No 2680

Martes, 25 de mayo de 1999

Reunión para máximos responsables de mayo  EParte 1 de 3

 

EL ESPÍRITU DE MAESTRO Y DISCÍPULO,

FUENTE DE ILIMITADA FORTALEZA

 

(A continuación se transcribe el discurso pronunciado por el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, durante la trigésimo tercera reunión para responsables de sede central, en conmemoración del 3 de mayo, Día de la Soka Gakkai, realizada en el Centro en Memoria del Presidente Makiguchi, Hachioji, Tokio, el 1 de mayo de 1999.)

 

¡Los felicito por el 3 de mayo, Día de la Soka Gakkai! ¡Y un feliz Día de las Madres de la Soka! ¡Quisiera celebrar un día tan especial con mis queridos compañeros de fe, de todo el mundo y del Japón!

¡Bravo por la Soka Gakkai!

¡Bravo por la División de Damas!

¡Bravo por todos los miembros de la SGI!

¡Y, muy especialmente, bravo por los miembros de la División de Artistas que hoy nos acompañan!

¡Qué grandiosas son las actividades que hacemos en la SGI! Rebosan de canciones, poesía y diálogo; nos permiten estudiar esta filosofía y ampliar nuestro círculo de amigos. De todas ellas, siempre nos llevamos algo. Todas son parte de nuestra práctica budista. Cada esfuerzo que hacemos se convierte en una mayor fortaleza. Mediante nuestras actividades de la SGI, naturalmente nos vamos forjando como individuos de personalidad sólida y completa. No puede haber nada tan espléndido como esto.

 

Hora de dialogar

 

Hemos ingresado en una etapa en que el diálogo cobrará cada vez más importancia. Ya terminó la época de las órdenes unilaterales, emitidas desde arriba. En nuestra organización, es anacrónico que los responsables le hablen a la gente de manera unilateral y vertical. Somos todos seres humanos, personas comunes y corrientes. El Budismo se basa en el principio de que todos somos iguales. Yo creo que las reuniones de la SGI deben ser un encuentro de compañeros de fe que se relacionan entre sí con verdadera amistad, codo a codo, deseosos de dialogar y de disfrutar de las actividades.

 

Profundizar en las raíces de la fe

 

En un día como hoy, 1o de mayo, pero de 1278, Nichiren Daishonin le escribía así a una de sus seguidoras:

 

Aunque el Sol y la Luna caigan sobre la Tierra y aunque el monte Sumeru se desplome, no hay duda de que las mujeres [que abrazan el Sutra del Loto] lograrán la iluminación. ¡Qué alentador! ¡Qué tranquilizador!

 

Es la promesa que hace el Daishonin a las mujeres que practican la Ley Mística: todas manifestarán, sin falta, la Budeidad.

En un gosho destinado a otra seguidora, Kubo-no-ama Gozen, el Daishonin escribe:

 

En este mundo turbulento [donde abundan las persecuciones], en este mundo que nos hace pensar en el viento que ulula y sacude las hierbas o en el rayo que pasma de terror a los hombres, es sorprendente que usted haya mantenido la confianza en mí.

Se dice que si las raíces son profundas, las hojas no se marchitarán; si en el fondo de la vertiente hay una piedra preciosa, el cauce jamás se secará. De la misma manera, su fe siempre es joven y resuelta, probablemente porque las raíces de su fe son profundas, y porque la joya de la convicción valerosa esplende en su corazón. ¡Qué admirable y digno de respeto!

El Daishonin a menudo elogia la fe valerosa de sus seguidoras. Hoy, las destinatarias serían ustedes, nuestras valiosas miembros de la División de Damas. Espero que vivan con la total tranquilidad de que el Buda original está elogiando su esfuerzo de todo corazón. Son las mejores del mundo, y las mejores del universo. ¡Espero que tengan un maravilloso Día de las Madres de la Soka Gakkai!

