándole a mentir y enviándole finalmente al hospital a causa de una depresión.
Su adicción
no era debida al alcohol ni a las drogas, sólo a Internet.
En los últimos
meses se ha convertido en noticia el posible síndrome de
dependencia de Internet. El número de páginas dedicadas
a este tema en la WWW va progresivamente en aumento (afortunadamente
algunas hacen gala de cierto buen humor) y el tema ha trascendido
ya a los medios de comunicación.
La base teórica
con que cuentan los defensores de entidades como el IAD (Internet
Addiction Disorder) son algunos estudios -descriptivos- acerca
de los patrones de uso de Internet, de los que quizá resulte
aventurado deducir que el uso masivo de los recursos on-line sea
preocupante, y muy lejos de los 30 millones de afectados con los
que especula el periodista Hughes Henry.
Datos algo menos dramáticos
ofrece la Dra. Kimberly S. Young, cifrando en unos 400.000 el
número de norteamericanos afectados por el IAD (de una
población de unos 20.000.000 de americanos conectados).
A estos trabajos debemos
añadir numerosos escritos periodísticos que a partir
de algunas declaraciones de los autores y espectaculares testimonios
establecen sin ningún genero de dudas la existencia de
carácter "cuasi" epidémico de dicho síndrome.
Es evidente que cuando
un usuario convencional deja lista su conexión y puede
empezar a navegar por la Red se siente fascinado, utiliza al máximo
su correo electrónico (listas de distribución, amistades,
etc.) y trata de adentrarse en los demás servicios que
suelen ofertarse (News, FTP, Gopher, etc.). Todo ello supone que
los tiempos de conexión se vayan disparando progresivamente.
Ahora bien, ¿durante cuanto tiempo? ¿Hasta donde?.
Es conocido por todos el fenómeno que se produce ante la
adquisición de un sistema de videojuegos, apareciendo una
curva de utilización caracterizada por elevadas frecuencias
de uso en las primeras 3-5 semanas, curva que progresivamente
va descendiendo hasta situarse de modo estable en valores que
constituyen una fracción de los iniciales.
Cabe, pues, plantearse si
la eclosión de Internet en nuestro país desde finales
de 1996 no está produciendo un fenómeno similar
al acaecido con los videojuegos a principios de los 90.
Se empieza a considerar como
puede existir un núcleo común a todos los elementos
psicopatológicos ligados con la informática, que
es el uso abusivo de los ordenadores, considerándose
las diferentes manifestaciones como formas clínicas diferentes
de un único trastorno.
Se compara la adicción
a Internet con el juego patológico, la adicción
al tabaco, el alcoholismo o las compras compulsivas. Al igual
que ocurrió con los videojuegos el paralelismo con el conjunto
de las toxicomanías es tentador, sin embargo, ya de una
manera superficial sólo es posible establecerlo con el
juego patológico ya que no debemos olvidar como en este
caso tampoco existe una sustancia responsable de la conducta adictiva.
Tampoco debemos olvidar como
los principales objetivos de búsqueda en Internet son los
lugares relacionados con el sexo. La búsqueda de estas
páginas y su posterior utilización suele consumir
una gran parte del tiempo de un buen número de usuarios,
por lo que sin ningún genero de dudas deberíamos
considerar este tiempo con relación a su objetivo último
y no juzgarlo con el mismo criterio que el dedicado a la navegación
"per se".
En general debemos huir de
las consideraciones basadas en el caso único, si bien este
es el tipo de material que suele aparecer en las publicaciones,
tanto escritas como de Internet.
Algunas personas presentan
verdaderos problemas derivados de su afición a los ordenadores
y al ciberespacio. Cuando se es despedido del trabajo, se abandonan
los estudios o una persona se encuentra inmersa en una demanda
de separación a causa de esta actividad se puede sospechar
la existencia de una adicción.
No obstante las "adicciones"
en sentido amplio pueden ser saludables, patológicas o
una mezcla de ambas. De este modo una persona que se sienta fascinada
por su hobby y en el que invierte cantidades ingentes de tiempo
tiene la posibilidad de aprender, fomentar la creatividad y comunicarse.
La dificultad se sitúa en el punto en que debe trazarse
la línea entre un uso intenso de la tecnología y
la aparición de las consecuencias derivadas directamente
de la actividad. Pensemos, a modo de ejemplo, en aquellos casos
en que una deficitaria relación de pareja se ve parcialmente
compensada por la comunicación con otras personas mediante
el IRC.
