DROGADICCIÒN Y NARCISISMO.

Una visión estructural

Neurosis : sistemas cerrados versus sistemas abiertos

Carlos David Pierini

 

"Nuestro cuerpo no es mas que el

edificio colectivo de muchas almas.

EI efecto soy yo. "

F .Nietzsche, Mas allá del bien y del mal

 

En los casos de familias que consultan por una toxicodependencia severa de alguno de sus integrantes, al igual que en otras patologías narcisistas, el problema trasciende al miembro signado como paciente. Esta situaci6n clínica ha sido repetidamente observada y señalada en psicoanálisis y en otras corrientes psicoterapéuticas. Un campo menos transitado, en cambio, es el de las estructuras míticas que se hacen presentes con características que van mas allá de las vicisitudes del desarrollo libidinal de los individuos que forman parte de los sistemas, de los dilemas de la represi6n y del retorno de lo reprimido. Pero no es patrimonio de las patologías narcisistas lo que voy a intentar describir.

En las manifestaciones neur6ticas clásicas, sin ninguna duda, podemos también encontrar estos fen6menos. Freud (1914b, pag. 71), al señalar las dificultades que ofrecía el trabajo psicoanalítico en los neur6ticos, dice que es ..como si una conducta narcisista [...]constituyera en ellos una barrera con que se chocaba en el intento de mejorar su estado'

El paciente surge como efecto de una estructura mítica que lo precede, de la cual, en mayor o en menor medida, ninguno de los integrantes escapa. Esta estructura es inconsciente y compromete el futuro. Aquello que llamamos destino es la estructura mítica hecha realidad. Al dar cuenta de un pasado, de un presente y un futuro introduzco una visión diacrónica pero, a poco de andar, surgen cuestionamientos que conmueven lo histórico para introducirnos en un campo de fenómenos atemporales. En ese campo el pasado vive en el presente; por lo tanto, no hay futuro, solo podemos encontrar espejismos del pasado. EI pasado al que me refiero no es solo el pasado infantil olvidado que debe ser recordado en el tratamiento psicoanalítico y revivido en la transferencia sino un pasado estructural que produce efectos en el presente. En la medida en que ese ayer actúe hoy con la misma eficacia, como si el tiempo no hubiera pasado, el sistema se mantiene dentro de un orden estable. Tiene algo de estático, de inerte, si lo observamos desde fuera del sistema. La conciencia del paso del tiempo, de la "Flecha del Tiempo" (Sametband, 1994) irreversible, produce un profundo desorden en el sistema, al que se resiste creando una ilusoria atemporalidad. La estabilidad estructural a través del tiempo, donde los cambios son aparentes, tiene en su esencia gran fuerza y desarrolla una actividad tal que afecta la evolución del sistema. Algo supuestamente superado sigue vivo y activo y se hace presente en el sistema. Puede vincularse al pasado individual con su conexión con lo reprimido en un aspecto, pero al mismo tiempo se conecta profundamente con un campo trans-generacional. Levi-Strauss (1958) señala que "el valor intrínseco atribuido al mito proviene de que estos acontecimientos, que se suponen ocurridos en un momento del tiempo, forman también una estructura permanente", que se refiere simultáneamente al pasado, al presente y al futuro. A mi entender, aparece ante nosotros, para que el mito tenga vigencia, el campo de lo no superado, en el sentido en que Freud lo utiliza en su trabajo "Lo ominoso".

En nuestro planteo, una serie de acontecimientos pasados, que pueden tener mayor o menor realidad, se hacen sentir en el presente. Lo hacen, y en este punto acuerdo con Levi-Strauss (1958), "a través de una serie no reversible de acontecimientos intermediarios". Constituyen un "esquema dotado de una eficacia permanente" que nos permite interpretar la estructura familiar o individuaI actual y vislumbrar el grado de compromiso futuro.

EI develamiento de las estructuras míticas, sus leyes inconscientes, los fantasmas de identificación, utilizando una feliz expresión de Alain De Mijolla (1986), y la indagación del campo de lo no superado (Freud, 1919), puede, desde el psicoanálisis, brindar un campo fértil para la investigación.

La identificación

El de por si complejo tema psicoanalítico de las identificaciones se hace aun mas engorroso si tomamos en cuenta que estos procesos pueden transcurrir fuera de las arreas mas conocidas de la teoría psicoanalítica.

Para Freud, esos otros mecanismos de ligazón afectiva, las llamadas identificaciones (1921; cap. VI, pag. 98), eran procesos insuficientemente conocidos. Además, reconocía la identificación como la mas temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona. A propósito de la identificación nos dice: "no es raro que si un objeto debe ser resignado sobrevenga una alteración del yo" (1921) y que, tal como en la melancolía, ese objeto perdido se instala como una sombra en el yo. Podríamos agregar que ese objeto, en determinadas circunstancias, se adueña del yo. El yo es poseído por el objeto. Para Freud que el objeto se instale en el yo puede ser la condición para desprenderse de el, como un primer movimiento para resignar el objeto. Todos estos movimientos, debemos recordarlo, son absolutamente inconscientes y solo perceptibles de manera indirecta. Las operaciones descriptas se dan entre dos instancias: la instancia psíquica inconsciente llamada yo y la instancia psíquica inconsciente llamada objeto (Nasio, 1993).

El carácter del yo, para Freud, es una sedimentación de las investiduras de objeto resignadas, que contienen la historia de estas elecciones de objeto (1921). ¿Que quiere decir Freud con "resignar un objeto"? Creo que se refiere a un complicado proceso que transcurre desde el ilusorio anhelo de tener una "identidad" con el objeto, "ser" el objeto; por lo tanto, nada nuevo ha nacido y el yo no es mas que un reflejo, hasta el logro mas o menos efectivo del nacimiento de un nuevo ser, una vez despejados los fantasmas de identificación.

En las patologías narcisistas severas, a mi entender, el objeto perdido nunca es resignado; vive como un "doble" del sujeto afectado. Esta presencia viva posee un carácter ominoso, y podemos estar de acuerdo con Freud en que este carácter siniestro deriva de que es una formación "oriunda de las épocas primordiales del alma ya superadas, que en aquel tiempo poseyó, sin duda, un carácter mas benigno" (1919, paga. 236).