 

A las madres, en su día

 

Ayer [30 de abril], mantuve un diálogo informal con representantes de la División de Damas. Durante esa reunión, se presentaron varias propuestas. La primera fue: 1) “¡Que el 3 de mayo, día de las Madres de la Soka Gakkai, todos los maridos entreguen un regalo a sus esposas! E Señores aquí presentes, ¿qué opinan de esto? Ya que sus risas parecen aprobar la propuesta, me siento tentado de pedirles que me mantengan informado y, luego, me cuenten cómo les fue. ¡Y no se olviden: si no cumplen la promesa que acaban de hacer, se descalifican a sí mismos como líderes!

Sea como fuere, quiero pedirles a los señores y a los jóvenes que respeten y valoren a las miembros de la División de Damas. Espero que tengan la consideración de obsequiarles con algún pequeño regalo que muestre su agradecimiento, sea lo que fuere. Recuerden que el corazón es lo más importante.

En esa reunión de la que les hablaba surgieron otros tres puntos: 2) “En el Día de las Madres de la Soka Gakkai, los maridos e hijos tienen que hacer todo lo que sus esposas y madres les digan E ¡Eso significa todo el día, desde la mañana hasta la noche! 3) “Ese día, los maridos deben orar especialmente por la salud y la larga vida de sus esposas E Y 4) “Ese día, los hombres deberán asumir la responsabilidad en todas las actividades: propagar, repartir el Seikyo Shimbun, solicitar nuevas suscripciones, organizar y planificar reuniones... para que las mujeres puedan, realmente, descansar E

¡Aunque hoy no voy a promulgar estos cuatro puntos con fuerza de ley, espero que todos los caballeros hayan captado seriamente su espíritu y lo pongan en práctica!

Aunque sea ese día, por favor, agradezcan a las señoras de la División de Damas por su esfuerzo, despidan con agradecimiento a cada una de ellas cuando se alejan de los centros comunitarios o de los lugares de reunión, rumbo a sus hogares. Un hombre debe tener esa clase de magnanimidad.

 

Un nuevo edificio para la Universidad Soka

 

Sobre la hermosa colina cubierta de vegetación que hay enfrente y que se puede ver desde el Centro en Memoria del Presidente Makiguchi, se acaba de finalizar la construcción del nuevo edificio principal de la Universidad Soka. Mientras tanto, en los Estados Unidos, sigue a paso firme la construcción del nuevo predio que dará motivo de orgullo a la Universidad Soka de los Estados Unidos, en el condado de Orange, California. Ambos palacios son fruto de su sincero apoyo. Quiero darles las gracias, con toda humildad y desde lo más profundo de mi corazón.

Ayer, la compañía constructora entregó formalmente el edificio terminado a la Universidad Soka, en una ceremonia especial. Supe que, desde el sitio más alto, que es el decimoctavo piso, se pudo apreciar la cumbre nevada del monte Fuji. Por la noche, una bellísima luna llena iluminó este flamante templo del conocimiento. Fue, sin ninguna duda, una escena digna de quedar retratada en un cuadro.

 

Contemplar el firmamento

 

Mañana [2 de mayo], nuestro planeta más cercano, el rojizo Marte, estará muy cerca de la Tierra, a unos 86,5 millones de kilómetros. Hace muchas décadas, recuerdo haber escrito en mi diario [un 7 de setiembre de 1956] sobre otro tránsito de Marte, más cerca todavía, a 56,5 millones de kilómetros.

Ese año, 1956, se llevó a cabo la gran campaña de Osaka que convulsionó a la sociedad japonesa y le hizo exclamar que lo imposible se había hecho realidad. Asumí la responsabilidad de esa campaña y me puse de pie por propia decisión. Todos decían que estábamos peleando una batalla perdida de antemano, y que no teníamos ninguna posibilidad de vencer.

Yo siempre he ido a los lugares más difíciles y me he puesto a actuar, para obtener los resultados más sorprendentes. La fe depende de la práctica. Las personas que no pueden esforzarse en lo concreto con seriedad, las personas que se abren paso en la vida a fuerza de astucia y de maniobras hábiles no son dignas de ninguna confianza.

