PARA MAYOR INFORMACION O PEDIDOS...

En esta pagina pretendemos mostrarle algunas Recetas para preparar Rock Cornish...
-Ofrecerle Productos como:
*Pato de Importacion.
*Codorniz.
*Pavo.
*Y porsupuesto, Rock Cornish.

Al final un Relato muy interesante llamado:
GASTRONOMIA EL ULTIMO DE LOS PLACERES.

ROCK CORNISH,asado con salsa de chile poblano,(Pollito de Leche.)

-10 ROCK CORNISH,de menos de 1/2 kilo.Aceite de oliva (el necesario) 1 1/2 cucharadas de sal 1 cucharadita de pimienta Para la salsa de chile poblano. 80 gramos de chiles poblanos asados, pelados y desvenados 125 gramos de salsa de tomate fresadilla 3/4 taza de caldo de pollo concentrado (puede ser del enlatado) 1 cucharada de hojas de cilantro secas 1/4 cucharadita de sal 1 1/2 cucharadas de aceite de oliva Salsa picante al gusto (opcional) Preparación: Quite el espinazo del pollo con un cuchillo filoso y descártelo; enjuague y seque. Ponga el pollo con la piel hacia arriba en la superficie de trabajo; aplánelo presionando sobre los huesos de la pechuga con la palma de la mano. Barnice completamente la superficie del pollo con aceite de oliva. Mezcle la sal y la pimienta en un tazón pequeño; con esta mezcla condimente el pollo. Aselo en un asador precalentado de 10 a 12 minutos con el lado de la piel hacia abajo; voltee el pollo y áselo de 12 a 14 minutos adicionales o hasta que el jugo salga claro cuando se pique; retire del asador y conserve caliente. Para hacer la salsa de chile poblano, mezcle todos los ingredientes en una sartén y revuélvalos bien. Ahora caliente esta mezcla a fuego lento hasta que hierva; deje hervir a fuego lento durante 10 minutos. Retire la mezcla del fuego y muélala en la licuadora; transfiérala a un tazón grande. Si lo desea, puede agregarle a esto la salsa picante para que pique un poco más. Una vez hecha la salsa, incorpore a ésta el aceite de oliva, revolviendo muy bien. Sirva el pollo sobre una fuente hecha con esta salsa.

Pollo de Leche,(ROCK CORNISH.)en salsa de champiñones.

-10 pollitos de menos de 1/2 kilo. Mantequilla derretida (la necesaria) 2 cucharadas de sal 1 cucharada de pimienta Para la salsa: 90 gramos de mantequilla 125 gramos de champiñones rebanados 1 cebolla chica finamente picada 1 cucharadita de ajo finamente picado 1/2 cucharada de hojas de tomillo secas 45 gramos de harina 1/2 litro de crema espesa 1/8 taza de jugo de limón 1 cucharadita de sal 1/2 cucharadita de pimienta blanca Preparación: Lave los pollos todavía congelados y séquelos muy bien; póngalos en un refractario con la pechuga hacia arriba y barnícelos con la mantequilla. En un tazón pequeño mezcle la sal y la pimienta; condimente con esta mezcla los pollos. Métalos al horno a 175 grados centígrados durante una hora con 20 minutos o una hora y media, hasta que el jugo salga claro cuando pique el pollo. Bañe ocasionalmente con el mismo jugo de la carne o con la mantequilla durante el tiempo de cocción; retire del horno, pero conserve caliente. Para hacer la salsa, en una sartén grande a fuego medio saltee en la mantequilla fundida los champiñones, la cebolla, el ajo y el tomillo, hasta que se acitrone la cebolla. Agregue la harina a esta mezcla y revuelva bien; cueza a fuego lento de cinco a ocho minutos, o bien, hasta que el sabor de la harina cruda haya desaparecido. Gradualmente, agregue la crema espesa a la mezcla de champiñones; revuelva constantemente y deje hervir a fuego lento de cuatro a cinco minutos, o hasta que espese la salsa. Agregue a la salsa el jugo de limón, la sal y la pimienta blanca; revuelva bien; retire del calor y conserve caliente; sirva el pollo sobre la salsa de champiñones.

Pollo de Leche,(ROCK CORNISH.) con hierbas italianas.

-10 pollitos de menos de 1/2 Kilo. Aceite de oliva (el necesario) 1 cucharada de hojas de albahaca secas 1 cucharada de hojas de orégano secas 1 cucharada de hojas de tomillo secas 1 cucharada de romero secas 1/2 cucharada de sal 1/4 cucharada de pimienta negra Preparación: Lave los pollos todavía congelados y séquelos muy bien; póngalos con la pechuga hacia arriba en un refractario y barnícelos con el aceite. Aparte, combine todas las hierbas, la sal y la pimienta en un tazón; mezcle bien y espolvoree esta mezcla sobre los pollos. Métalos a hornear a 175 grados centígrados por una hora con 20 minutos o una hora y media, o hasta que el jugo salga claro al picar el pollo. Bañe ocasionalmente con el mismo jugo de la carne o con aceite de oliva durante el tiempo de cocción; retire del horno y conserve caliente.

Gastronomía (el último de los placeres): Por Alma Guillermoprieto

En recuerdo de Galo Gómez

La antigua necesidad de comer lo que está de temporada la suplieron los supermercados con su surtido globalizado y perenne. Quién sabe de dónde sacarán el cuitlacoche en marzo, pero cuitlacoche hay, y duraznos en diciembre también.