El doble ha devenido en una figura terrorífica del mismo modo como los dioses, tras la ruina de su religión, se convierten en demonios. Esta identificación o posesión es totalmente inconsciente. En ocasiones, el relato de escenas de la vida por parte de pacientes me ha transmitido la sensación de estar ante un ventrílocuo y su muñeco. Esta misma experiencia la ha descripto De Mijolla (1986): "[...] todo psicoanalista puede llegar a sentir, escuchando a sus pacientes, la muy extraña sensación de que otro distinto de ellos esta expresándose por su boca".

Este objeto perdido pero no resignado, habitando como doble del yo en carácter de superyó, ideal del yo o de Otro yo (que además puede ser múltiple) da vida quizás a un pasado individuaI olvidado; sin embargo, y esto es lo mas extraño, puede dar vida a un pasado de los padres, a objetos perdidos pero no resignados por los padres, que, a su vez, pueden estar conectados transgeneracionalmente a otros objetos, relaciones, personajes o ilusiones perdidas dentro de una estructura mítica que va mucho mas allá de la persona señalada como paciente. Diferentes objetos del pasado familiar son recuperados o es negada su pérdida, a través del paciente señalado o, podríamos denominarlo con mas precisión, la persona afectada contemporánea a la observación de la estructura.

Recuerdo que en una oportunidad fui llamado para realizar una supervisión clínica en una institución psiquiátrica. Un joven había sido internado por problemas de drogadependencia severos y crisis de pánico homosexual. De todo lo relatado por el equipo terapéutico lo que llamo poderosamente mi atención fue que en una tarea comunitaria de expresión corporal y teatro, el paciente se había disfrazado de mujer embarazada. Era llamativo que una persona con pánico homosexual se disfrazara justamente de mujer embarazada. Me pregunté quién era esa mujer. Sugerí al equipo que investigara si la mama del joven había perdido una hija antes del nacimiento del joven internado, intuición que fue confirmada en la reunión posterior. Esta niña había muerto al poco tiempo de nacer y podíamos pensar, como hipótesis, que la mama no pudo resignarse a esa perdida que cayó, como una sombra, sobre su yo.

Pero esto no nos resulta extraño; lo inquietante es ver como ese objeto tiende a hacerse carne en el hijo que nace después de la muerta. Tomando conceptos freudianos podríamos decir que se intenta hacer coincidir forzadamente catexia desiderativa con percepción.

Se pierde la noción de "semejante" para transformarlo en "idéntico". La sombra toma cuerpo como doble siniestro y es percibido por el paciente como un temor de que le griten por la calle "maricón". O sea, que lo vean mujer. ¿Que ocurre entonces? ¿Como podemos entender esta representación teatral trágica? Sin saberlo conscientemente, este joven se veía a través de los ojos de la madre como la niña muerta rediviva en el. Cumplía, de esta forma, con el anhelo de la madre de no haber perdido a aquella hija. Su función en la vida era revivir aquella niña en si mismo. Se desespera, entra en pánico, no sabe como hacer para ser el y no ella. Lo intenta desesperadamente a través de la ingesta de drogas como un acto mágico de autoexorcismo. Algo que se creía superado, como describe Freud en "Lo ominoso", presente en el pasado como una forma de pensamiento omnipotente y de creencias en el inmediato cumplimiento de deseos o en el retorno de los muertos, reaparece. Da cuenta de que aquellas convicciones magico-animistas que se consideraban superadas persisten y se reaniman con renovada fuerza. Los mas asombrosos ejemplos de deseo y cumplimiento aparecen ante nuestros ojos y en nuestra escucha psicoanalítica si nos atrevemos a lidiar con nuestras propias convicciones magico-animistas superadas pero nunca abandonadas por completo. Debemos esforzarnos para no caer en la tentación de hacer interpretaciones que transcurran por el carril edifico que, muchas veces, a modo de señuelo, se presenta ante nosotros como lo ominoso de los complejos infantiles reprimidos (amenaza de castración). En el caso de este joven vemos algo que es ley dentro de los fenómenos que intentamos dificultosamente describir: "Se borran los límites entre fantasía y realidad, cuando aparece ante nosotros como real algo que habíamos tenido por fantástico, cuando un símbolo asume la plena operación y el significado de lo simbolizado" (Freud, 1919; pag. 244) [las bastardillas son mías] .Freud diferencia lo ominoso producto de los complejos infantiles de lo ominoso producto del efecto de aquello que se creía superado.

Dice así: "En lo ominoso que proviene de los complejos infantiles no entra en cuenta el problema de la realidad material, reemplazada aquí por la realidad psíquica. Se trata de una efectiva represión (desalojo) de un contenido y del retorno de lo reprimido".

Creo que en lo "superado-no superado" algo diferente de la represión se hace presente y transcurre mas allá de lo individual y libidinal en el sentido de la teoría de la libido. Freud se acerco temerariamente a los fenómenos que tratamos de describir. Damos otro paso al intentar extender mas allá de la historia individuaI posnatal la actividad y la capacidad de lo no superado para producir efectos. Estos efectos se traducen en actos y actitudes, formas de hablar, tonos de voz, hechos que de pronto no tienen explicación, o enfermedades con compromiso orgánico que, mas de una vez, conducen a la muerte. ¿Quien no ha escuchado o vivido de cerca relatos en los que el hijo muere de la misma enfermedad que el padre o que la madre y a la misma edad? ¿Quien ha escapado al sentimiento ominoso que estos relatos producen? Después de escucharlos revisamos rápidamente nuestra historia tratando de ver si nuestro destino nos depara algo semejante o si escaparemos de el. Lo sobrenatural se hace presente como un poder mas allá de nuestras fuerzas. Konrad Lorenz en un dialogo con Karl Popper en 1983 en su casa de Altenberg, cerca de Viena, comenta en un pasaje: "Existen todavía buenos pensadores que se obstinan en creer que cualquier cosa que resulte inexplicable por fuerza debería ser ipso facto sobrenatural" (Lorenz y Popper, 1995; pag. 54). La cuestión es que lo no superado torna cuerpo. Freud, en un ejemplo sacado de su propia vida, nos muestra su horror al ver su propia imagen en el espejo del camarote del tren en el que viajaba; un viejo desagradable se presento ante el; sorpresa y un cierto espanto invadieron sus sentidos hasta que se dio cuenta del error perceptual; lo superado-no superado tomo cuerpo como doble siniestro en su imagen en el espejo. También se hace presente en el ejercicio teatral en la clínica; el joven paciente revive, a costa de su propia existencia, a la madre embarazada de la niña. En un mágico intento, madre e hijo borran la muerte y el tiempo; los deseos o, mejor dicho, los anhelos ilusorios pueden cumplirse ya que alguien dentro de la estructura esta dispuesto a cumplir con su función. El joven es un mero efecto de estructura, es la confirmación de la existencia de una "doble" alma inmortal que tiene el fin de provocar una "enérgica desmentida del poder de la muerte" (Freud, 1919; pag. 235); trata de mostrar en un acto aquello que no podía ser puesto en palabras. Exhibía dramáticamente el corazón de su problema y el núcleo central de su destino de inexistencia. Su verdadera imagen, su si mismo, no debe aparecer ni en el espejo ni en la vida ya que esto acarrearía la segunda y definitiva muerte de aquella hermanita que, hasta el momento, el sistema ha tratado de mantener inmortal. Vivir su vida fuerza al sistema al trabajo de duelo y a la caída del narcisismo irrestricto.

