Dispositivo de atención de la crisis
María Gabriela Gastaldi - Nélida Oriolo - Claudio Tuljak
Marisela Franzen - Karina Zanini - Alejandro Manfred
Matías Ameriso - Pablo Socolsky - Alfredo Pequich
Carina Cinalli
Este taller se propone problematizar el concepto de crisis en Salud Mental y sus modos de
abordaje, presentando el dispositivo con el que trabajamos y confrontándolo con otras modalidades.
El término crisis describe, en sus primeras apariciones registradas, una mutación considerable
que acaece en una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya sea para agravarse el enfermo. por
extensión, pasa a significar la mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden
físico, ya históricos o espirituales.
Se trata entonces de un concepto que, partiendo inicialmente del ámbito de la salud, acaba por
tener resonancias en los más diversos campos:
En la filosofía, por ejemplo el término aparece ligado a la filosofía de la historia. En 1807
Saint-Simon afirma en la Introducción a los trabajos científicos del s.XIX que el progreso de la
historia está dominado por una ley que determina la sucesión de épocas orgánicas y de épocas
críticas. La época orgánica es la que reposa sobre un sistema de creencias bien establecido que
permite su progreso. En cierto momento este mismo progreso hace cambiar la idea central sobre la
cual giraba la época y determina así el comienzo de una época crítica.
En política se llama crisis a la situación en que se encuentra un ministerio desde el momento en
que uno, varios o todos sus ministros han presentado la dimisión, hasta aquel en que se nombran las
personas que han de sustituirlos.
Vemos así como el término crisis aparece marcando la complejidad de los procesos.
Destaquemos que en estas definiciones el término crisis constituye la forma en que, para una legalidad
determinada, irrumpe el acontecimiento de lo imprevisto. Pero esto imprevisto no hace más que
cuestionarnos acerca de lo que creíamos familiar y obvio: una época crítica mueve a reflexionar
sobre qué se sostienen las épocas de aparente estabilidad. La dimisión de un funcionario es una
circunstancia en que la que se evidencia, ante su carencia, la medida de su valor.
De esta forma, la conceptualización de aquello imprevisible, de los momentos en que en
cualquier legalidad irrumpe el azar y los caminos habituales se hallan en colapso, constituye en los
últimos tiempos una preocupación marcada en los más diversos ámbitos del saber.
Se reflexiona no solo sobre las leyes que rigen los fenómenos, sino sobre qué pasa cuando esa
legalidad entra en crisis. Y de qué manera esa crisis desnuda el basamento de aquella legalidad.
Podemos citar como algunos de los ejemplos más importantes los desarrollos de Jacques
Monod en el ámbito de la biología molecular, los de la nueva física (de la cual I. Prigoyine es el
exponente más conocido) así como la llamada teoría del caos.
Para el campo de la Salud Mental partiremos de una caracterización descriptiva del alcance
que damos al término.
Las situaciones de crisis conllevan habitualmente los siguientes elementos:
a) ruptura de lazo social
b) pérdida de realidad
c) imposibilidad de tramitar los conflictos en forma discursiva
Las dos primeras implican para un sujeto determinado la imposibilidad de responder ante una
situación traumática con una acción psíquica que le permita integrar este acontecimiento al resto de
los vividos. Consecuentemente se ve imposibilitado de actuar en relación a este acontecimiento
compartiendo con sus semejantes una legalidad simbólica común.
En términos freudianos, esto se explica por la función mediadora del Yo respecto del mundo
exterior y por la naturaleza libidinal de la investidura de los objetos. En términos lacanianos, por la
naturaleza fantasmática de la realidad.
La no tramitación discursiva (simbólica) de los acontecimientos traumáticos trae aparejado su
retorno en lo real. Esto puede producirse:
a) En forma alucinatoria (los casos más frecuentes son las psicosis, locuras histéricas y las patologías
del duelo que Freud llamó Psicosis alucinatorias de Deseo y la psiquiatría clásica Amencia de
Meynert
b) Por vía de la acción (pasaje al acto y acting-out). Encontramos aquí lo que generalmente nos es
derivado como excitación psicomotriz o crisis histérica, así como la intoxicación compulsiva, las
impulsiones en general y los intentos de suicidio.
Podemos agregar aquí aquellos casos en que lo que resulta traumático es un acontecimiento de
índole orgánica. Tal es el caso de los síndromes de abstinencia y, en general, los trastornos mentales
orgánicos.