Tampoco debemos olvidar como
hasta hoy no existe de modo oficial este trastorno, puesto que
el conjunto de síntomas que se describen todavía
no ha demostrado ni consistencia ni fiabilidad.
Según el catedrático
Enrique Echeburúa la adicción llega cuando esa afición
"interfiere en tu vida cotidiana o no se busca esa conducta
para pasarlo bien, sino para no pasarlo mal". En términos
muy similares se expresa el psiquiatra Francisco Alonso-Fernandez
que señala como los problemas aparecen cuando "existe
una absoluta necesidad de desarrollar esa actividad y se experimenta
ansiedad si no se lleva a cabo".
El
concepto de adicción a Internet.
John Suler señala
la existencia de dos modelos básicos de la hipotética
adicción a Internet. El primero de ellos hace referencia
a aquellos sujetos muy aficionados e interesados por sus ordenadores
que utilizan la Red para recoger información, jugar en
solitario, obtener nuevos programas, etc. pero sin establecer
ningún tipo de contacto interpersonal (mas que el necesario
para lograr sus propósitos).
El segundo tipo lo constituiría
aquellos sujetos que frecuentan los Chats, MOODS y listas de
correo. Todos ellos tienen en común la búsqueda
de estimulación social. Las necesidades de filiación,
ser reconocido, poderoso o amado subyacen a este tipo de utilización
de la Red. En oposición a ellos, los sujetos del primer
grupo evitan el "caos" interpersonal que puede cualquier
canal de IRC. Para ellos la necesidad de control y la predictibilidad
son elementos esenciales.
Cuando el uso de Internet
interfiera de un modo significativo las actividades habituales
es cuando podrá ser considerado patológico. Sin
embargo la interferencia sobre los hábitos de vida no es
un criterio estable ya que varía tremendamente de unos
sujetos a otros, variando en función de las disponibilidades
de tiempo, dinero y de numerosas circunstancias tanto personales
como familiares.
Mark Griffiths (Psicólogo,
Universidad de Plymouth) considera que las nuevas tecnologías
son en sí adictivas, presentando patrones comportamentales
similares a los del juego patológico o la bulimia. No obstante
debemos considerar las actitudes de este autor sobre las nuevas
tecnologías desde la perspectiva del familiar de un jugador
patológico de maquinas recreativas, que ha publicado algunos
trabajos condenando el juego con videojuegos con argumentos de
escasa entidad.
Pese a este escaso y anecdótico
bagaje clínico son numerosas las voces que proponen la
inclusión de este supuesto trastorno en los manuales de
clasificación (DSM-IV, ICD-10), aventurando borradores
de criterios diagnósticos:
1 Tolerancia (definida
por los siguientes criterios).
1.1 Necesidad de incrementar las cantidades de tiempo conectado a Internet para lograr la satisfacción.
1.2 Disminución del efecto con el uso continuado de similares tiempos de conexión.
2 Abstinencia, manifestada por las siguientes características:
2.1 Síndrome de abstinencia.
2.1.1 Cesación o reducción del tiempo de conexión (cuando se han dado períodos de tiempo prolongados de uso intenso).
2.1.2 Dos o más de los siguientes síntomas aparecen después de unos días y hasta un mes de haberse producido el punto anterior.2.1.2.1 Agitación psicomotriz.
2.1.2.2 Ansiedad.
2.1.2.3 Pensamientos recurrentes (obsesivoides) acerca de lo que estará ocurriendo en Internet.
2.1.2.4 Fantasías o sueños acerca de Internet.
2.1.2.5 Movimientos voluntarios o involuntarios similares a los que se efectúan sobre un teclado.2.1.3 Los anteriores síntomas producen malestar o deterioran las áreas social, ocupacional o cualquier otra área vital.
2.1.4 El uso de Internet o de otro servicio on-line es preciso para aliviar o suprimir los síntomas abstinenciales.2.2 Se accede a Internet mas a menudo o durante períodos de tiempo mas prolongados de los que se había planeado.
3. Existen propósitos
persistentes e infructuosos de suprimir o controlar el acceso
a la Red.