La labor del analista y su intervención tienen, en este campo, poco que ver con la transferencia en el sentido freudiano. Ya no es solo "revivir en la persona del analista alguna persona significativa del pasado olvidado" sino ser alguien que pueda ver al paciente en su ser a través de la envoltura de identificaciones fantasmaticas y darle la posibilidad de existencia. Trataré, mas adelante, de desarrollar el tema. En el caso del joven internado, la investigación llega a corta distancia entre el sujeto afectado y el fantasma de identificación, pero en otros casos es posible rastrear sus conexiones con otros personajes de la estructura familiar, los ideales que circulan y han sido transmitidos, las influencias culturales de la época, la tradición familiar, la religión, etcétera.

En la estructura podemos hallar , en la vertiente narcisista, aquello que Freud trataría de explicar en "Lo ominoso", como reafirmación y reactivación de convicciones primitivas superadas, convicciones que "acechan la oportunidad de corroborarse", certezas creadas en el campo del narcisismo irrestricto. En este terreno las cosas no transcurren por el campo del deseo y la castraci6n, o del goce incestuoso cercenado por el significante fálico, las leyes no corresponden a aquellas que caracterizan la triangulaci6n edifica. Corno un intento de desmentida de las leyes simbò1icas que esforzadamente los seres humanos tratamos de mantener, se salta por encima de ellas, y en esta creación "transmundana" (Nietzsche, 1872) lo perdido, pero no resignado, con un grito triunfal, se hace presente dando pruebas de que nada se ha perdido y, por lo tanto, nada se perderá. En este "mas allá" transcurren buena parte de 108 fenómenos que llamamos neuróticos, dando a la vida un tinte semejante a lo que Winnicott (1987) describía corno "fantaseo estático".

Mientras el fantasma cobra vida, la existencia de la persona queda relegada a una ensoñación estática. Se hace presente en toda su magnitud la antítesis muerte-vida, mortalidad versus inmortalidad, muerte y resurrección.

Si llamamos deseo al anhelo ilusorio de inmortalidad, podríamos considerar que la muerte es la castración narcisista por excelencia. Sin embargo, al hablar de deseo estamos suponiendo algún tipo de conciencia acerca de que algo se ha perdido, aunque no sepamos bien que; esto hace renacer el deseo de re-encontrar aquello que se ha perdido. En cambio, si hablamos de anhelo ilusorio (Pierini, 1981) o en los términos en que Freud (1921) describe la idealización corno "afán que falsea el juicio", nos encontraremos, a mi entender, con la siguiente situación: el anhelo ilusorio, en el afán de que nada muera, mata el deseo; no hay nada que desear porque nada se ha perdido; esta ilusión de que nada se pierde solamente puede darse mediante un movimiento de idealización del objeto y del si mismo: el objeto es el yo y el yo es el objeto.

Re citado en otros trabajos, por lo dramático y claro que resulta, la palabra de un paciente que padecía una gravìsima drogodependencia; su éxtasis posterior a la aplicación de una inyección o a la inhalación de grandes dosis de cocaína era descripto como un estado donde no sentía ni frío ni calor, ni hambre ni sed ni dolor; toda conexión con el mundo terrenal, doloroso y frustrante para el campo del narcisismo irrestricto, era evitada. Decía Ber, en esos momentos, el hijo del dueño del mundo.

Fundiéndose con el padre-Dios recobraba el narcisismo originario. En sus ejercicios rituales durante los cuales introducía dentro de su cuerpo las drogas, se vestía de mujer y así recreaba el andrógino platónico. En ese encuentro fusional con una mujer lograba un estado regresivo de características fetales. Obtenía de esta forma una identidad con la mujer-madre mítica, imposible de re-encontrar. Podemos pensar que después del nacimiento, al interrumpirse la comunicación tan especial con un objeto automáticamente satisfactor (suministro incondicional umbilical; Rascovsky, 1977), el objeto ex temo es requerido para cumplir con esa fusión, pero ya se ha perdido aquel "objeto coincidente". El nuevo objeto tiene sus "propios rasgos" (Freud, 1895); el anhelo ilusorio de encuentro mediante una identidad con el objeto (no de re-encuentro que señala que algo se ha perdido) es frustrado por el objeto real externo, nunca coincidente. La madre del niño, ese semejante con sus propios rasgos, impide paulatinamente (objetos transicionales; Winnicott, 1987), corno un yo auxiliar inhibitorio (Freud, 1895), la búsqueda ilusoria del objeto coincidente de la alucinación (Pierini, 1981). Sin embargo, esto nunca ocurre con total éxito. Parece que dentro de un sistema hay mecanismos que ingeniosamente reeditan personajes, escenas e historias donde lo aparentemente actual se encuentra habitado por el pasado y, de esa forma, el mundo exterior esta lleno de subjetividades. El presente, por ejemplo, en el caso del joven que se disfrazo de mujer embarazada, esta tamizado por un pasado que, ya antes de su nacimiento, iba a transformarlo en un actor representando activamente una historia escrita por