Acerca del dispositivo
Descripción
El dispositivo de Atención de la Crisis en el campo de la Salud Mental, sostenido en el marco
de un hospital general, constituye una alternativa de abordaje e intervención en las situaciones de
crisis, dado que las mismas provocan una ruptura en los lazos sociales y en los vínculos familiares.
Para esta práctica, conformamos equipos de tres residentes, quienes realizan la recepción,
diagnóstico y abordaje de la situación, e indican el momento de conclusión de la crisis.
En este sentido, las diferentes estrategias utilizadas apuntan a que la crisis pueda ser elaborada ,
que se inscriba en la historia de los sujetos implicados, evitando la psiquiatrización y el desarraigo
del paciente.
Entendemos que esta modalidad de trabajo promueve el restablecimiento de los lazos sociales e
impide la estigmatización del paciente.
Este dispositivo quiebra el falso dualismo Psiquiatría vs. Psicología permitiendo un abordaje
interdisciplinario.
Datos de la práctica
En el período que comprende desde junio de 1995 hasta marzo de 1997 se recibieron 38
situaciones de crisis, es decir un promedio de dos por mes. Las situaciones recibidas correspondieron
a 33 pacientes (dos de ellos presentaron más de una crisis). Del total de pacientes, 22 eran mujeres y
11 varones.
Los modos de presentación de las crisis recibidas fueron:
- ideas delirantes
- delirio paranoico, excitación psicomotriz y alucinaciones
- delirio paranoico
- excitación psicomotriz y negativismo
- excitación psicomotriz y delirio paranoide
- negativismo e ingesta compulsiva de alcohol
- acting-out
- pasaje al acto
- confusión y alucinaciones visuales
- confusión, alucinaciones visuales e ideas de suicidio y homicidio
- confusión y desorientación témporo-espacial
- confusión y excitación por sindrome orgánico
- angustia e ideas suicidas
- crisis de angustia
- efectos indeseables de neuroléptico
- sindrome de abstinencia a benzodiacepinas
Resalta como significativo que la casi totalidad de pacientes que presentaron ideas delirantes
y acting-out eran mujeres, así como la totalidad de pacientes que presentaron crisis de angustia. En el
resto de los modos de presentación no aparecen datos significativos respecto a la división por sexo.
Resalta el compromiso corporal respecto de los adolescentes y las ideas delirantes como modo de
presentación de las locuras histéricas (serán abordados más adelante).
En cuanto a la variable "edad" (dividida en grupos etáreos cada 10 años), es relevante lo
siguiente: no se recibieron casos de niños en crisis. Ante esto nos preguntamos si sería posible
diagnosticar una crisis en un niño y en qué términos ubicarla, ya que no nos sirven los mismos
criterios diagnósticos que mencionamos al comienzo. Por ejemplo, la pérdida de realidad es
condición necesaria para que la escena lúdica pueda generarse, y aún más, consideraríamos
gravemente afectado en sus lazos sociales a un niño que no lograra esta pérdida de contacto para
crear el juego.
Entre los 11 y los 50 años no se observan diferencias considerables en la cantidad de
pacientes por franja etárea y, a partir de los 50 años se registran muy pocos casos (9%).
En la franja etárea que comprende entre 11 y 20 años (7 casos, 22%) se observan cuadros de
excitación psicomotriz y/o desestructuración corporal. Al 30 % de los adolescentes se le agrega un
cuadro confusional y se exacerba la desestructuración corporal por los efectos indeseables de
neurolépticos de depósito. Estos últimos habían sido administrados como primera elección en
consulta previa realizada en otra institución. Esto nos exige reflexionar acerca de los criterios para
utilizar medicación neuroléptica en adolescentes, considerando los efectos que, de por sí, tiene la
adolescencia (desorganización y reorganización del esquema corporal, desasimiento de la familia
nuclear e ingreso a la exogamia, fenómenos puberales que promueven cierto desconocimiento del
cuerpo propio, etc). Otro elemento importante a tener en cuenta es que la adolescencia misma es un
período de crisis, en tanto implica una situación de duelo necesaria y no siempre posible respecto de
la niñez; lo cual nos lleva a pensar qué significado tiene una crisis en este período.