4. Se invierte una cantidad
de tiempo notable en actividades relacionadas con Internet (adquisición
de libros, pruebas de nuevos browsers, organización del
material descargado, etc.).
5. Las actividades sociales,
profesionales o de recreo disminuyen o desaparecen a causa del
uso de Internet.
6. Se permanece conectado
a pesar de saber que ello supone un problema persistente y recurrente
de tipo físico, social, laboral o psicológico (privación
de sueño, conflictos matrimoniales, negligencia laboral,
sentimientos de abandonar a los seres queridos...).
Sarah Lawrence editora
de la revista educativa "Taken Children Seriously" afirma
que navegar en la Red no se caracteriza por la repetición
irracional de una conducta destructiva, como es el caso de las
verdaderas adicciones. Señala como la valoración
del tiempo de conexión puede ser una variable engañosa
(estudiada desde un punto de vista únicamente cuantitativo).
Consideremos como la cruzada
del propio Ivan Goldberg o la de Kimberly Young requieren elevados
tiempos de conexión a Internet, así como muchas
horas dedicadas a actividades relacionadas con la red, siendo
estos aspectos criterios de diagnóstico del IAD. ¿Sería
legítimo considerarlos a ellos como adictos?
Hasta la fecha no existe
un perfil bien definido del usuario adicto a Internet, en general
se trata de sujetos jóvenes, preferentemente varones,
con un elevado nivel educativo y hábiles en el uso de la
tecnología. Se especula con la existencia de un subgrupo
de usuarios caracterizado por la timidez, que encuentra en el
ciberespacio la posibilidad de liberarse de la ansiedad producida
por las relaciones sociales cara a cara, ganando en autoconfianza,
dado el relativo anonimato que Internet proporciona.
El
Tratamiento.
El primer paso es reconocer
que se está "enganchado" y estar verdaderamente
motivado para dejar el hábito.
Podemos cuestionarnos si
lo que se pretende es una abstinencia completa o bien un uso
adaptativo de los servicios de Internet.
Algunos signos de alerta
son; la comprobación compulsiva del correo electrónico
y la inversión de mucho tiempo y dinero en servicios On
Line.
Ivan Goldberg insiste en
que el tratamiento deberá adaptarse a las circunstancias
personales de cada caso, estableciéndose un tiempo
de conexión limite (P. Ej. 60 minutos) desconectándose
rápidamente una vez transcurrido este período de
tiempo. Paralelamente deberá atenderse a las razones
subyacentes al abuso de la conexión. Es sabido que
mucha gente pasa un tiempo exagerado frente a su ordenador para
evitar pensar en aquellas circunstancias que les agobian.
Internet también ofrece
grandes facilidades para la comunicación, que pueden captar
los escasos recursos de aquellas personas menos dotadas para esta
actividad. Resulta llamativo el gran número de personas
que colocan sus anuncios pidiendo establecer relación vía
e-mail con cualquier persona. ¿No ocultarán estos
anuncios importantes dificultades para relacionarse en la vida
real?, ¿No podrá tratarse de personas con autoconceptos
devaluados, que pueden empezar de nuevo en el ciberespacio?
La mayor parte de personas
que buscan ayuda por su elevado uso de los recursos de la red
lo hacen por indicación de sus jefes (recordemos que el
derecho al anonimato no incluye las comunicaciones cuando se realizan
desde el puesto de trabajo, por ello es posible monitorizar el
tiempo de conexión y la naturaleza de los lugares visitados).
Las personas que podemos
sospechar que tienen problemas con Internet no se conforman con
revisar si tienen correo electrónico una o dos veces al
día, o bien navegar durante una o dos horas como hacen
la mayor parte de usuarios. Se conectan cada vez que pasan cerca
de su ordenador, revisan su e-mail 20-30 veces al día y
pueden permanecer conectados a la Red durante mas de ocho horas
al día.
Cabe destacar como la mayor
parte de los recursos acerca del IAD residen -irónicamente-
en la propia Red.
El mejor tratamiento debería
ser la prevención de este tipo de problemas. En los grandes sistemas corporativos
o universitarios no resulta difícil establecer mecanismos
del tiempo de conexión de los diferentes usuarios, por
lo que consideramos factible el realizar intervenciones precoces
ante aquellos usuarios que realizan las conexiones más
largas y frecuentes. No obstante deberá establecerse
claramente en que condiciones se produce la conexión y
las necesidades reales del usuario, por lo que recomendamos una
actitud de exquisita prudencia.
