Escritos de Nichiren Daishonin
Sobre la práctica de las enseñanzas del Buda
Gosho Zenshu, pág. 504 (fragmento)
“En el Ultimo Día de la Ley, ¿quién está llevando a cabo la práctica del shakubuku exactamente en coincidencia con el Sutra del Loto? Supongamos que alguien, sea quien fuere, proclama a viva voz que sólo el Sutra del Loto puede conducir a las personas a la Budeidad y que todos los demás sutras, lejos de permitir el logro de la iluminación, sólo llevan a la gente al Infierno. Observen qué sucede si esta persona intenta refutar a los maestros y las doctrinas de todas las demás escuelas. Los tres enemigos poderosos surgirán sin falta”.
Los Principales Escritos de Nichiren Daishonin, Vol. I, pág. 105
Esta carta fue escrita por el Daishonin durante su exilio en la isla de Sado, en Ichinosawa, y está dirigida a todos sus discípulos. El Daishonin fue exiliado luego de la persecución de Tatsunokuchi, acaecida el 12 de septiembre del año 8 de la era Bun’ei (1271). En febrero del año 9 de Bun’ei (1272), el Daishonin escribió el tratado titulado “La apertura de los ojos”, que revela el verdadero objeto de veneración desde el punto de vista de la persona, y en abril del año siguiente, en Ichinosawa, escribió “El verdadero objeto de veneración”, que revela al verdadero objeto de veneración desde el punto de vista de la Ley.
Esta carta fue escrita el mes siguiente, en mayo, para despejar las dudas de sus discípulos sobre si el Daishonin sería el verdadero devoto del Sutra del Loto, ya que a pesar de que el Sutra del Loto promete paz y tranquilidad, el Daishonin recibía una persecución tras otra. También tiene el propósito de enseñarle a sus discípulos a tener una fe indestructible para luchar contra los tres enemigos poderosos y practicar las enseñanzas tal como las expuso el Buda.
El Sutra del Loto dice claramente que las personas que abracen la Ley Mística (gohonzon) en el Ultimo Día de la Ley deberán enfrentar a los Tres enemigos poderosos que serán mucho más difíciles de enfrentar que en la época de Shakyamuni. Por lo tanto, no debiéramos sorprendernos ante las dificultades.
En este párrafo el Daishonin está enseñando que al hacer shakubuku en el Ultimo Día de la Ley, sin falta nos veremos ante el ataque de los tres enemigos poderosos.
Incluso en las cuestiones de la vida secular son inevitables las oposiciones cuando queremos lograr algo. Con mayor razón si lo que nos proponemos es hacer shakubuku, un acto cuyo propósito está en arrancar la oscuridad que anida en la vida de un ser y ayudarlo a buscar su superación desde una perspectiva fundamental. De ahí que sea natural que tengamos que enfrentar grandes dificultades.
Podemos decir que estas dificultades no provienen tanto del mundo externo, sino, más bien, de nuestro propio interior. Esto se debe a que no siempre podemos hacer acopio de valor necesario para asumir una vida sembrada de dificultades. Damos el primer paso en nuestra práctica “para los demás”, es decir, para difundir la Ley, cuando rompemos esa debilidad que nos lleva a decir: “en lo posible, quisiera evitar los problemas y esfuerzos”. O sea, cuando tomamos la determinación de romper la oscuridad fundamental que hay en nuestro interior (un acto de “shakubuku propio”) como primer paso, para luego hacer lo mismo con los demás. Para hacer shakubuku tenemos que armarnos del coraje de “ayudar a nuestros semejantes cueste lo que cueste”. El shakubuku no consiste en hablar de filosofía budista, sino un acto concreto de misericordia humana. Es una lucha para llegar a los estratos profundos de la vida de otras personas, y despertar la vida del Buda que existe en su interior. De ahí que tenga como proceso primordial nuestra oración sincera al gohonzon para que ese amigo pueda ser verdaderamente feliz.
Por supuesto, ese individuo pueda abrazar la fe inmediatamente o no. Sin embargo, el hecho de hablar sinceramente sobre el Budismo y plantar la semilla de la felicidad dentro de su vida ya es un excelente shakubuku. Sobre este punto, el Presidente Ikeda dice lo siguiente: “Tanto la acción de ¡sembrar la semilla de escuchar la Ley! haciendo escuchar sobre el Budismo, como ¡sembrar la semilla de manifestar la fe! cuando una persona recibe el gohonzon, tienen igual valor y son excelentes modos de difundir el Budismo. [...] Si una vez establecieron una relación con el Buda, con el tiempo, sin falta saldrán los brotes y se abrirán sus flores”.
Hacer shakubuku es el camino directo conducente a la iluminación, tal como demostró el Daishonin con su cuerpo y espíritu; y de acuerdo con esto, las personas que se esfuerzan en el shakubuku recibirán las mayores alabanzas del Daishonin. Obrar con el mismo espíritu del Daishonin significa, en este sentido, mantener una actitud de desafío permanente consigo mismo, sin escatimar esfuerzos para transmitir a todas las personas los beneficios de la Ley Mística, y tener el afán de dar a conocer tan solo sea una frase o una simple palabra de esta enseñanza a los demás. Sin duda, esta actitud desafiante nos permitirá construir un estado de vida que no será perturbado por ninguna dificultad y nos llevará a acumular una grandiosa buena fortuna que se transmitirá a nuestros descendientes.
Daibyakurenge, octubre de 1998, pág. 41 a 43.