UN FUTURO POR RECORRER
Como comentaba en el capítulo anterior, siento una gran alegría, porque es mucho lo que tengo para compartir.
Veo que se me abre todo un futuro, donde los miedos van siendo sustituidos por la esperanza. Hace tiempo que dejé el grupo. Al principio sentía que me ahogaba. No sabía si las cosas saldrían, como tampoco sabía cuál sería mi próximo paso. No sabía tomar decisiones; me enseñaron a consultarlo todo antes de decidir. Era un niño pequeño.
Algo que me ha dado seguridad ha sido poner todas mis fuerzas en todo lo que hacía. Y no sólo seguridad, sino también más fuerzas para apostar por el paso siguiente.
Sé que dirán de mí que no soy feliz, porque no estoy con Dios, etc. Pero lo soy, porque Dios no es propiedad privada de ningún grupo ni vendible a cambio de un sometimiento a unos líderes concretos. Estoy con Dios y sé que Dios está conmigo. Nada más lejos de la realidad y más cerca de la locura que afirmar que estar con Dios es estar con o dentro de un grupo, porque ellos son: los salvados, los elegidos, los mejores o lo que quieran llamarse.
Se me abre un futuro y se me cierra un pasado. Un pasado muy "arado"; y un futuro con un montón de semillas para sembrar muchas y diversas cosas, para despertar ilusiones y promover entusiasmos. ¿Por qué no todos?