En el medio personal y familiar
debe confiarse en la propia sensatez de los usuarios, sin embargo
pueden ser de ayuda los programas que monitorizan la conexión
y que permiten programar alarmas cada cierto tiempo. También
resultaría de gran interés un programa que se dedicara
a controlar la duración de las sesiones, informando periódicamente
al usuario y que, eventualmente, pudiera incluso interrumpir la
conexión.
Los sujetos más proclives
a sufrir problemas de este tipo son, una vez más, aquellos
que ya presentan déficits específicos en sus habilidades
de relación y comunicación. Por este motivo no debemos
perder de vista el hecho de que muchos hipotéticos adictos
no lo son más que de forma sintomática ya que su
conducta en la Red rápidamente se normalizaría en
el caso de mejorar las dificultades que parece estar soslayando
el ciberespacio. De este modo los adictos al IRC o al e-mail,
pueden mejorar súbitamente en el momento en que sus necesidades
de comunicación en la vida real aumenten o bien cedan las
circunstancias que las restringen.
Los problemas con Internet
aparecerán en el momento en el que sus usuarios deben
sacrificar actividades rutinarias (estudios, relaciones sociales,
actividades laborales) para permanecer conectados o bien robar
horas al sueño. A partir de ahí sus calificaciones
escolares o rendimiento laboral disminuyen, muchas veces están
demasiado cansados para acudir a sus obligaciones diurnas o bien
para realizar sus deberes después de haber invertido parte
de la noche en la Red.
Algunos sujetos no se conforman
con reducir el número de horas de sueño o de actividades,
sino que llegan a eliminar comidas.
"Stella Yu, una Universitaria de Carson, California, invertía todo el tiempo que le dejaban libres sus estudios y su trabajo a tiempo parcial en Internet. Se levantaba a las 5:00 AM para conectarse antes de acudir a clase, posteriormente entre sus clases y por la noche, después del trabajo hasta la 1:00 AM. Reconocía hacer siempre promesas por abandonar esta costumbre, sin poderlo conseguir."
"Linda Tipton, de la Universidad de Maryland describe el caso de estudiantes que utilizaban más de una cuenta para burlar el límite de 40 horas semanales de conexión por estudiante."
Existen dos factores que
justifican el hecho de que los adictos no puedan permanecer sin
conectarse; el entretenimiento y la comunicación.
Internet ofrece una inagotable
fuente de entretenimiento, ya sea en el sentido más estricto
del término, o bien satisfaciendo la curiosidad de sus
usuarios. Sin embargo ello no es suficiente para mantener conectada
a una persona durante prolongados períodos de tiempo. La
mayor parte reconoce como escribiendo o tecleando se expresan
mucho mejor que con la comunicación persona a persona,
a ello hay que añadir la ventaja de poder crear un personaje
a la propia medida y convertirse en el Yo ideal de uno mismo.
Investigaciones fundamentales.
El
trabajo de la Dra. Kimberly S. Youg.
Uno de los trabajos mas renombrados
es el de la Dra. Kimberly S. Young (Universidad de Pittsburgh
-Bradford-). Su estudio quizá sea el de mayor extensión
y se compone de un cuestionario cuya impresión ocupa la
nada despreciable cantidad de 33 páginas. Sin embargo por
el momento no es fácil encontrar datos acerca de la explotación
de este enorme cuestionario.
Este trabajo se estructura
en las siguientes partes:
K.S.Young considera que una persona presenta el IAD si responde modo afirmativo a cuatro o más de los siguientes ítems.
Entre los signos de alerta respecto a posibles problemas con el uso de la Red menciona:
La Dra. K.S. Young se
ha limitado a publicar, por el momento, un artículo en
el que presenta el caso de una mujer de 43 años, sin antecedentes
de trastorno adictivo, que "demuestra" como las personas
no orientadas a la tecnología pueden presentar problemas
con Internet. Se espera que presente sus resultados en el verano
de 1997 en el Congreso de la APA (American Psychological Association).
Ha fundado el Centro para
el "Tratamiento de la Adicción On Line" (Center
for Online Addiction) en la WWW.
