LA CALIDAD EN EL APOYO A

LAS PERSONAS CON AUTISMO

Joaquín Fuentes Biggi


Diversas razones justifican el no aplicar programas equivalentes de apoyo a todas las personas con autismo y a sus familias. Así, aunque todas las personas con autismo comparten dificultades fundamentales en la normal adquisición de las competencias sociales, imaginativas o comunicativas; todas ellas presentan diferencias tan significativamente considerables como para considerar la conveniencia absoluta de un enfoque personalizado.
Las personas con autismo varían en el grado de su sintomatología autística y, además, su sintomatología se modifica en función de la edad y, hasta cierto punto, en función de las adaptaciones que se hayan realizado en su entorno. Por tanto, sería erróneo el considerar al trastorno clínico, o mejor, al síndrome, como un cuadro homogéneo y sugerir, en consecuencia, protocolos preestablecidos rígidos de tratamiento.

Un motivo importante de las diferencias entre las personas con autismo radica en el posible grado de retraso mental asociado. El autismo no tiene por qué coincidir con retraso mental importante y, de hecho, puede coexistir con una inteligencia superior a la media, pero sabemos que en la gran mayoría de los casos diagnosticados con los criterios actuales aparece simultáneamente una deficiencia de importancia variable en un 70% de las veces. Este factor obliga a modificar el programa de apoyo, por ejemplo el programa educativo, de la misma manera al menos de la que sería necesaria si consideráramos alumnos con inteligencia normal y alumnos con retraso significativo, aunque, en ambos casos, sin autismo. El pronóstico, el grado de apoyo necesario y la adquisición de capacidades adaptativas se relacionan íntimamente con la posible presencia y grado de retraso mental y serán siempre aspectos de gran importancia.


Otro aspecto relevante lo constituye la posibilidad de tener de manera asociada otras minusvalías. La epilepsia, presente en más de un cuarto de los casos lleva a considerar aspectos de salud y seguridad específicos, así como la probable necesidad de fármacos antiepilépticos. Otras posibles discapacidades como la sordera, la ceguera, los problemas motrices, las anomalías del lenguaje y ciertas anomalías genéticas contribuyen a la diversidad comportamental y adaptativa.


Las personas con autismo no son inmunes a las condiciones del entorno que les rodea. De hecho, es más práctico pensar que son extremadamente sensibles a su entorno inmediato. Lo que denominamos autismo puede ser igual, independientemente del entorno, pero las manifestaciones del autismo dependen también del exterior. Por ejemplo, es muy diferente el ser educado en un entorno familiar informado, o recibir la educación en un ambiente estructurado con abundantes estímulos significativos que estar ubicado en una atmósfera negligente o maltratante.


Finalmente el programa de apoyo debe ser diferente con cada persona porque cada familia y cada persona identifica, de hecho, prioridades de intervención diferentes. El modelo de orientación al cliente, compartido por todos los sistemas de aseguramiento de la calidad, obliga a individualizar y acordar conjuntamente el apoyo ofrecido.


Todos estos factores justifican, en suma, la necesidad de una evaluación cuidadosamente individualizada y la propuesta de un plan de tratamiento personalizado.

La evaluación debe obligadamente implicar un esfuerzo pluridisciplinar e integrar la diversa información generada por las diferentes disciplinas médicas, educativas y sociales, en base a definir las necesidades de la persona evaluada.


Desde un punto de vista médico el proceso rutinario debe incluir tanto un examen clínico como las exploraciones complementarias. Los elementos de un examen clínico son la obtención de una detallada historia familiar, historial médico personal e historia del desarrollo, además de las exploraciones médicas, neurológicas y psicológicas de rutina (y la búsqueda especializada de síntomas específicos). Todos estos procedimientos se podrían hacer, aunque raramente se haga, de manera coordinada y amistosa para con la persona evaluada, ahorrando tiempo, coste y molestias a dicha persona y a sus familiares.


Puede ser útil el clasificar las pruebas complementarias en función de su potencial beneficiario, aunque las características fenotípicas o familiares, pueden determinar una modificación del protocolo, por ejemplo, realizando pruebas específicas de ADN para descartar síndromes como el de Angelman o el de Prader Willy.