otros que lo precedieron. Las drogas aparecen, en este caso, corno un elemento destructor dentro de un sistema que lo condena a una estabilidad letal. Es un elemento que aumenta la complejidad del sistema. Si nos despojarnos del prejuicio, tenemos la posibilidad de investigar las diferentes funciones que las drogas pueden tener dentro de una estructura; no siempre deben considerarse corno expresión de Tánatos (quiero aclarar que no esta en cuestionamiento el carácter tóxico químico de las drogas ni las alteraciones orgánicas y psicológicas que pueden producir ); algunas veces, corno en el ejemplo citado, constituyen un signo de desorden constructivo, siguiendo ideas de Ilya Prigogine (1988). O sea, que si la realidad de este joven no es natural sino que ha si do construida desde la irracionalidad del esquema madre - hija muerta - resurrección de la hija en el hijo, nosotros corno terapeutas debemos aprovechar el intento bizarro del joven de reconstruir esa realidad, a través de drogas, y tornar este elemento como un indicador no solamente de Tánatos sino de desorden dentro de un sistema entropico y corno a través de ese desorden se intenta cuestionar el destino escrito por la madre y crear de forma bizarra algo nuevo desesperadamente. Desde lo escrito por la madre, el mundo exterior, en este caso el hijo, es un mundo segregado de lo interior y lleno, por consiguiente, de subjetividades; el hijo es, en consecuencia, oscuramente percibido. Ovidio, el gran poeta y mitografo latino, al describir el mito de Narciso y Eco, nos cuenta que Narciso al ver su imagen reflejada en las aguas dijo: Me encanta y la veo, pero no encuentro, sin embargo, lo que veo y me encanta, tan grande es el error que se apodera de mi amor. En una carta a Fliess (carta n° 150, 12/12/1897), Freud llama psicomitologia a este oscuro mundo interior, de difícil percepción (mitos endo psíquicos), y agrega que esta oscura percepción del propio aparato psíquico "incita a ilusiones de pensamiento que naturalmente son proyectadas hacia afuera, y de manera característica, al futuro y a un mas allá. La inmortalidad, recompensa, todo el más allá son figuraciones de nuestro interior psíquico. ¿Chifladuras? Psicomitologia" ([1887-1904]; pag. 28).

Los anhelos ilusorios de este "aparato psíquico" conducen a estos "errores del amor", donde resulta muy difícil el encuentro con el si mismo.

Estos "trasmundos" nietzscheanos poseen un enorme atractivo; el "odio al mundo, la maldición de los afectos, el miedo a la belleza y a la sensualidad, un mas allá aumentado para calumniar mejor el mas acá" (Nietzsche, 1886), que impregna de un sin sentido a la vida y a lo que el psicoanálisis podría llamar furia narcisistica. F. Nietzsche en Mas allá del bien y del mal dice, además, que "las cosas mas profundas tienen incluso odio a la imagen y al símbolo" (1886; pag. 73). Atravesado el ser humano por esta psicomitologia del mas allá, la vi da pierde sentido. Es un vivir para el "mas allá" que sostiene en orden el sistema. La furia narcisista se opone a lo nuevo.

EI narcisismo irrestricto, donde se es "ideal de si mismo" (Freud, 1914b), sufre su primer colapso con el nacimiento; después, las desilusiones graduales (Winnicott, 1987) van dando cuerpo al yo; al mismo tiempo el crecimiento del ideal del yo impuesto desde afuera como sensor (Freud, 1914b) pone distancia a la ilusión de ser ideal de si mismo; esto da lugar a una existencia vital con la libidinizacion del mundo de los objetos y el lógico transito a través de las vicisitudes del vivir. Simultáneamente, el anhelo de recuperar el mundo mítico arcaico del mas allá, representado, en parte, por el mundo prenatal de la madre arcaica, mundo magico-omnipotente donde no exista, según el decir del paciente anteriormente citado, "ni frío ni calor, ni hambre ni sed, ni dolor ni el frustrante amor", se hace presente una y otra vez. EI odio a lo terrenal, la furia narcisista, se apoya en el rechazo a todo aquello que sea "semejante" pero no "idéntico". Los fundamentalismos religiosos, ideológicos, científicos, culturales, etcétera, probablemente sean expresiones de la furia narcisistica, asentadas en la base de la condición humana.

En estas circunstancias nos movemos en el campo del 2-1 pero no del 3. En este campo no se necesita de un tercero para procrear; madre y niño, niño y madre padecen, utilizando palabras de Levi-Strauss (1958), de "autoctonia". La presencia del tercero produce furia. Es la prueba de que se necesitan dos para procrear. EI tercero funciona corno ideal del yo; este ideal, impuesto desde afuera, "impone una severa restricción" al anhelo de ser el propio ideal de si mismo, o sea, a la fantasía magico-omnipotente de ser yó-ideal-del-yo. Su presencia hace surgir el fenómeno psíquico de la "duda" corno expresión de una inclinación a reprimir y, por lo tanto, con la posibilidad de cuestionamiento del "mas allá".

Debemos recordar algo que Freud señala en el Manuscrito N: "Creer (dudar) es un fenómeno que pertenece por entero al sistema del yó (Cc) y no tiene contraparte alguna en el Icc".

Si esto no ocurre, el mundo se poblara de subjetividades y "la imagen especular proyectada del mundo interior tiene que volver invisible a la otra imagen del mundo que creemos discernir" (Freud, 1913; pags. 88-89). La duda corresponde a la constituci6n de un ideal del yo impuesto desde afuera que cuestiona la propia grandiosidad narcisìstica. Pasamos de la fase animista a la religiosa donde el narcisismo es colocado proyectivamente sobre el ideal del yo (pareja parental Dios). Luego el yo hará sus intentos de unirse al ideal para así recuperar la omnipotencia

perdida (Freud, 1914b); este movimiento podemos encontrarlo en toda su expresi6n en los fen6menos de lider y masas.

La presencia de fantasmas de identificación patológicos en "la persona afectada contemporánea a la observaci6n de la estructura", o sea, la presencia de rasgos, personajes, escenas míticas, ideales, formas de "ser", que lo condenan a una inexistencia, da cuenta de la actividad del campo de lo "superado-no superado", dentro de la estructura. En ella no hay lugar para el ideal del yo estructurante, no hay restricciones.