Y aunque en México no ha llegado ni como turista un solo salmón vivo jamás, ya podemos comer pescado color de rosa aquí también, y todo el año. Y sin embargo sabe mejor el cuitlacoche en julio, y el salmón en su lugar.

No se trata solamente de la frescura de los ingredientes: el clima en sí, y los rituales de cada temporada, le dan tanto sabor al guiso como la sal.

Es verano en París, y en estos días de calor abrasante sólo se le ocurre pedir el foie gras del menú al más despistado turista. Es invierno en Santiago de Chile, y los comelones se debaten: ¿un congrio frito con papas y un buen vino tinto en el boliche de la esquina para hacerle contrapunto al frío? ¿O será mejor entregarse de plano al espíritu de la helada llovizna? En ese caso toca embufandarse e irse a instalar en un puesto del mercado Central para regalarse con una docena de ostras fresquísimas y un vino blanco bien frío.

Así, sabiamente, el mismo paladar pide combinar los placeres de la mesa con el clima. El foie gras exige el invierno _la neblina, las luces festivas en los aparadores, las agudezas del apetito acicateado por la primera helada_ para entregarnos su lento, mantecoso esplendor. En Madrid un gazpacho sí hace el verano, pero sin el verano_sin la opulenta madurez del jitomate, el complicado perfume del ajo nuevo, la frescura recién estrenada del cohombro_ esta gloria helada sabe a cáscaras rescatadas de la basura del día. Quien pida una sopa de cebolla gratinada en los calores del agosto francés es un pervertido. Quien deje de pedirla en noviembre también. (Esa otra manera que practican los chilenos de convivir con las estaciones yéndose a comer ostras frías en pleno invierno tiene que ver no con la perversión sino con la poesía y el chamanismo: comer unas ostras presentadas en su cama de hielo es entrar en comunión con la temperatura, el color y el exacto sabor del mar Pacífico invernal; beber vino blanco ligero y helado es convertirse en lluvia.)

En México tenemos solamente dos estaciones _lluvia y secas_ y ahora, en San Cristóbal de las Casas, donde me encuentro, llueve. Llueve con magníficos efectos teatrales _relámpagos, nubarrones_ y con frío. Es una lluvia que inspira a inventar chimeneas, chales y sopas, y fue precisamente al lado de una chimenea chisporroteante, envuelta en un chal, oyendo al cielo derrumbarse del otro lado de la ventana, que me sirvieron una sopa tan reconfortante, tan perfectamente calibrada a la temperatura y al ambiente, que dan ganas de que llueva todo el año para poder seguirla disfrutando. Es la clásica sopa de pan coleta, o sancristobalense. Según doña Asunción Trejo, que fue quien la preparó, a pesar de que es sencilla se sirve en los cumpleaños y los domingos. Es costumbre por estos lados servirla junto con un mole, pero así como me la ofrecieron en una cena, sin más acompañamiento que un vino, me pareció inmejorable.

Para prepararla igual que Doña Asunción habría que conseguir un poco de manteca de cerdo, un buen caldo de guajolote y bolillo del mejor (esto último es clave, porque si no, uno acaba cenando sopa de algodón mojado, pero últimamente yo sólo encuentro buen bolillo en provincia). Claro que también harán falta el aguacero, la chimenea, y hasta un dolor de estómago como el que yo traía, para sentir cómo se esfuma a la segunda cucharada. Con esto entramos de nuevo en el tema del clima y los ingredientes. Pero ya se sabe que las más de las veces leemos una receta para saborear no el guiso, sino la fantasía.

SOPA DE PAN DE DOÑA ASUNCIÓN
(PARA CUATRO PERSONAS)
ò Tres bolillos rebanados en rodajas gruesas y bien tostadas.
ò Tres huevos duros, cortados en rodajas.
ò Dos zanahorias grandes, peladas y rebanadas al sesgo.
ò 100 gramos de chícharo pelado y limpio.
ò 100 gramos de ejote, limpio y rebanado finito, al sesgo.
ò 250 gramos de jitomate picado.
ò Media cebolla picada.
ò Dos cucharadas de manteca de puerco.
ò Un litro de caldo de guajolote, que habrá hervido a fuego lento quince minutos con:
ò Una rajita de canela.
ò Una ramita de orégano del jardín.
ò Una pizca de tomillo.
ò Una pizca de pimienta negra.
ò Dos cucharaditas rasas de azúcar.
ò Se cuecen las verduras, de preferencia al vapor, hasta que queden tiernas.
ò Se sofríe el jitomate con la cebolla en la manteca y se alistan los demás ingredientes de manera que todo esté al hervor a la hora de ensamblar la sopa.
ò Se colocan las rodajas de pan tostado en capas en el fondo de una cacerola de unos treinta a cuarenta centímetros de diámetro. Deben quedar de tres a cuatro capas de pan. (Mientras más gruesa sea la cacerola, mejor, para que conserve el calor de la sopa.)
ò Se distribuye la verdura cocida encima del pan y se colocan al final las rodajas de huevo.
ò Se vierte encima el sofrito de cebolla y jitomate y se baña todo con el caldo hirviendo. Se sirve inmediatamente. Se me ocurre que en el DF, donde hace menos frío, no estaría mal tener ya en la mesa una ensalada de lechuga, jitomate y aguacate.

Alma Guillermoprieto. Escritora. Entre sus libros, Samba (Knopf, 1990)
y The Heart that Bleeds (Knopf, 1994).

Surtimos a cualquier lugar,,

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-Y Gran Variedad de Aves Finas....

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