Algunas exploraciones pueden tener un impacto positivo en el tratamiento de la persona en cuestión, introduciendo, por ejemplo una medicación específica, una dieta o la necesidad de prótesis correctoras. En este primer nivel podemos considerar las determinaciones de hormonas tiroideas, el electroencefalograma, la fenilalanina (cabe recordar que la identificación perinatal de la fenilcetonuria no es rutina en muchos países), los niveles de ácidos úrico, láctico y pirúvico y la exploración conveniente para descartar deficiencias visuales o auditivas.

Otro grupo de exploraciones pueden no tener una repercusión directa sobre la persona en cuestión (aunque es fácil que esto sea únicamente cuestión de tiempo en razón de los avances que anticipamos), pero revestir una gran importancia para el consejo genético familiar. Aquí consideraríamos los estudios de ADN, especialmente el de ADN-FMR1 que permite identificar un síndrome de Fragilidad X, así como el estudio neurológico y metabólico detallado que permita identificar trastornos de base genética que han sido asociados con el espectro de trastornos autísticos como la Esclerosis Tuberosa o la Neurofibromatosis.


Finalmente, en un tercer nivel, se pueden ubicar las pruebas complementarias que no aportan consecuencias prácticas ni para la persona ni para su familia, pero que resulten esenciales para el progreso de nuestros conocimientos científicos. Las pruebas de este tipo serían las nuevas técnicas de neuroimagen, los estudios sofisticados de laboratorio y los análisis de tejidos procedentes de autopsias de personas con autismo. Es fácil predecir que en unos pocos años esta falta de relevancia puede modificarse y el que, por ejemplo, las pruebas funcionales de neuroimagen tengan importancia en el cuidado clínico a la hora de entender funciones preservadas del cerebro, orientar la rehabilitación o guiarnos en los tratamientos psicofarmacológicos.


Las exploraciones médicas deben complementarse siempre con una evaluación psicoeducativa detallada. Afortunadamente contamos ahora con una amplia variedad de pruebas que, convenientemente aplicadas, nos ayudan realmente a comprender las limitaciones y las competencias de las personas con autismo. Son, por tanto, esenciales a la hora de diseñar un plan personalizado de apoyo, así como para controlar los progresos y clarificar el pronóstico. Algunas de estas pruebas, que utilizamos normalmente en la práctica, están descritas en la siguiente tabla:


Después de realizar la evaluación individualizada completa y considerar en detalle los aspectos personales y el entorno familiar y escolar, se puede establecer un plan personalizado de apoyo. Existen en este momento una tendencia creciente y saludable para implicar a los usuarios desde el comienzo en el diseño de su plan de apoyo. Las prioridades de la familia pueden ser diferentes de aquellas establecidas por los profesionales y, para asegurar una colaboración mutua, las necesidades percibidas por aquellos que reciben los servicios deben ser atendidas prioritariamente. Cabe mencionar también que los aspectos de la elección informada y la satisfacción de los usuarios están ganando progresiva aceptación en el terreno de los servicios a personas.

Las familias, los usuarios y los profesionales tienen que afrontar puntos de vista diversos y frecuentemente contradictorios en referencia al tratamiento del autismo. La historia de los tratamientos médicos de trastornos escasamente conocidos está repleta de aparentes curas milagrosas que prontamente caen en el olvido. Todos nosotros tenemos que encontrar el equilibrio necesario para, a la vez que intentamos nuevos métodos de intervención, aseguremos que dichos métodos no revisten peligro, se estudien de manera científica, estén abiertos al escrutinio de otros profesionales y concuerden con el actual estado de conocimiento de lo que sabemos sobre el autismo.

El punto inicial sobre los programas de apoyo a las personas con autismo es que deben de variar con la edad. Todas nuestras necesidades cambian con el paso de los años y las personas con autismo no son diferentes en este aspecto. La edad mental nos informa sobre el nivel requerido de las adaptaciones a realizar, pero la verdad cronológica debe permanecer como la consideración que guía la intervención.