El resto de referencias a
este trabajo no son mas que declaraciones de la autora sobre el
potencial peligro de "la Red". ("Es una enfermedad
más real que el alcoholismo").
El trabajo de Viktor Brenner. Marquette University Counseling Center and SUNY-Buffalo. Milwaukee, WI.
Como primer paso a la
definición y aceptación de la adicción a
Internet se plantea el conocer los hábitos de utilización
de la Red. Considerando que se ha hablado mucho sobre este concepto
en los medios de comunicación, si bien la investigación
es muy escasa.
Son muy numerosas las historias
relativas a "vampiros" que duermen durante el día
y navegan durante toda la noche en Internet. Los responsables
de estudiantes universitarios comparten preocupaciones acerca
de estudiantes que pasan largas horas en las salas de ordenadores,
si bien muy pocas veces se tiene conocimiento directo de algún
caso.
También debemos considerar
el espectacular vuelco que ha dado Internet en los últimos
años. El perfil del adicto a los ordenadores ha cambiado
radicalmente. Ya no es necesario ser un enamorado de la programación
o un genio del hardware. En su lugar Internet actúa como
una lupa que permite introducir en la informática a un
amplio abanico de sujetos, virtualmente todo existe en Internet.
Es por ello que el rango de personas que usan (o abusan) de los
ordenadores e Internet es más amplio que nunca.
El cuestionario que se diseñó
para realizar el estudio se denominó IRABC (Internet-Related
Addictive Checklist).
Empieza con una serie de
preguntas orientadas a obtener datos de filiación y demográficos
(edad, sexo, educación, antigüedad en Internet y tipo
de conexión). El cuestionario de conductas adictivas constaba
de 32 cuestiones derivadas del abuso de sustancias, tal y como
el DSM-IV lo define, adaptadas al uso de Internet. La mayor parte
de estas preguntas se orientaron hacia las dificultades en organizar
el tiempo adecuadamente.
Se incluyeron también
dos tipos adicionales de preguntas; tres estaban orientadas hacia
el freeware, intentos gubernamentales por controlar la Red y recursos
para adultos. Cuatro ítems mas estaban orientados a controlar
la posibilidad de respuestas al azar (escala de infrecuencia de
Jackson, 1974).
Resultados
En los primeros 30 días
en que la encuesta estuvo disponible se registraron 408 accesos
desde 25 países, que supusieron 185 encuestas válidas.
El usuario tipo es un varón
de una edad media de 32 años (± 10,5) y con
una escolarización de unos 15 años (licenciados
o estudiantes de últimos cursos). El 70% de los usuarios
son solteros o divorciados, que invierten un promedio de
21 horas semanales (± 14), si bien un 17% de
la muestra reconoció invertir mas de 40 horas semanales.
La antigüedad media
en la Red fue de unos 24 meses (± 22) conectándose
desde proveedores comerciales u organizaciones de carácter
educativo (universidades, escuelas).
Servicio de Internet | Hrs/Semana |
3,7 hrs (±3,7) | |
Usenet News | 2,6 hrs (±3,4) |
WWW | 8,5 hrs (±4,9) |
IRC | 1,5 hrs (±3,3) |
Los sujetos obtuvieron
una media de 12 puntos de 32 posibles en la escala de adicción
a Internet (± 5,83), oscilando en un rango de puntuaciones
de 0 a 30 puntos. La distribución de las puntuaciones tuvo
una representación bimodal, diferenciando claramente
entre dos grupos de usuarios.
El autor nos advierte
sobre el hecho de que la mayor parte de sujetos de la muestra
son usuarios de la WWW, lo que contrasta con la experiencia clínica
que indica que los sujetos que mayores problemas tienen con la
red son aquellos que se decantan por recursos eminentemente interactivos
y sociales (el ejemplo paradigmático es el IRC).
Casi la mitad de los encuestados
reconocieron que su trabajo se había resentido con el uso
de la Red, si
bien menos de un 10% informó acerca de haber sido reprendido
por sus jefes debido a esta actividad. Ello probablemente supone
que el uso se realiza durante el tiempo libre.
Otro hecho sorprendente es
que alrededor del 40% de encuestados reconocieron haber conocido
personalmente a personas que primero habían conocido en
Internet, sin embargo muy pocos de ellos tuvieron encuentros
que se pudieran considerar de alto riesgo (parejas sexuales),
de hecho la mayor parte de encuentros lo fueron entre colegas
o estudiantes.