 

Inseparabilidad entre maestro y discipulo

 

Al segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, le produjo una felicidad muy especial nuestro triunfo resonante en Osaka. “¡Daisaku, hiciste un trabajo estupendo! E me dijo. En cambio, la campaña de Tokio terminó en una derrota. Mi oración se centraba en una sola cosa: proteger al presidente Toda. Apoyé firmemente a mi maestro, durante un período muy difícil, que llevó a sus empresas al borde de la quiebra. Pagué una por una las cuantiosas deudas que cayeron sobre él. El presidente Toda confiaba en mí con todo su corazón. Me decía: “Daisaku, gracias. Me has salvado la vida. Gracias a ti, puedo cumplir mi misión como presidente de la Soka Gakkai E

No bien terminó la campaña de Osaka, inmediatamente me lancé a la campaña de Yamaguchi. El señor Toda quería asegurar las bases en ese lugar, cuna de la Restauración Meiji (1868). Y me confío esta tarea a mí. “Te ocuparás tú, ¿verdad, Daisaku? E“Sí, maestro. Cuente conmigo. E Fue algo que se decidió en un instante.

 

[La campaña de Yamaguchi se llevó a cabo a lo largo de tres meses: entre octubre y noviembre de 1956, y luego, durante enero de 1957. A fines de setiembre de 1956, antes de que se lanzara la campaña, la Soka Gakkai tenía 459 familias en dicha región. A fines de enero de 1957, la cifra casi se había multiplicado por diez: 4073 familias.]

 

Los miembros de la Soka Gakkai en Yamaguchi habían ascendido a más de cuatro mil familias, y en un solo mes, en Osaka, se habían sumado a la organización 11.111 hogares.

Todo depende del liderazgo de la figura central y de la oración resuelta al Gohonzon. Cuando uno ora al Gohonzon por concretar realmente el kosen-rufu, por dar una verdadera prueba que demuestre la validez de las palabras de su maestro, y por darle alegría a su mentor, entonces los resultados se producen sin falta.

La práctica del Budismo de Nichiren Daishonin está dedicada al logro del kosen-rufu. La fe genuina no se encuentra en ningún otro lugar, sino en nuestra contienda por realizar esta causa. Otra cosa esencial en el Budismo de Nichiren Daishonin es la relación de maestro y discípulo centrada en el kosen-rufu. Cuando el corazón del maestro y el del discípulo son inseparables, no hay oración que quede sin respuesta.

En esas campañas de Osaka y de Yamaguchi, lucharon a mi lado muchos compañeros de fe. Las circunstancias eran muy desfavorables. Tenía que cubrir mis propios gastos de transporte. Trabajaba y me esforzaba incansablemente, mañana, tarde y noche. Tenía veintiocho años, y todas mis energías juveniles estaban puestas en el logro del kosen-rufu. A veces, llegaba tan exhausto a mi casa, al término del día, que caía literalmente desplomado en el vestíbulo y no tenía fuerzas siquiera para quitarme los zapatos.

Miraba las estrellas platinadas de la Vía Láctea y pensaba: “Estoy preparado para morir en cualquier momento E Con esa determinación, luchaba yo. Así construí un cimiento tras otro, para consolidar el kosen-rufu.

No ha sido una empresa fácil, de ningún modo, sino una historia de durísimo trabajo y de severas pruebas. La SGI hoy es una organización aclamada, pero se construyó a costa de luchas reales y concretas. Espero que nuestros jóvenes sucesores jamás den este desarrollo por sentado y que nunca supongan que todo esto se logró fácilmente, sin esfuerzo, porque no fue así.

 

La tierra de nuestra misión

 

Nichiren Daishonin escribe:

 

La asamblea donde se predicó el Sutra del Loto era tan inmensa que cubría no sólo todo el sistema planetario principal, sino también cuatrocientos miles de millones de asamkhyas de mundos. Los bodhisattvas, las personas de los dos vehículos, las personas de Humanidad y Éxtasis, y las ocho clases de seres no humanos que poblaban dichos mundos, todos recibieron el deseo de El Que Así Llega y atesoraron el deseo de difundir el Sutra del Loto en los lugares en que cada uno vivía.

