A mí no me interesa escribir acerca de todo lo que he estado analizando en estos últimos meses, creo que lo que más me llamó la atención, y por eso lo escribo aquí, es el ver cómo se ha ido transformando mi vida amorosa.
Muchos creen que la vida amorosa de una persona comienza en el momento en que uno conoce a otra persona con quien se identifica o que le atrae de cierto modo e intenta establecer una relación con ella que unas veces prospera y otras no. Para mí, la vida amorosa de una persona comienza desde el momento en que se nace. Claro, todo esto porque no sólo existe el amor de pareja, sino que hay distintos tipos y formas de amor. Sí ya sé, este escrito se supone que debería de estar analizando el concpto de pareja hoy en día, y sí, eventualmente llegaré a ello, pero hay que empezar por unos conceptos básicos para poder profundizar posteriormente.
El primer tipo de amor que creo que se conoce es el amor a los padres. Desde el instante mismo en que uno es expulsado del vientre de su madre y después colocado en sus brazos por el ginécologo (obviamente después de que nos limpian, nos hacen llorar y hacen toda esa serie de pruebas extrañas con nosotros), puede sentirse ese amor que profesan las madres por nosotros. Claro, algo similar sucede cuando nuestro papi entra en el cuarto y nos observa extasiados mientras dormimos en el lecho materno. Habemos unos cuantos que tenemos la fortuna de tener hermanos, y puedo decir que ese es el segundo tipo de amor que llegamos a conocer: el amor fraternal. Por supuesto que a esta tierna edad no sólo somos amados, sino que aprendemos a corresponder a ese amor que se nos da reciprocándolo en la medida de lo posible.
Luego empezamos a crecer, entramos al kinder y tenemos a nuestro primer novio o novia, al cuál no amamos, lo hacemos por imitar a nuestros padres. Jugamos a la casita y a la comidita, y nuestros amigos que desafortunadamente (o afortunadamente tal vez)no tienen novio, o novia, hacen el papel de nuestros hijitos. Nos divertimos mucho, sí, pero no sabemos lo que hacemos. Pasan un par de años y llegamos a preprimaria. Estamos con nuestro "novio" número cuatro o cinco. Jugamos policías y ladrones, nos persiguen hasta el baño de niñas, nos levantan la falda y tal vez nos roban un beso de pollito. Nos lavamos la boca cientos de veces y todavía nos da asco. Seguimos divirtiéndonos, pero aún no hay nada.
Entramos a la primaria y las cosas empiezan a cambiar. Los niños ya no quieren estar con las niñas y las niñas se la pasan persiguiéndolos para tratar de besarlos. Las persecuciones se dan a diario y las risas y los enojos son incontrolables. Siguen pasando los años y se van abriendo los ojos. Las parejas dejan de ser un juego y comienzan a cobrar verdadero interés en las personas. Llegas a los 11 ó 12 años y empiezan los cambios hormonales. También surgen las primeras fantasías románticas. Hay muchas lágrimas, amores platónicos, enamoramientos y desenamoramientos y felicidad...mucha, mucha felicidad. Pero todavía no sabemos lo que hacemos.
Estamos en plena adolescencia. Las hormonas se apoderan de nosotros y pasan por encima de cualquier razonamiento. El sexo toma el control de nuestras vidas. Tenemos nuestro primer beso, nuestro primer novio (al cual creemos amar sin duda alguna), nuestro primer encuentro sexual. Nos la pasamos muy bien y sin embargo seguimos sin entender de qué se trata todo esto de la pareja.
Los años siguen pasando, nosotros seguimos creciendo. Conforme crecemos maduramos, o al menos se supone que lo hacemos. Es en este momento cuando al fin empezamos a entender qué es el amor. Bueno, es muy peligroso hablar del amor así como así, porque no es algo tan sencillo. Cada quien puede tener su muy particular punto de vista acerca de lo que es. Lo que aquí escribo no es más que mi humilde opinión.
Antes de seguir adelante, quisiera dejar en claro algunos conceptos básicos que necesito exponer desde mi perspectiva para hacer el resto del texto comprensible para otros. Tengo una teoría tal vez algo compleja de lo que implica el amor, pero se puede reducir a tres conceptos: el enamoramiento, el estar enamorado y el amar. El enamoramiento vendría a ser la fase uno dentro de este complicado proceso. Es la etapa de conquista, de seducción, de complacencia hacia la otra persona. Es probable que en este momento, al menos en el 90% de los casos, lo que nos impulsa a seguir es la atracción física, ya que lo demás aún no se conoce. Es el momento en que exaltamos nuestras virtudes y ocultamos nuestros defectos, todo con tal de retener a la persona elegida a nuestro lado (por supuesto que no hay que confundir el enamoramiento con lo que llamamos el ligue, el ligue se refiere solamente al elegir a la persona y hacer que ella nos elija también por cualquier medio que nos sea posible). Durante el enamoramiento, también, es cuando la pasión está al máximo y cuando la tensión sexual es mayor. Es la etapa más intensa de este juego que todos jugamos y dura un tiempo aproximado de tres meses al término del cual puede suceder una de tres cosas.
