Si este deseo coincide con una visita al médico, es habitual que solicite información respecto a los distintos métodos que se anuncian en los medios de comunicación y que pueden estar basados en la meditación, acupuntura, relajación, hipnosis y otras estrategias.
Frente a esta demanda el médico debe disponer de una oferta que ayude al paciente a comprender mejor su problema de dependencia y ayudarle así a superarlo.
Los consejos que pueden servir para reforzar el deseo de dejar de fumar se basan en los conocimientos que se han ido acumulando a lo largo de estos últimos 30 años de publicidad y terapia para combatir el tabaquismo.
En primer lugar, analizar los motivos por los que una persona fuma y diferenciar los tres aspectos que intervienen de forma, en ocasiones, simultánea o aislada.
El primer aspecto es el de la dependencia
física de la nicotina, que se presenta a partir de las 2 horas sin
fumar, surgiendo las manifestaciones provocadas por el deseo, que va creciendo,
y llega a provocar situaciones tensas que sólo se resuelven con
un nuevo cigarrillo. Gente que convive con personas que intentan dejar
de fumar y conocen estos síntomas llegan hasta el punto de decir:
"mejor que fumes", ante la situación de de tensión y nerviosismo
que provoca la ausencia de un cigarrillo.
El segundo factot es la dependencia psicológica,
que está relacionada no únicamente con las sensaciones gustativas
sino que hay que reconocer un efecto apaciguador de la tensión y
la ansiedad. Al abandonar el tabaco, en algunas personas se presentan signos
de depresión, e incluso casos que manifiestan perder la concentración
para trabajar, en especial escritores y artistas.
El tercer aspecto y fundamental es lo
que podemos denominar el entorno en el que nos relacionamos en la vida
cotidiana. Es constante la tentación y posibilidad de recaída
si después de una buena comida la mesa es compartida por fumadores,
o bien si en una sala de juego se respira el humo del tabaco. En este mismo
capítulo cabe incluir situaciones como fumar al conocer un grave
contratiempo, donde el cigarrillo actúa como una forma de escape
de la realidad.
De esta forma, cuando estamos ante un
fumador que quiere dejar de hacerlo hay que explicarle cómo actúan
estos tres fenómenos que le influyen en su deseo de fumar y que
deben combatirse de forma simultánea.
En este punto de la entrevista hay que
establecer el diagnóstico de la severidad del tabaquismo con las
clásicas preguntas acerca del del grado de consumo y las circunstancias
en que se producen, lo que nos permite orientar nuestra estrategia. A continuación
le ofreceremos la posibilidad de responder a los siguientes tests de valoración
y poder conocer así el grado de dependencia, de motivación
y las posibilidades de éxito.
La dependencia psicológica es más
difícil de cuantificar, aunque se considera útil el llamado
test de Richmond, que hace referencia a la motivación que tiene
el paciente para dejar de fumar. La imposibilidad de realizar un trabajo
determinado o la falta de concentración pueden llegar a ser muy
determinantes para evitar la recaída. En algunos casos es interesante
recordar la posibilidad de utilizar antidepresivos, cuando la situación
lo requiere.
Para conocer la dependencia física
se utiliza el llamado test de Fagerström, cuya puntuación
de 0 a 10 nos informa de la intensidad del fenómeno. Dando por supuesto
que esta dependencia está relacionada con los efectos de la nicotina,
el tratamiento se basa en el aporte sustitutivo a base de nicotina en chicles
o parches cuya dosificación se hace en función del resultado
del test.
¿Cuánto tiempo pasa desde
que se levanta hasta que fuma el primer cigarrillo?
De 9 a 10 puntos: máxima
Entre 7 y 8: grande
Entre 5 y 6: moderada
De 0 a 2: sin
¿Le gustaría abandonar el tabaco si fuera fácil?
Interpretación:
Menos de 5 puntos: Poca Motivación
De 6 a 8 puntos: Mediana
Más de 8 puntos: Buena
Fuente: Jano 28 de mayo-3
de junio 1999. Vol. LVI Nº 1302
Ramón Estopá Jefe de Sección de Neumología.
Hospital de Bellvitge-Princeps d'Espanya.