 

La magnitud del pensamiento budista es enorme: abarca el universo. Estoy seguro de que si pensadores de la talla de Bergson, Kant, Hegel o Marx hubieran conocido la gran filosofía universal de Nichiren Daishonin, todos se hubieran sentido impactados y la hubieran valorado muchísimo.

En contraste con la magnitud gigantesca del Budismo, ¡qué pequenos e insignificantes son el poder y la fama mundanales!

Entre todos los astros que pueblan la inmensidad del espacio, hemos elegido este planeta como punto en el cual nacer, para poder propagar la Ley budista. Es fundamental que cumplamos dicha misión. Sigamos actuando decididamente, en bien de la humanidad, de la paz, de la felicidad y la prosperidad de todos.

 

Aprender de los clásicos chinos

 

Durante mi juventud, el presidente Toda me instruyó sobre los clásicos chinos. Era uno de sus tópicos predilectos, aun cuando su especialidad eran las Matemáticas. Hay numerosas citas que recuerdo haber estudiado con él. Por ejemplo: “El mundo entero está manchado. Sólo yo soy puro E Todavía recuerdo al señor Toda pidiéndome que nunca me apartara de esta conciencia. La única forma de vivir con pureza es basarnos en la fe, basarnos en la Ley Mística. La cita que mencioné corresponde a un poeta estadista del período de los Reinos Combatientes (475-221 a.C.), conocido como Ch’ü Yüan (Qu Yuan), de la antigua China.

Otra cita memorable es: “La persona de corazón bondadoso y mente serena atraerá espontáneamente cientos de beneficios a su alrededor E Son palabras de una obra llamada Caigentan (Discursos de raíces vegetales), escritos por Hung Yingming, de la dinastía Ming (1368-1644).

Desde el punto de vista del Budismo, esa “mente serena E corresponde al estado de Tranquilidad, mientras que el “corazón bondadoso Ecorresponde a invocar Nam-myoho-renge-kyo con espíritu renovado y vivaz. Cuando uno hace daimoku de esta forma, su vida se rodea naturalmente de cientos de beneficios.

Y luego están los versos del poeta Mei Yao-Ch’en (Mei Yaochen) de la dinastía Sung septentrional (960-1127): “¿Por qué buscar el honor efímero? Uno debería aspirar a ser conocido durante mil años E

Hay otra cita del filósofo chino Mencio (371-289 a.C.) que el presidente Toda me urgía a memorizar. “¡Daisaku, éste tiene que ser tu espíritu! E me decía. Y eso fue lo que yo intenté hacer. La cita era: “Si uno ve que está en lo correcto, tiene que avanzar aun contra miles de oponentes E

A mis veintitantos años, estudié estos y muchos otros escritos clásicos chinos, bajo la tutela de mi maestro, en la “Universidad Toda E Durante diez años, el presidente Toda me enseñó toda clase de materias: Química, Ciencias Naturales, Derecho y Literatura y Lengua Japonesa, para mencionar sólo unas pocas.

 

(Continuará.)

 

 

(Publicado el 5 de mayo de 1999 en el Seikyo Shimbun, diario de la Soka Gakkai.)

 

 

No 2693

 

Viernes, 4 de junio de 1999

 

 

FORJAR ENTRE LOS HOMBRES UNA SOLIDARIDAD

QUE TRASCIENDA LAS FRONTERAS

 

(A continuación se transcribe el discurso pronunciado por el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, durante un agasajo organizado por la Universidad Nacional de Cheju para celebrar el otorgamiento de un doctorado honorario al presidente Ikeda, en la ciudad de Cheju, Corea del Sur, el 17 de mayo de 1999. En dicha ocasión, a la señora Ikeda se le confirió el Premio del Máximo Honor, concedido por la institución por primera vez.)

 

Me siento profundamente honrado por las generosas palabras de aliento y alabanza que acabo de recibir de ustedes; permítanme manifestar humildemente mi gratitud. También deseo agradecer a los docentes de la Universidad Nacional de Cheju, al gobernador de la isla, Woo Keun Min, y a todos los que han tenido la amabilidad de participar en esta ceremonia. Jamás olvidaré este solemne acto; nunca se apartará de mi recuerdo la cálida hospitalidad que he recibido en este lugar: el contacto con su hermoso corazón será siempre uno de los momentos más preciados de mi vida.