Recuerdo una entrevista, con una mama de un joven de 14 años; Ana, separada de su esposo desde hacia varios años, preocupada por el mal rendimiento escolar de su hijo, la falta de amigos, sus actitudes violentas hacia su hermana tres años menor, y toda una historia desde pequeño de agresividad hacia sus compañeros de colegio, falta de atención y concentración, decidió consultarme. Algunas opiniones medicas y psicoanalíticas le sugerían la posibilidad de que existiera organicidad en la base de su sintomatologia. Ya en varias oportunidades lo había descubierto tornando medicamentos que había encontrado en el botiquín de la casa. Pero mas allá de la posible relación de sus sintomas con la organicidad, en la entrevista me Ilam6 la atención que Ana se refería a su hijo no por su nombre, sino como "el chico", o "este chico""; recién surgió su nombre cuando se lo pregunte. La tragedia de un hermano de Ana, muerto en un accidente dieciocho años taras y el desastre emocional que produjo en su madre este hecho terrible aparecieron en escena con toda su fuerza. Ana, la mama del joven, trataba de minimizar la repercusión afectiva que ese hecho había producido en si misma, pero su depresión posparto, y una risa repetida y corno fuera de contexto que apariencia en ella en la entrevista, eran, quizá, señales indirectas de su propio drama. Este "chico" sin nombre que despertó mi curiosidad se llamaba Luis, pero a su abuela, desde su nacimiento, le fue imposible llamarlo por su nombre; siempre aparecía un lapsus que fue afianzandose con el tiempo; lo llamaba Esteban, nombre del hijo muerto en el accidente. Ana contaba que en realidad todos en la familia se equivocaban; le pregunte como reaccionaba Luis ante esta situaci6n y Ana respondió que estaba acostumbrado: "no dice absolutamente nada".

EI padre, por su parte (según el relato de la madre), no daba importancia a los problemas de Luis, y cuando la mama quería ponerlo al tanto de las actitudes de su hijo, el papa le respondía con recuerdos de su adolescencia donde el actuaba en la misma forma en que hoy actuaba su hijo; una y otra vez decía que su hijo era igual a el; que tenia los mismos gustos; que se aislaba corno el se aislaba, que era agresivo corno el lo era en su adolescencia, etcétera.

Quiero señalar con este ejemplo clínico, sin descartar otros modos de acercarse y pensar desde el psicoanálisis lo anteriormente expuesto, como Luis pierde su existencia al quedar envuelto por fantasmas de identificación. La problemática del "tener" y del "ser" no son exclusivas del "niño" narcisista que hay en Luis, sino una problemática estructural.

Para la abuela, Luis "es" Esteban, aquel hijo perdido hacia ya dieciocho años; el objeto, como objeto externo, ha sido perdido pero no resignado a nivel inconsciente, en consecuencia, la "imagen especular proyectada del mundo interior de la abuela vuelve invisible la imagen del mundo (Luis) que ella cree discernir. Aquello que se creía superado, un mundo magico-omnipotente, reaparece en la desesperación de la abuela ante la muerte de su hijo; la muerte desaparece en un acto mágico: Ana ha contribuido a convocar al muerto a través del nacimiento de Luis; quizás su depresión posparto tuviera algo que ver con la entrega de su hijo en sacrificio para que se realizara el acto de resurrección.

Ana, además, ve a su hijo como espejo de su ex marido. "Lo miro y es igual en todo", me decía en la entrevista; "se hace inaguantable como el; grita, es agresivo; yo quiero que se vaya a vivir con el padre". En la realidad, Ana se ha separado de Guillermo, su marido, pero intrapsiquicamente el objeto no ha sido resignado y vive a su lado en el cuerpo de Luis, de forma cuasi alucinatoria. Además, describe a un padre que ve a Luis idéntico así mismo; con independencia de que este relato fuese exacto o no, lo relatado nos muestra la tremenda dificultad contra la que debe luchar Luis para tornar cuerpo, tener tridimensionalidad y ser visto corno el que es.

Ante el predominio estructural del pensamiento mágico, fantasmas de identificación de carácter tanatico lo poseen y solo puede debatirse en una desesperada lucha donde la violencia, el aislamiento, la "mala conducta" y las pastillas son quizás intentos de salir de la trampa y volver a nacer corno Luis y no corno reencarnación de Esteban o doble siniestro de Guillermo. Otra vez el desorden corno un espacio de creación. Es, a mi entender, muy importante hacer el diagnostico diferencial entre furia narcisista y violencia corno intento desesperado de romper con el orden impuesto desde el sistema, que impide al sujeto afectado vivir su propia existencia.

En el terreno de lo superado-no superado, ¿podemos hablar de hacer consciente lo inconsciente? Si son fenómenos fuera de lo reprimido, en términos freudianos, ¿que clase de fenómenos son? Freud, en EI yo y el ello (1923), dice que no puede hablarse de una herencia directa en el yo. Agrega: "que se abre el abismo, la grieta, entre el individuo y el concepto de la especie". Pero como el yo, para Freud, "seria un sector del ello diferenciado particularmente" y aunque "las vivencias del yo parecen perderse para la herencia, si se repiten con la suficiente frecuencia e intensidad en muchos individuos que se siguen unos a otros generacionalmente, se transponen, por así decirlo, en vivencias del ello, cuyas impresiones (improntas) son conservadas por herencia". Prosigue: "de ese modo, el ello hereditario alberga en su interior los restos de innumerables existencias-yó, y cuando el yo extrae del ello (la fuerza para) su superyó, quizás no haga sino sacar de nuevo a la luz figuras, plasmaciones yoicas mas antiguas, procurarles una resurrección " (1923; pags. 27, 39 y 40).

Freud, genialmente, intuye la importancia de los fenómenos que intento describir. Vivencias del yo que se repiten con frecuencia e intensidad suficiente en muchos individuos transgeneracionalmente,. en este punto el yo, en alguna de sus partes, es un reflejo. Corno en una galería de espejos, antiguos yoes retornan no de lo reprimido freudiano sino de algo diferente. Freud ubica estos yoes en el superyó, lo que nos hace pensar que mucha de la fuerza del superyó es de carácter mítico. A mi entender, podemos suponer un inconsciente estructural, "mas allá de lo reprimido" en términos freudianos. O sea, un inconsciente que no se corresponde con el inconsciente individual posrepresión. Un inconsciente que tiene que ver no con lo reprimido de una historia individual, sino con la persistencia dentro de la estructura de una forma de pensar que caracteriza al pensamiento mágico y que se creía superada. Pero, surge una duda: ¿debemos llamar inconsciente a aquello que hace sentir sus efectos pero que no tiene que ver con lo reprimido? ¿Podríamos hablar de una represi6n primaria estructural? EI valor terapéutico es, ante estas circunstancias descriptas, hacer consciente lo inconsciente, o poner en evidencia leyes de estructura que convalidan de forma mítica una forma de pensamiento donde se fuerza la desmentida, donde nada se pierde, nada muere y, a través de procesos de metamorfosis, todo logra de una forma u otra una resurrección.

