Escritos de Nichiren Daishonin

Los Tres Obstáculos y los Cuatro Demonios

Gosho Zenshu, pág. 1091 (fragmento)

No sienta el mínimo temor en su corazón. Lo que a uno le impide lograr la Budeidad es la falta de coraje, aun cuando uno haya profesado la fe en el Sutra del Loto muchas veces, desde hace innumerables kalpas.

Decididamente, hay algo extraordinario en el ir y venir de las mareas, en la forma en que la Luna sale y se oculta, en el orden con que se suceden el verano, el otoño, el invierno y la primavera. Del mismo modo, también ocurre algo inusitado cuando una persona común manifiesta la Budeidad. En ese momento, los tres obstáculos y los cuatro demonios aparecen invariablemente. Y los sabios sienten regocijo, mientras que los necios retroceden.

 

"Los Principales Escritos de Nichiren Daishonin", Vol. II, pág. 264.

 

Antecedentes

 

El destinatario de esta carta, fechada el vigésimo día del undécimo mes de 1277, fue Hyoe no Sakan Munenaga, el menor de los dos hermanos Ikegami. Se cree que Munenaga había abrazado la fe en las enseñanzas del Daishonin alrededor de 1256, poco después de la conversión de su hermano mayor, Munenaka. Ambos eran funcionarios del sogún de Kamakura e hijos de Yasumitsu, director del Departamento de Construcción y Reparaciones del gobierno.

El padre era leal seguidor del monje Ryokan, practicante de la escuela Shingon-Ritsu, que tenía muy asidua intervención en los asuntos políticos estatales. Yasumitsu se opuso enérgicamente a la creencia de sus hijos, razón por la cual desheredó a Munenaka dos veces, una en 1275 y, otra, en 1277. Su intención era provocar desinteligencias entre los dos hermanos y tentar al menor, que era más débil, a transigir en sus creencias a cambio del derecho a heredar el patrimonio familiar. Munenaga y Munenaka persistieron en sus convicciones y, en 1278, después de veintidós años de práctica, sus esfuerzos mancomunados condujeron finalmente a su padre a aceptar la fe en la doctrina del Daishonin.

 

Puntos principales

 

 

Explicación

 

Esta carta fue enviada al menor de los hermanos Ikegami, Ikegami Munenaga (Hyoe no Sakan). En ese momento, su hermano mayor, Munenaka, había sido desheredado por segunda vez por su padre, Yasumitsu, quien era un seguidor del sacerdote Ryokan, del templo Gokuraku, porque aquél se negaba a abandonar su fe en el Budismo de Nichiren Daishonin, Posiblemente Munenaka tenía una firme determinación de continuar con la fe, pero Munenaga dudaba entre la fe y el sentimiento hacia su padre. Entonces el Daishonin le escribió esta carta a Munenaga orientándolo sobre el fundamento de la doctrina budista.

Primero lo amonesta para que venza el temor. Munenaga temía que si seguía al Daishonin, ignorando los deseos de su padre, estaría faltando a su deber filial. El Daishonin lo orienta diciendo que declare firmemente a su padre que "continuará en la fe junto a su hermano". En todas las circunstancias, si reunimos valor y hablamos firmemente, podemos solidificar nuestra convicción. Además es el primer paso para superar las dificultades. En particular, en el Budismo, con una fe y conducta valerosas podemos hacer surgir la fuerza de la Ley Mística para transmutar veneno en medicina y transformar el karma. El Presidente Makiguchi decía que "si no actuamos no puede surgir la verdadera fe".

Luego el Daishonin da ejemplos de la naturaleza mostrando como el cambio de las mareas y de las estaciones son siempre acompañados por sucesos distintos de los habituales y enseña que de acuerdo a la doctrina budista, los Tres Obstáculos y Cuatro Demonios surgen sin falta cuando uno está por lograr la iluminación. La persona que tiene sabiduría y ha comprendido esta doctrina, cuando surgen los Tres Obstáculos y Cuatro Demonios, se alegra y se esfuerza aún más en la práctica budista porque sabe que está cerca del logro de la iluminación. Sin embargo, la persona necia que no comprende la doctrina budista y se deja arrastrar por los acontecimientos inmediatos, se atemoriza frente a los obstáculos y demonios, y abandona la práctica. La persona que tiene valor y convicción es sabia. La persona que se arma de valor y lucha frente a cualquier dificultad, avanza en la vida y obtiene la felicidad. El Presidente Ikeda dice lo siguiente: "En conclusión, no se puede lograr la budeidad sin luchar. Quien no lucha, termina corrompido; se torna débil, se desmorona como ser humano... No poder adquirir fortaleza es una infelicidad. La práctica del Budismo, y las actividades de Gakkai, son para llevar a cabo nuestra Revolución Humana, para que seamos personas fuertes que no puedan ser derrotadas por nada". ¡Comencemos actividades victoriosas con el valor de la persona sabia!

 

Daibyakurenge, agosto de 1999, pág. 39 a 41.

 


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