Han conferido a mi esposa Kaneko el Premio del Máximo Honor de la Universidad Nacional de Cheju. Quiero dar humildemente las gracias en su nombre. Una vez más, les estamos inmensamente agradecidos.

 

De cómo se superó una hambruna

 

Desde tiempos remotos, Cheju ha sido una tierra destacada por el valor de sus mujeres. Durante una hambruna que azotó esta tierra hacia dos siglos, una noble dama de Cheju, Kim Man Deog, empleó su propio patrimonio para comprar grano y distribuirlo sin demora entre la población hambrienta. Su generosidad decidida salvó la vida de numerosas personas, y ha sido perpetuada en los registros de la historia.

Mi esposa y yo quisiéramos dedicar estos honores tan importantes que ustedes nos han otorgado a las madres de Corea y del mundo, que trabajan con coraje para sostener la sociedad y mejorar nuestro porvenir.

 

Luchar por la paz con el señor Makiguchi

 

A decir verdad, la madre de mi esposa luchó con bravura por la causa de la paz, al lado del primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, sin dejarse intimidar por la represión de las autoridades militares japonesas. Cuando su madre la llevó a conocer al señor Makiguchi, mi esposa era una niña de nueve años, que cursaba el cuarto grado de la escuela primaria.

El señor Makiguchi fue uno de los primeros que recalcó la gran deuda cultural que el Japón tenía con Corea. Lo enfurecían los abusos arrogantes que el militarismo japonés perpetraba contra la nación vecina, incapaz de reconocer cuánto le debía. El señor Makiguchi no dejó de decir lo que pensaba sobre esa situación. Su martirio en bien de la paz sigue siendo el cimiento eterno de la Universidad Soka.

 

Más allá de las fronteras nacionales

 

Una de las estudiantes de la primera promoción que ingresó en la Universidad Soka, hace veintiocho años, era una brillante y virtuosa joven, residente coreana en el Japón. Recuerdo, esa primavera, haber comido un tazón de fideos con ella, en el edificio de la universidad, mientras florecían los cerezos y las forsitias (forsythia). Quería alentar a esa joven excelente, que estaba desafiando con valentía los prejuicios abominables de la sociedad japonesa, así que escribí un mensaje en el dorso de una fotografía de la universidad que llevaba conmigo: “En un principio, no había fronteras que nos dividieran como naciones. Esos límites artificiales fueron creados luego por el hombre. Por ende, siempre debemos acordarnos de luchar por crear un mundo donde podamos vivir en hermosa solidaridad humana con los demás, trascendiendo las fronteras de cada nación E

Años después, esa joven se convirtió en la primera graduada de la Universidad Soka que obtuvo su matrícula como contadora pública especializada en asuntos impositivos. Fue un ejemplo inspirador y una pionera en abrir camino para los graduados de las clases siguientes. Hoy, es madre de dos hijos y responsable de la División de Damas de su región. Vive orgullosa de su ascendencia coreana y trabaja intensamente para promover las relaciones amistosas entre nuestros dos países.

 

Un poeta es un luchador

 

Espero no ser tomado por presuntuoso, pero creo ser un hombre de acción. Creo que la palabra “poeta Ese refiere al luchador que marcha a la vanguardia en la lucha por los intereses de la juventud, del pueblo y de toda la humanidad. Hoy, los docentes de esta casa de estudios manifestaron su confianza en mí, designándome doctor honorario. Es la primera vez que este galardón se confiere a un extranjero. Estoy decidido a retribuir esa confianza manteniendo mi lucha por la paz, la educación y la cultura mientras viva.

Por último, oro de todo corazón por la salud de todos los profesores; por la prosperidad eterna y el desarrollo de su espléndida universidad y de la isla de Cheju.

 

 

(Publicado el 20 de mayo de 1999 en el Seikyo Shimbun, diario de la Soka Gakkai.)

 

 



 
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