En la mayor parte de las naciones en el mundo, las personas con discapacidades gozan, de acuerdo a la constitución vigente en su país, del derecho al tratamiento y a una rehabilitación que lleve a la máxima participación en la vida normal de su comunidad. En otras palabras, al menos en teoría, las agencias internacionales y las leyes locales ordenan un enfoque integrador activo a la hora de ayudar a las personas con discapacidades. Sin embargo se comprueba que grandes áreas del mundo todavía no reconocen el autismo como una discapacidad específica y este aspecto debe constituir uno de los objetivos clave de las asociaciones internacionales como la OMA (Organización Mundial del Autismo) en colaboración con organizaciones regionales, como ASA (Asociación de Autismo de América) y Autismo Europa.


Después del diagnóstico, deseablemente en una temprana edad, ya que hay un creciente acuerdo sobre el impacto positivo de la intervención precoz, el primer paso normalmente es el de desarrollar un programa para casa con objetivo de ayudar a los padres para que establezcan un entorno facilitador en el hogar. Los ingredientes que normalmente se incluyen como objetivos, se detallan en la siguiente tabla:

  1. APOYO A LOS PADRES


2. TRATAMIENTO DEL NIÑO



Recomendamos a los padres el que permanezcan alertas a momentos que ocurren de manera natural a fin de reforzar estos aspectos y también programar ciertos períodos fijos, cuya duración y frecuencia dependerá de cada niño de su familia, en los que en una atmósfera agradable se trabajen de forma
sistemática. La visitas periódicas a la clínica ayudarán a la hora de aplicar este programa en casa. Otras formas de apoyo pueden ser necesarias, tales como la ayuda económica o el acceso a programas de "respiro", destacándose que estos aspectos no pueden ser considerados como un lujo sino como parte esencial del servicio prestado a la familia.


Evolutivamente el siguiente objetivo se relaciona con el desarrollo de un programa educativo. Normalmente este programa ha de ser establecido en relación con las autoridades y equipos educativos de cada zona. Debe señalarse que es importante el poder acceder a un abanico variado de recursos educativos especiales. Lo que resulta conveniente para un determinado alumno con autismo, puede ser totalmente inadecuado para otro. Como norma general sabemos que todos los alumnos con autismo se benefician y requieren una educación especializada para conseguir su máximo potencial.

El debate frecuentemente se refiere a dónde debe aplicarse esta educación especializada. En algunos casos la clase regular será la mejor opción, mientras que en otros las clases especiales ubicadas en escuelas ordinarias, pueden representar la mejor alternativa. La flexibilidad y la falta de dogmatismo tienen gran importancia cuando se diseñan las políticas educativas para el alumnado con autismo. Sin embargo, el debate real para la gran mayoría de niños con autismo del mundo es el poder acceder a algún tipo de educación especializada, o incluso a algún tipo de educación. Los debates filosóficos sobre las ventajas e inconvenientes de la educación integrada versus la segregada, sólo tiene interés para un pequeño grupo de países del mundo.

Todo ello es lamentable, no sólo desde un punto de vista de los derechos humanos de los niños sino también porque contamos ahora con una excelente tecnología educativa especializada, que es eficaz y que puede realmente impactar en la calidad de vida de los alumnos con autismo. Algunos de los principios más importantes de la educación especializada en el terreno del autismo se enumeran en la siguiente tabla:

Los métodos comportamentales ofrecen un gran potencial y necesitan ser aplicados en muchos casos, pero debe insistirse en que las técnicas conocidas como el análisis funcional y la programación positiva, constituyen el punto de partida y la referencia obligada para una aplicación ética y eficaz de los tratamientos conductuales. No hay espacio, ni tampoco necesidad para el uso de tratamientos aversivos en nuestro campo. La medicación puede ser un elemento importante en el plan de apoyo de algunos casos, aunque en muchos programas eficaces los usuarios están perfectamente apoyados sin necesitar medicación psicotrópica.