Los resultados de la encuesta,
en especial su distribución bimodal, ponen en evidencia
la existencia de un subgrupo de usuarios que han sufrido variaciones
substanciales en sus hábitos de vida atribuibles al uso
de la Red. No obstante, de ahí a proclamar la existencia
de un trastorno adictivo queda un largo camino por recorrer.
Todavía debe dilucidarse
cual es el componente de Internet relacionado con la conducta
abusiva de la Red; el componente social o la vertiente técnica.
Ivan Goldberg prefiere
sustituir el término de adicción a Internet por
el de Uso patológico de Ordenadores, estableciendo los
siguientes criterios de diagnóstico:
Instituto
Federal Suizo de Tecnología. Internet: conducta y adicción.
Este trabajo se basa en un
cuestionario redactado en Inglés y Alemán que incluyó
cuestiones relativas a las siguientes áreas: Area social,
patrones de la Red, sentimientos acerca de la Red, experiencias
en el uso de la Red y cuestiones generales y/o de filiación.
El cuestionario se distribuyó
a través de la WWW a sabiendas de que no todos los usuarios
tienen necesariamente acceso a este servicio. De este modo se
tuvo conocimiento de la existencia de sujetos que únicamente
usan la red para jugar MUDs o que sólo tienen acceso al
e-mail.
La recogida de datos se realizó
a lo largo de un período de 6 semanas, obteniéndose
454 cuestionarios válidos.
Este trabajo cuenta con la
novedad de haber dividido la muestra en dos grandes grupos. Se
incluyó un ítem en el que se pedía a los
sujetos si se consideraban o no adictos o dependientes, realizándose
posteriormente las comparaciones entre grupos sobre la base de
esta pregunta. Además se creó un tercer grupo integrado
por aquellos sujetos que optaron por la opción "no
sé" a esta pregunta.
Evidentemente esta característica
constituye tanto el punto innovador de este trabajo frente a los
demás como el principal punto débil ya que no se
puede considerar como criterio suficiente y objetivo el de la
propia percepción de los sujetos. Es sabido como los jugadores
de videojuegos tienden a sobrestimar el tiempo que pasan ocupados
en esta actividad. Es posible que algo similar ocurra con los
sujetos mas interesados en Internet, a la vez que podemos suponer
que los sujetos cuya actividad resulte extremadamente intensa
puedan minimizar su valoración. Pese a ello se consideró
que el 10.6% de sujetos que formaron la muestra se adscribía
a este grupo.
Las comparaciones se realizaron basándose en tres grupos:
Se obtuvieron diferencias significativas en los siguientes aspectos:
No se registraron diferencias significativas en las siguientes variables:
A la vista de estos resultados los autores se inclinan a considerar la existencia de una conducta de características adictivas derivada del uso intenso de Internet, sin embargo también recalcan como las diferencias entre los ítems que hacen referencia a los criterios de diagnóstico de un trastorno de estas características no presentan las diferencias tan intensas que se encontrarían en las respuestas a esos mismos ítems en sujetos afectos de cualquier otra adicción.
Correlatos
fisiológicos.
Lynne Roberts describió
algunos de los correlatos fisiológicos relacionados con
el uso intensivo de Internet, aunque no iguala necesariamente
estas reacciones con la adicción en su sentido patológico.
Conclusiones
acerca de la conducta adictiva en Internet.
Parece razonable aceptar
que existe un grupo de sujetos cuya conducta con relación
a la Red es cuando menos preocupante por el uso excesivo que
de ella hacen. No obstante esta circunstancia por si sola no puede
considerarse como un elemento suficiente para proclamar la existencia
de entidades nosológicas como el IAD. Recordemos como la
dependencia del juego era históricamente conocida mucho
antes de que los organismos oficiales aceptaran su inclusión
en los manuales de diagnóstico.
Antes de dar este paso deberemos
investigar si esta conducta en relación con la Red no puede
considerarse como sintomática de la existencia de otras
dificultades. No es extraño pensar que los sujetos
que invierten ingentes cantidades de tiempo en el IRC pueden tener
dificultades de cierta consideración para la comunicación
personal. Recordemos como en parte este aspecto se demostró
a partir de los abusos que algunos sujetos cometieron en las party-lines,
quienes ofrecieron patéticos testimonios centrados en la
soledad, el aislamiento, etc....