EI yo, sus alteraciones y resistencias

Freud, en el cap. VI de " Análisis terminable e interminable", señala, a mi juicio, la necesidad de explorar este campo mítico transgeneracional con sus leyes.

A1 hablar de "alteraciones del yo" muestra su convicción de que no todas estas alteraciones Son adquiridas durante las luchas defensivas de la edad temprana. Piensa en alteraciones congénitas, predisposiciones y tendencias individuales. Agrega: "no es valido extremar el distingo entre heredado y adquirido [...] entre lo heredado, lo adquirido por los antepasados constituye, sin duda, un sector importante".

Es algo, entonces, heredado, pero adquirido de los antepasados. Freud da cuenta de este inconsciente estructural en el que las resistencias del yo, además de adquiridas en las luchas defensivas, Son hereditarias, transgeneracionales .

Escribe en el articulo antes mencionado que "ello y yo originariamente son uno y no significa ninguna sobrestimación mística de la herencia considerar verosímil que el yo, todavía no existente, tenga ya establecidas las orientaciones del desarrollo, las tendencias y reacciones que sacara a la luz mas tarde [...] [y que] la experiencia analítica nos ha impuesto la convicción de que incluso ciertos contenidos psíquicos como el simbolismo no poseen otra fuente que la trasferencia heredada" y que todo

esto trasciende lo individual para alcanzar la "psicología de los pueblos" (1937, pag. 242).

Se enfrenta, a esta altura de su trabajo, con otras resistencias en campos poco explorados, lo que el llama "Viscosidad de la libido", que en ultima instancia no es mas que "la resistencia al desplazamiento libidinal de un objeto antiguo a otro nuevo" (pag. 243).

En la inmutabilidad, fijeza, relaci6n petrificada con este antiguo objeto, corno una suerte de "entropía psíquica", Freud encuentra una clara señal de una "fuerza que se defiende por todos los medios contra la curación" (1937). Debemos entender la "entropía" en relación con la segunda ley de la termodinámica, es decir, según el concepto de que en "todo sistema físico aislado, incluyendo el universo, aumenta espontáneamente el desorden" llegando a un estado de máximo equilibrio y tendiente a un máximo considerado corno la muerte del universo. Freud se apoyaba para su teoría del instinto de muerte en estas concepciones físicas. El individuo estaría enfrentado Con una fuerza que tiende a la "quietud", a una vuelta a lo inorgánico.

Este aferramiento al pasado, esta entropía psíquica, esta persistencia heredada de contenidos simbò1icos, tendencias y formas de ver el mundo, este yo-ello que resiste a lo nuevo nos coloca ante nuestras propias resistencias frente a lo nuevo y ante un factor central de lo constitutivo, en las llamadas neurosis.

Las neurosis

Siguiendo las ideas de Karl Popper en relaci6n con el concepto de sociedades abiertas o cerradas (1957), quisiera pensar las neurosis como sistemas mas cerrados, como las neurosis narcisistas, o menos cerrados, como las llamadas neurosis de transferencia. También quisiera relacionarlas con los sistemas abiertos y cerrados o aislados de la física, aunque el espacio destinado a este trabajo no me permita desarrollar el tema ampliamente.

En la descripción de Popper, una sociedad cerrada tiene "convicciones mágicas", no admite criticas ni tolera la llegada de lo nuevo. Freud en "Tòtem y tabù" marca la necesidad del desarrollo de la "duda" como condición de la represión y la posibilidad de pasaje del pensamiento mágico al pensamiento religioso en su camino evo1utivo hacia el pensamiento científico. Este pensamiento mágico queda como telón de fondo y aquello que creíamos "superado" esta siempre dispuesto a reaparecer. Las neurosis narcisistas y las llamadas de transferencia, que se mueven en terrenos mas o menos cerrados, con su mayor o menor resistencia a la "curación", termino que desearía revisar , ponen en evidencia una serie de temas de importancia.

El yo neurótico cree ciegamente en "promesas" y "castigos" y las verdades del superyó o del ideal del yó arcaico (yo-ideal-del- yo) como dobles acompaiiantes no se discuten. Esta "idealización" del doble, tal como ocurre en el enamoramiento, es un "afán que falsea el juicio" (Freud, 1921; pag. 106).

Es el estado de la "edad de oro" que nunca cambia, es el estado detenido (1957, pag. 35), estado ideal libre de toda transformación. Es un sistema aislado de máxima entropía.

1. Estabilidad.

2. Rigidez.

3. Tabúes: a) sociales; b) religiosos; c) sexuales, etcétera.

4. El individuo tiene su lugar asignado dentro de la estructura.

5. El lugar es percibido corno apropiado o "natural" porque ha sido dictaminado por fuerzas sobrenaturales. Esto es considerado como "marca del destino".

Se otorga al llamado superyó o ideal del yo esa fuerza superior que gobierna mas allá del yo. Esta fuerza es "proyectada", en el sentido psicoanalitico, por el paciente sobre objetos externos o ideales a los que les adjudica el poder, y de los que se queja y a los que confiere la responsabilidad de sus frustraciones, persecuciones y logros.

La entrada de lo nuevo es vivida con pánico ya que lo nuevo produce "tensión", "malestar" o lo que Toynbee señala corno "sentido de deriva", reacción típica ante la disolución de las antiguas formas tribales de vida social (Popper, 1957; pag. 31) y, fundamentalmente, primitivas formas de funcionamiento psíquico (pensamiento mágico).

Lo nuevo rompe el orden newtoniano. La libertad, como símbolo de la posibilidad de criticar las teorías y los mitos y someterlos a pruebas de falsación (pensamiento científico), produce inquietud, tensión, malestar ante la incertidumbre. Esto seria, a mi entender, a lo que deberíamos aspirar en la terapia psicoanalítica. Podríamos, entonces, llamar curación a esta capacidad de critica.

La teorìa de la relatividad, la teoría cuántica y las nuevas teorías acerca del caos rompieron el orden del universo newtoniano. Ya no es posible predecir con exactitud en todos los ámbitos. La impredicibilidad crea otro tipo de angustia diferente de la angustia neurótica: creo que podemos señalarla corno "angustia existencial".