La enseñanza de competencias sociales y el apoyo emocional son también elementos esenciales de cualquier programa personalizado. Aunque estos aspectos deben de ser atendidos independientemente del nivel de funcionamiento, hay que aceptar que necesitamos muchos progresos en el desarrollo de metodologías aplicables al grupo más discapacitado de las personas con autismo. Con algunos usuarios, típicamente adolescentes y jóvenes adultos, con mayores capacidades verbales, se pueden utilizar técnicas de asesoramiento y/o de terapia cognitivo-conductual, individual o grupalmente. Es preciso reconocer el efecto positivo potencial de estos tratamientos y no dejar que la historia de abuso psicoanalítico en los primeros años de tratamiento del autismo evite la utilización juiciosa del apoyo psicoterapéutico adaptado para aquellos que lo necesiten.


El plan personalizado de apoyo debe considerar el acceso a mejores oportunidades de vida para las personas con autismo y sus familias. El autismo no desaparece con la edad y es necesario planificar con antelación la atención a las necesidades de los adultos con autismo. Muchos adultos necesitarán una vivienda protegida a lo largo de su vida. De nuevo, el grado de apoyo va a variar de una persona a otra, lo que determina la obligación de contar con un abanico amplio de servicios residenciales en la comunidad, que van desde el apoyo periódico en un apartamento individual, a la supervisión intensiva en hogares de grupo especializados.

Los adultos necesitan educación continuada en este mundo cambiante, de la misma manera que todos nosotros, así como acceso a servicios diurnos que oscilarán desde el empleo apoyado en entornos ordinarios al empleo especial o la asistencia a un centro de día. La filosofía fundamental de estos programas radica en promover la participación del adulto con autismo en la vida de su comunidad, facilitando en que la persona (y sus familiares) recorran el ciclo vital de manera normalizada.


Para hacerlo, necesitamos prestar atención al refuerzo y la promoción de la representación ("advocacy") y de la auto-representación ("self-advocacy"). Dadas las condiciones existentes en la mayor parte del mundo, muchas familias, usuarios y profesionales afrontan importantes retos: acceso limitado o ausente al diagnóstico y la evaluación, escasos materiales publicados en muchas lenguas del mundo, consejo contradictorio de los expertos, elección no informada de las opciones (o ausencia total de opciones) y acceso limitado a planes personalizados de apoyo a largo plazo. La defensa de los derechos y los intereses constituye el primer paso para el progreso.

Nunca hemos sabido tanto sobre el autismo como en estos momentos y cuando se consigue reunir las condiciones favorables de una comunidad con la
colaboración de padres, profesionales y autoridades, el resultado puede ser extremadamente productivo, constituyéndose como modelos de atención que pueden ser adaptados a otras culturas y países. Para finalizar en un tono más positivo, citaremos el ejemplo de GAUTENA, la Sociedad Guipuzcoana de Autismo, donde el esfuerzo conjunto de más de veinte años ha llevado al desarrollo de una red de servicios con un sorprendente grado de penetración en la comunidad.


El programa está apoyado en más del 90% de su coste con fondos públicos y ofrece programas personalizados de apoyo, basados en evaluaciones individualizadas pluridisciplinares, establecidos en conjunción con los usuarios y sus familias y administrados en entornos comunitarios integradores con personal cualificado que se guía por la búsqueda del aseguramiento de la calidad.


Como ejemplo de este compromiso con la calidad, GAUTENA ha recibido el registro bajo la norma ISO 9001 por parte de AENOR, agencia española que acredita los sistemas de aseguramiento de la calidad, y ha sido acreditada recientemente con el sistema de calidad de la Asociación Inglesa de Autismo. Esto debe recordar que dar servicios no es suficiente. Los servicios deben de perseguir la calidad y nuestros esfuerzos deben producir resultados que generen una mejora en la calidad de vida de nuestros clientes y de sus familias.
Para progresar dependemos unos de otros y el apoyo nacional e internacional es y será siempre necesario. Este cibercongreso anuncia la nuevas posibilidades que nos ofrece la tecnología de la información para compartir datos, diseminar la buena práctica y aportar el apoyo emocional que necesitamos para afrontar los retos que compartimos.

Fuentes Biggi, J. LA CALIDAD EN EL APOYO A LAS PERSONAS CON AUTISMO. I° Congreso Virtual de Psiquiatría 1 de Febrero - 15 de Marzo 2000


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