También debe considerarse
la posibilidad de que este fenómeno sufra una evolución
natural de modo similar a como lo hizo el juego con videojuegos.
Recordemos como Internet se encuentra en plena eclosión
por lo que un gran número de usuarios todavía pueden
considerarse como novatos, evidentemente deslumbrados por las
posibilidades que se les ofrecen.
También encontramos
un gran vacío respecto a los estudios de naturaleza clínica,
que nos podrían aportar información vital para la
comprensión de este fenómeno; en su lugar obtenemos
infinidad de testimonios periodísticos cuyo dramatismo
nos hace dudar de su completa objetividad. Recordemos como no
hace mucho tiempo ocurría un caso similar con el videojuego,
nunca se publicaron estudios con población clínica,
con toda certeza hoy podemos asegurar que si no se realizaron
fue por que esta población no existía, del mismo
modo que no es posible -por hoy- hablar en términos estrictos
de adicción a Internet.
Mucho más viable es
la posibilidad, que algunos autores mencionan, acerca de la
existencia de un trastorno de características difusas caracterizado
por el uso abusivo de la alta tecnología. Quien no
conoce a sujetos que realizan casi toda su actividad con un ordenador,
que viven rodeados de dispositivos electrónicos, para quienes
el teléfono móvil y el correo electrónico
forman parte de su identidad y que igualan el ocio al uso de videojuegos,
canales digitales de TV, que apuestan a través de Internet,
etc
Relaciones
a través del e-mail.
El correo electrónico
probablemente sea el medio de comunicación de mayor impacto
después del teléfono. En muchos aspectos es similar
al correo convencional, excepto en los aspectos más molestos
(redactar sobres, poner sellos y desplazarse hasta un buzón
u oficina de Correos). Además la comunicación es
prácticamente inmediata independientemente de donde se
encuentre el destinatario.
Desde el punto de vista
de las relaciones personales es frecuente que el e-mail se convierta
en un elemento de consolidación de estas relaciones, que
habitualmente surgen en los Chats, MOOs y MUDs. Frente a ellos
el correo se convierte en un elemento más fiable, privado
y sobre todo menos caótico.
Factores implicados en las relaciones sociales mediante e-mail.
Existen una serie de hipótesis planteadas por John Suler (Rider University) con relación a la comunicación mediante el e-mail.
1. Habilidades de escritura.
1.1. La efectividad de la comunicación dependerá de sus recursos para la expresión escrita.
1.2. El estilo personal incidirá en la cualidad de la relación.
1.3. Las diferencias entre los sujetos en cuanto a sus habilidades de escritura afectarán a la relación.
1.4. Las habilidades de escritura experimentan variaciones secundarias a la evolución de la relación.
2. Estructura de los mensajes.
2.1. Uso de frases introductorias, longitud de los mensajes, espaciado de los párrafos, firma, uso de mayúsculas, etc.
2.2. La estructura del mensaje reflejará elementos de la personalidad y estilo del remitente.
2.3. La estructura de los mensajes se modificará en la medida que lo haga la relación.
3. Desarrollo histórico.
3.1. Los mensajes evolucionarán en el tiempo del mismo modo en que una relación cara a cara presenta grandes diferencias entre los primeros encuentros y los mas recientes.
3.2. ¿Cómo se conoce la gente en la Red?. Contenido y características de los mensajes iniciales.
3.3. ¿De qué modo se elige entre innumerables relaciones potenciales? ¿Que factores influyen en establecer determinadas comunicaciones y cual es su reflejo en los mensajes iniciales?
3.4. ¿Cómo se expresa la intimidad en los mensajes? ¿De qué modo empieza a fluir la información personal?
3.5. El paso del ciberespacio a la vida real (cara a cara, teléfono, etc.) y su negociación previa.
3.6. En caso de que uno de los sujetos se niegue a un encuentro en la vida real, ¿Cómo afecta ello a la relación virtual?
3.7. ¿Cómo terminan la mayor parte de relaciones a través del e-mail?
4. El "subject".
4.1. El "subject" constituye una miniatura de lo que será el contenido del mensaje. Resulta más importante en la medida que el destinatario recibe numerosos mensajes.