Respecto de la vía de ingreso es relevante que la mayoría (53%) consulta directamente al
Servicio de Salud Mental, otro grupo (21%), ante la urgencia (generalmente médica) consulta al
Servicio de Guardia del hospital. Estos casos se recepcionan vía interconsulta, al igual que aquellos
casos de pacientes internados en sala (8%). El resto (8%) consulta previamente en la guardia del
Centro Regional de Salud Mental o a un psiquiatra en forma privada.
De lo anterior se deduce que el servicio de Salud Mental constituye un lugar de referencia
para la comunidad y que las crisis son registradas por la mayoría como de incumbencia del campo de
la salud mental. Se hace evidente que las situaciones de crisis también se presentan en la misma
práctica hospitalaria (29%) y deben ser resueltas en dicho ámbito, por lo tanto se hace necesaria la
existencia de servicios de salud mental en los hospitales generales que cuenten con equipos
interdisciplinarios capacitados para la atención de las crisis.
Al recibir una crisis se realiza un diagnóstico de situación, esto es analizar en qué contexto
esa crisis se produce, en qué situación está esa persona (si está o no internada, si hay alguna
intervención judicial, si tiene familia continente o no, etc). Es en función de este diagnóstico que se
planifican y organizan las estrategias a implementar, por lo que éstas varían en función de aquel.
Las estrategias que se han implementado en los casos tratados fueron:
- tratamiento ambulatorio
- tratamiento ambulatorio en domicilio
- tratamiento durante internación en sala
- internación en el servicio de guardia y tratamiento ambulatorio
- internación en hospital psiquiátrico
- internación domiciliaria
La mayoría de las situaciones de crisis fueron resueltas por tratamiento ambulatorio y por
internación en el servicio de guardia y luego tratamiento ambulatorio. Aquí cobra importancia el
soporte que brinda el hecho de que nuestro trabajo se realice en el marco de un hospital general, ya
que cuando la contención institucional es necesaria, puede recurrirse a una breve internación (en el
servicio de guardia o en la sala de Clínica Médica) sin la consiguiente psiquiatrización del paciente.
Además es posible realizar interconsultas con otros servicios, sin traslado del paciente a otra
institución, para evaluar algún trastorno orgánico relacionado con la situación de crisis, pudiendo
realizarse con más celeridad un diagnóstico diferencial cuando es necesario.
En 3 casos las crisis se presentaron durante la internación en alguna sala del hospital (Clínica
Quirúrgica y Clínica Médica) y fueron resueltas por tratamiento en ese contexto.
En la mayoría de los casos se realizaron entrevistas familiares con el fin de ubicar la situación
de crisis en el hilo de una historia y no como un fenómeno aislado; además, muchas veces tuvieron
como objetivo realizar una contención del grupo familiar, ya que la crisis no es padecida sólo por el
paciente. En los casos en que no se contaba con una red familiar continente hubiese sido necesario
disponer de equipos de acompañantes terapéuticos.
Cuando las crisis se presentaron en pacientes internados en el hospital, se realizaron también
entrevistas con el personal sanitario (médicos y/o enfermeros), fundamentalmente para ordenar la
relación con el paciente.
Sólo en dos casos fue necesario para la resolución de la crisis solicitar la intervención
judicial (Juzgado de Menores y Penal).
El abordaje psicofarmacológico apunta a acotar el sufrimiento psíquico del paciente, en las
situaciones en que no puedan abordarse de otro modo, posibilitando el tratamiento de la crisis por
medios discursivos.
En términos psicoanalíticos, se trata de acotar la irrupción del goce que devasta el
funcionamiento del principio del placer en el aparato psíquico.
Si examinamos la medicación utilizada en función de los modos de presentación arriba
descriptos, surgen algunos resultados de interés.
En los casos cuya presentación fue a la manera del Acting-out no se utilizó medicación excepto
uno en que esto se consideró estrictamente necesario debido al riesgo de que se repitiesen conductas
impulsivas de autoagresión, lo que hubiese configurado un gran riesgo dada su situación clínica (se
trataba de un paciente internado en la sala de OyT por fractura expuesta de fémur) Dado sus
antecedentes de poliadicción se utilizó un neuroléptico de carácter sedativo: Clorpromacina.
Los pacientes que se presentaron con crisis de angustia no fueron medicados.
De los caracterizados como pasaje al acto (tres casos se presentaron como intento de suicidio)
sólo se utilizó medicación en una paciente, dadas sus conductas impulsivas y fenómenos de
desestructuración corporal.