La desaparición, replanteo o critica de la condición de nacimiento, como a la que había estado condenado dentro de su microsociedad familiar el paciente internado con pánico homosexual al que me he referido, conduce a esta angustia existencial.

Como una sociedad cerrada, la familia había determinado su lugar en la vida, sus derechos y deberes dentro de la microsociedad madre-hija muerta-hijo (paciente). El pánico aparece porque algo del paciente clama por libertad y también porque ese mismo deseo lo aterroriza, puesto que si es libre debe abandonar esa sociedad cerrada a la que ha llegado a "acostumbrarse" y donde se siente "seguro" a pesar del sufrimiento.

Desprenderse tiene el sentido de enfrentarse con la incertidumbre de ver quien es el, que responsabilidades tiene en su destino, que pasa dentro de su medio familiar, que rumbo incierto tomara corno ser humano. En este punto el individuo se encuentra solo y el yo siente, según creo, esa angustia existencial que si no es soportable porque no logra - por múltiples circunstancias - esa "capacidad de estar solo" de la que nos habla Winnicott, lo hace retroceder a su antiguo y seguro encierro.

En el cambio de un sistema cerrado a uno abierto es donde aparecen las mayores resistencias.

Como Freud señala en " Análisis terminable e interminable" (1937, pag. 253), "no es importante la forma en que se presenta la resistencia, si como transferencia o no; lo decisivo es que la resistencia no permìte que se produzca cambio alguno, que todo permanezca como es" [las bastardillas son mias].

Freud tiene aquí la impresión de haber atravesado en algunos tratamientos psicoanaliticos todos los estratos psicológicos y haber llegado "con el deseo del pene y la protesta masculina" a la "roca base" y al termino de la actividad. Desde mi visión, las resistencias mas intensas se refieren a lo intolerable que resulta la angustia existencial ante la incertidumbre de estar solo y ser responsable ante las más simples o las mas complejas decisiones que un sistema o sociedad abierta propone.

El hombre padece, como señala Kant (1784), de una incapacidad culpable. Culpable porque es el generador de su propia incapacidad al necesitar de un tutor y de vivir como pupilo. La sensación de desamparo que produce no depender de un líder, de un tutor, en las estructuras neuróticas, la vemos claramente en esa relación entre el yo, el superyó o el ideal del yo u otro yo que como doble acompaña siempre al sujeto que queda mas o menos sujetado en esa relación. Aunque el doble tenga la crueldad que observamos en la paranoia, asegura al sujeto una compañía incondicional. El doble no lo abandona un momento. De allí la impenetrabilidad del sistema; el doble posee la verdad y conduce al sujeto que ve a través de sus ojos. Hay convicciones. El paranoico no tiene posibilidades ni quiere cuestionar, poner en duda, las afirmaciones del doble-lider-tutor-conductor vivido, por sobre todas las cosas, como protector.

Desde el punto de vista terapéutico, en las afecciones narcisistas graves, este es, a mi entender, el único camino terapéutico posible: intentar que si existe un resto de yó-paciente con capacidad de critica se asocie al yo del terapeuta en la ardua tarea de poner en cuestionamiento las convicciones del doble ideal y la ciega creencia del yo alterado, en las aseveraciones y visiones del mundo de este doble conductor. Los buenos resultados de nuestros intentos se reflejan en el incremento de la confianza en la propia visión del mundo y en el aumento de la capacidad "inventiva y critica".

La conciencia

El trabajo de Freud sobre la conciencia nunca llegó a nuestras manos. No es mi intención aquí desarrollar un trabajo sobre la conciencia, pero creo que, como psicoanalistas, no hemos profundizado lo suficiente en este tema. Voy a plantear, para terminar, algunas consideraciones que creo importantes para el trabajo psicoanalítico.

Nuestra tarea no es solamente hacer consciente lo inconsciente, ni tampoco recordar lo olvidado ayudados por la transferencia, ni aun hacer consciente las leyes de estructura que sustentan la neurosis.

"Habremos interpretado solo para nosotros, no para el analizado, mientras el yo se aferre al defender anterior, mientras no resigne las resistencias [...] resistencias que aunque pertenecen al yo, son empero inconcientes y en cierto sentido segregadas del yo" (Freud, 1937; pags. 240-241).

Creo que debemos considerar esa parte del yo con la que debemos "aliarnos a fin de someter sectores no gobernados del ello" (Freud, 1937). Ese yo puede tener un grado de maduraci6n variable que le permita soportar la "angustia existencial" que un sistema abierto le produce.

Popper llama a ese yo, para nosotros capaz de soportar la angustia existencial, creo entenderlo así, conciencia superior del yo. Es un yo dispuesto a la "evoluci6n" y al cambio. Es el que va a explorar el mundo y lleva a la humanidad hacia adelante, a pesar de todas las dificultades y convulsiones que los cambios producen. Es un yo que se arriesga a una sociedad psíquica y comunitaria abierta, que tiene la capacidad de poner a prueba las teorías y los mitos desarrollados por el yo del sistema cerrado de la neurosis, así corno también diferentes teorías, incluidas las ociales, que tienden a sistemas cerrados, incrustadas en nuestra estructura social. Es un yo que se acerca al pensamiento científico, aunque sabemos que restos de pensamiento mágico perduran y, al decir de Freud, "aquello que se crea superado" esta siempre dispuesto a reaparecer .

Popper señala en la misma línea que "la actitud mágica no ha desaparecido, en modo alguno, de nuestra vida, ni siquiera en las sociedades mas abiertas que ha alcanzado la civilización, y me parece improbable que llegue a desaparecer por completo" (1957; pag. 543, nota 6). Prosigue diciendo que la transición de una sociedad cerrada a una abierta "tiene lugar cuando se reconoce conscientemente, [...l que las instituciones sociales son hechas por el hombre y cuando se discute su modificación voluntaria en función de la mayor o menor conveniencia para el logro de los objetivos y finalidades humanos".

Entonces, en ese vaivén entre pensamiento mágico y pensamiento científico, el yo que lucha por una posición científica, el yo que aspira a ser "inventivo y critico" y en "busca la verdad a través de la critica" (Lorenz y Popper, 1995; pag. 80), el yo que "cree y que duda" (capacidad que, como dijimos en la pag. 843 pertenece por entero al sistema del yo [Cc] y no tiene contraparte alguna en el Icc) es el que debe cuestionar esa tendencia al pensamiento mágico del sistema cerrado donde, corno he dicho anteriormente, "nada muere y, a través de procesos de metamorfosis, todo logra de una forma u otra resurrección".