4.2. Habitualmente sintetiza el mensaje, expresa la idea principal, da una respuesta, bromea o contradice al propio mensaje.
4.3. El contenido de las líneas de "subject" puede considerarse como un fiel reflejo del curso de la relación.
5. Frecuencia de los intercambios.
5.1. La intensidad y cualidad de los mensajes varía en función de la frecuencia con que son enviados.
5.2. ¿Refleja la frecuencia de los mensajes el curso de la relación?
5.3. ¿Cuáles son las reacciones del remitente cuando no ve su mensaje contestado? ¿Es el silencio un elemento de comunicación?
6. Lenguaje privado.
6.1. ¿Se tiende a lo largo del tiempo a desarrollar un lenguaje privado cuando se mantiene una relación prolongada mediante el e-mail?
6.2. Los acrónimos, neologismos, expresiones o símbolos que se introducen en los mensajes ¿Se desarrollan consciente o inconscientemente?
6.3. Los significados especiales del lenguaje ¿Llegan a reflejar la naturaleza de la relación?
7. Registro permanente.
7.1. Las relaciones mediante el e-mail se diferencian de los encuentros cara a cara en la oportunidad de guardar todos los encuentros porque la interacción se basa en documentos.
7.2. ¿Esta característica afecta a la relación?
7.3. ¿Cuáles son los mensajes que se suelen guardar?
7.4. ¿Cuándo y porque se hace referencia a mensajes anteriores?
7.5. Los textos que se eligen para incluir en un mensaje de respuesta suelen reflejar los elementos fundamentales de los puntos de vista del remitente.
7.6. ¿Qué motivo lleva a algunos sujetos a utilizar frecuentes referencias al mensaje que se responde, cuando otros apenas lo hacen?
8. Relaciones de pareja.
8.1. Las relaciones de pareja que funcionan simultáneamente (e-mail y cara a cara), ¿Lo hacen en dos niveles psicológicos diferentes?
8.2. ¿El uso del e-mail expresa pensamientos y sentimientos ocultos en los encuentros personales?
8.3.¿Cuáles son los procesos psicológicos por los que la gente integra o disocia las comunicaciones por e-mail de las personales?
Noviazgos
ciberespaciales.
La novedad que supone -todavía-
el correo electrónico es posible que sea uno de los factores
que atrae a la gente a iniciar relaciones en el ciberespacio.
Además debemos considerar como el relativo anonimato de
Internet permite un amplio margen a la fantasía, lo que
fácilmente lleva a pensar que uno a encontrado aquello
que andaba buscando.
En cuanto a la calidad de
la comunicación hay quien asegura que puede ser incluso
más auténtica que la personal dado que es posible
librarse de la apariencia física de nuestro interlocutor.
No obstante esto solo es cierto parcialmente dado que la mayor
parte de la gente, cuando considera haberse enamorado de alguien
a través de Internet siente la necesidad de un encuentro
personal, probablemente por el hecho de que el contacto directo
es una necesidad humana básica, un elemento fundamental
de la intimidad.
Internet es un excelente
recurso para conocer gente con nuestras mismas aficiones y con
personalidades similares, sin embargo es difícil aceptar
que este tipo de relaciones puedan trascender a un plano más
personal, tal y como ocurre en el caso de las relaciones sociales
cara a cara.
Mucha gente no desea conocer
personalmente a aquellas personas que conoce en la Red, es muy
probable que en ello no esté tan implicado el peligro como
el hecho de perpetuar una fantasía, es decir podemos considerar
estas relaciones como un complemente de la relación personal,
del mismo modo que se ven películas o se leen novelas,
sin que estas actividades compitan en el desarrollo vital de las
personas.
Algunos han criticado el
hecho de que el ciberespacio únicamente propicia relaciones
transitorias y superficiales, en cambio no existe duda que Internet
ha propiciado largas e intensas amistades, noviazgos e incluso
matrimonios. La cuestión se centra en dilucidar que tipo
de relación se puede esperar de la comunicación
eminentemente textual. Evidentemente ello restringe, o por lo
menos obliga a transformar los elementos emocionales, la intimidad
y el conflicto, a fin de que se pueda representar en formato textual.
Sin embargo y como contrapartida, el anonimato de estas comunicaciones
otorga un importante potencial para la espontaneidad y la asertividad
que no siempre está presente en las relaciones cara a cara.