En cuanto al caso de Sindrome de abstinencia a BDZ, se realizó interconsulta con toxicología
para dilucidar la especificidad del cuadro orgánico y determinar el tratamiento específico (dados los
antecedentes de adicción de la paciente).
Respecto a la variable "tiempo de resolución" es significativo que el 34% de las crisis se
resolvió entre 8 y 15 días, el 26% en 7 días como máximo, mientras que el 16 % se resuelve entre 22
y 30 días. Un 3% se resuelve entre 16 y 21 días y otro 3% en más de un mes.
El 18 % de las crisis recibidas no se resolvieron:
- en dos de los casos sólo se realizó la recepción y el diagnóstico de situación pero no pudo
implementarse la estrategia elegida ya que la indicación de internación psiquiátrica y de medicación
no fueron cumplidas: el paciente se retiró de la institución y no fue posible ubicarlo posteriormente.
- en un caso se interrumpe el tratamiento porque la paciente se retira sin autorización de la
institución psiquiátrica donde estaba internada.
- en un caso la paciente interrumpe el tratamiento y se traslada a otra ciudad con su familia.
- en un caso la paciente fue derivada a otra institución ya que su patología de base (isquemia) le
provocaba alteraciones de la conducta y confusión que hacían imposible el tratamiento ambulatorio o
aún su internación en un hospital general.
- dos de los casos corresponden a la misma paciente. En una situación, se suspende el tratamiento
porque la paciente se niega a asistir al hospital y se hacen insostenibles las visitas domiciliarias ya
que las mismas se vuelven persecutorias. En otra situación (1 año más tarde) se puede mantener un
tratamiento ambulatorio en domicilio desde hace algo más de 3 meses, pero aún no se considera
resuelta la crisis.
Respecto del diagnóstico presuntivo del paciente, aún cuando durante el trabajo se manejan
hipótesis diagnósticas, el mismo se realiza en la mayoría de los casos a posteriori de la resolución de
la crisis. Los diagnósticos realizados de los casos atendidos fueron:
- psicosis (24%)
- locura histérica (9%)
- neurosis de borde (15%)
- neurosis histérica (34%)
- neurosis obsesiva (3%)
- oligofrenia (3%)
- trastorno mental orgánico (6%)
- sin diagnóstico (6%)
Es de destacar que los neuróticos obsesivos generalmente no presentan crisis; registramos en
este período un solo caso. El paciente presentaba angustia e ideas suicidas y un sentimiento de
autodenigración tal, que en un primer momento se pensó que podía tratarse de una neurosis obsesiva o
de una melancolía, confirmándose la primera al resolverse la crisis.
Respecto de los 3 casos de locura histérica pudimos evaluar que las crisis se desencadenaron
en relación a la maternidad (crisis post-puerperal). Las tres pacientes presentaban ideas delirantes
como lo fundamental; en una de ellas se presentaban además alucinaciones visuales relacionadas
directamente a su temor de provocar daño a sus hijos (retorno del deseo inconsciente de asesinato).
Otro elemento común fue la posición respecto del hijo recién nacido: actuaciones no acordes a la
función materna, conductas ligadas a "no saber qué hacer" ante las necesidades del bebé. Los
fenómenos delirantes cedieron en poco tiempo, pero no por ello podían ubicarse como madres de ese
niño. Por ello el trabajo apuntó a que la función materna sea simbolizada para poder ser ejercida y
para considerar este cambio de posición como el momento de resolución de la situación de crisis.
Conceptualizamos a la locura histérica desde el planteo freudiano que nos dice que se trata
de una histeria en la que fracasa la represión (ya no alcanza con las conversiones, que son
incompletas) y el sujeto debe recurrir a la pérdida de realidad en el afán de no perder el objeto. Esto
se manifiesta al modo de una confusión alucinatoria que está construida como un sueño, aún cuando se
presente como pesadilla: hay realización alucinatoria de deseo y un estado oniroide.
Cuando nos referimos al diagnóstico "neurosis de borde" no lo ubicamos en el sentido del
Borderline, es decir entre neurosis y psicosis; sino en el borde de las neurosis. Lo que caracteriza a
las neurosis son las formaciones del inconsciente, que justamente están ausentes en estos pacientes a
pesar de que funciona la represión de algún modo. En su lugar aparecen presentaciones de lo más
variadas que pueden ir desde la enfermedad psicosomática hasta la alucinación, desde el delirio hasta
el alcoholismo, desde la anorexia hasta el acting-out, pasaje al acto o impulsión.