Debemos considerar y evaluar en las personas que nos consultan y en nosotros mismos esta conciencia superior del yo, y que ambos yoes, paciente y analista, pongan a prueba de falsación las teorías y los itos que el yo neurótico ha construido y que defiende con todas sus armas para permanecer esclavo pero seguro sin importarle el costo. En este punto observamos lo señalado por Freud como aferramiento a la enfermedad y negativa profunda al cambio. Vemos "una resistencia a poner en descubierto las resistencias". Los viejos ídolos siguen, aun en secreto, siendo venerados. EI conflicto y su sufrimiento en las neurosis dan cuenta de la lucha de ese ser humano que intenta, por un lado, dejarla posici6n de pupilo y, por otro, trata de aferrarse a esa posici6n de extrema dependencia; la tarea es, entonces, sacar a luz al ser que, a pesar del terror a vivir sin tutores, anhela escribir su propio destino en libertad.

Resumen

En este trabajo se plantean diversas cuestiones.

- La importancia de las estructuras míticas y su actividad dentro de un sistema, por ejemplo, el familiar .Lo transgeneracional.

- La persistencia del pasado como presente dentro del sistema, más allá del pasadoindividual, manteniendo de esta forma un orden estable.

- La resistencia a aceptar el paso del tiempo, la "flecha del tiempo irreversible", que desordena el sistema. Creación de mundos atemporales ilusorios.

- Importancia y desarrollo del concepto freudiano de "lo superado"; diferencias con "lo reprimido". Su conexión directa con el pensamiento mágico. Su influencia en el contexto social.

- Las identificaciones, las alteraciones del yo ante la perdida de objetos que no son resignados y la anulaci6n mágica de la perdida. Creación del doble como resurrección del objeto perdido.

- Revivencia de un pasado estructural mas allá del pasado individual en el llamado

paciente, considerado como persona afectada contemporánea a la observación de la estructura.

- Casos Clínicos

- Lugar del analista mas allá de la transferencia freudiana. Importancia de reconocer el "ser" del paciente a través de sus identificaciones fantasmáticas.

- Anulación del deseo ante la ilusión de que nada se ha perdido. Deseo versus anhelo ilusorio.

- Movimientos ilusorios entre el yo y el objeto. Subjetivaciòn del mundo exterior .

Ejemplificación clínica

- Mitos endopsiquicos: busqueda de eternidad en un "mas allá". La perdida del sentido de la vida.

- La furia narcisista. EI rechazo de lo "semejante" y la busqueda de lo "idéntico". Su implicancia social.

- Inconsciente estructural "mas allá de lo reprimido" en términos freudianos.

- Importancia del fen6meno de la "duda", actividad exclusiva del yo consciente. La conciencia superior del yo. .

- Las alteraciones del yo heredadas. Lo heredado, adquirido de los antepasados.

Resistencias al desplazamiento de lo antiguo a lo nuevo.

- Entropía psíquica. Persistencia heredada-adquirida de contenidos simb61icos y

resistencia hacia lo nuevo corno factor central de las neurosis.

- Neurosis corno sistemas mas o menos cerrados, siguiendo algunas ideas de Karl Popper.

- El ser humano corno sistema dinámico abierto.

- La posibilidad o imposibilidad de evaluar ontologicamente las teorias y los mitos. La idealización del "estado plat6nico detenido y perfecto". Sistemas cerrados y pensamiento mágico.

- La perdida de la libertad. La "marca del destino".

- EI pánico a lo nuevo y la angustia existencial. Tensión de civilización, malestar de la cultura, sentimiento de deriva.

- El concepto de "curaci6n".

- La conciencia superior del yo versus el mundo mágico del yó-ello inconsciente.

DESCRIPTORES: NARCISISMO / IDENTIFICACIÒN / YO / NEUROSIS / CONCIENCIA / MATERIAL CL1NICO

Summary

DRUG ADDICTION AND NARCISSISM: A STRUCTURAL PO1NT OF VIEW

Neurosis: Closed systems versus open systems

The questions addressed in this paper are the following:

- The importance of mythic structures and their activity within a system, such as

the family. The transgenerational question.

- The persistence of the past as present within the system, regardless of the indi-

vidual past, which maintains a stable order .

- The resistance to accept the passing of time, the "irreversible time arrow", which

brings disorder into the system. The creation of illusory atemporal worlds.

-The importance and development of the Freudian concept of "overcoming" and its differences as compared the "repressed". Its close connection with magical thinking. Its influence upon the social context.

- The identifications and alterations of the ego when faced with the loss of an object which is not resigned and the magical annulment of the loss. The creation of the doubleas a resurrection of the lost object.

- Re-experiencing a structural past regardless of the individual past in the so-called patient, considered as a person who is being affected in some way at the same time that the structure is being observed.

- Clinical cases.

- The role ofthe analyst beyond Freudian transference. The importance ofrecognizing the patient's "being" in different fantasmatic identifications.

- The annulment of desire when faced with the illusion that nothing has been lost. Desire versus illusory yeaming.

- Illusory movements between the ego and the object. Subjectivity of the extemal

world. Clinical example.

- Endopsychic myths. Search for eternity in an "afterlife". Loss ofthe meaning oflife.

- Naicissi~tic fury. The rejection of the "similar" and the search for the "identical".

Their social implications.

- Structural unconscious "beyond the repressed" in Freudian terms. The importance

of the phenOmenon of "doubt", as an exclusive activity of the conscious ego. The supe-

rior consciousness of the Ego.

- The inheri~d alterations of the Ego. The inherited factor, acquired from ancestors.

Resistances to tÌ1e displacement from the old to the new.

- Psychic entropy. Persistence that is inherited-acquired from symbolic contents, and

resistance to the new as a central factor of neuroses.

- Neuroses as more or less closed systems, followingsome ideas of Karl Popper's.

- The human being as an open dynamic system.

- The possibility or impossibility of critically evaluating theories and myths. The

idealization of and "arrested and perfect Platonicstate". Closed systems and magical

thinking.

- Loss of freedom. The "mark of fate".

- Panic of what's new and existential anxiety. Tension in civilization, discontent in civilization, the feeling being adrift.

- The concept of "cure".

- Superior Ego consciousness versus the magical world of the unconscious Ego-Id.

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