La primera opción y la más trsite de las tres, es que al acabarse la etapa de enamoramiento te des cuenta de que lo que te atrjo de esa persona fue solamente lo físico, pero no hay campo para que la relación crezca en otro sentido, no hay intereses en común ni ganas de seguir juntos. Se acaba la pasión y con ella la relación. La segunda opción es enamorarse de la perona. En este momento muchos creerán que el estar enamorado y amar es lo mismo, que no debería hacer ninguna distinción, pero como ya expliqué, para mí implican cosas y caminos muy distintos. El estar enamorado, para mí, es encontrarse en ese estado ideal que sólo he conocido en los cuentos de hadas y en las comedias románticas; es creen en ese "y vivieron felices para siempre...". Cuando uno se enamora también se ciega. Los defectos de nuestra pareja se vuelven invisibles a nuestros ojos. Creemos que es la persona más maravillosa que hay en el mundo. Hacemos lo que sea por ella, con tal de que no nos deje. Nos volvemos totalmente vulnerables y manipulables. Hay varios contras que yo encuentro en el estar enamorado. Podría decir como el primero de ellos que a veces nos enamoramos del sentimiento y no de la persona en sí, nos enamoramos del amor. También sucede que al ser un sentimiento tan utópico, en cualquier momento podemos cambiar de parecer. Quiero decir que el estar enamorado es un estado a corto plazo, no es duradero. Tan fácilmente nos enamoramos de alguien como nos desenamoramos. Finalmente, hablaré del amor. El amor es la entrega total, en un acto totalmente voluntario y conciente. El amor se da cuando al conocer a la otra persona, tal cual es, con sus defectos y virtudes, aún queremos estar con ella. No es entregarse ciegamente, sino inteligentemente, pero con todo.
Una vez explicado lo anterior, podemos pasar de lleno al tema que nos atañe: la pareja hoy. Saben, llevo mucho tiempo preguntándome qué pasa con las parejas hoy en día. No lomgro comprender por qué cada vez es más difícil que las personas que supuestamente se aman no puedan permanecer juntas. Sé que esto se puede justificar porque con el paso de los años las personas cambian y así también sus intereses, pero si ambas partes involucradas están cmbiando, ¿no sería lógico pensar en que deberían de seguir amándose? ¿Qué es lo que hace falta? Me atrevería a decir que una de las posibles respuestas es que deberían de evolucionar paralelamente para que eso que alguna vez los unió no los separe ahora, pero no creo que eso deba ser. Puede que sea una romántica sin remedio, pero me gusta creer en que cuando una pareja decide establecerse, pase lo que pase, debe de permanecer unida, hasta que la muerte los separe.
Hace algunos años, dado que el divorcio no era aceptado socialmente, las parejas hacían un mayor esfuerzo porque no se derrumbara su hogar, y la mayoy parte del tiempo lo lograban sin ser infelices. Hoy en día, casarse, para muchas personas, es como comprar un vestido nuevo. Mientras es bonito y esté de moda no se cansan de usarlo, pero en cuanto se ensucia un poco, o ya no nos gusta, o está pasado de moda, nos deshacemos de él y compramos otro. Lo mismo pasa con los matrimonios, ya nadie pelea por mantenerlos, al primer problema alguno de los dos dice: "quiero el divorcio". Lo que es peor aún, ya hay personas que se casan con la idea de que "total, si no funciona, me divorcio y ya", y no debería ser así. Yo no soy quién para juzgar, pero considero que el matrimonio, dado que está basado en el principio del amor, no es un juego. El amor es cosa seria, no se puede andar por la vida lastimando a las personas, tomándolas y dejándolas como si fueran un objeto.
Algo que he notado es que al parecer las personas han adquirido una especie de fobia al compromiso. Ya nadie quiere andar con nadie. La palabra "novios" es algo prohibido. No entiendo por qué, pero así sucede. Mi mejor amigo lleva año y medio saliendo con la misma chava, y cada vez que él le pide que sean novios ella lo rechaza. ¿Les parece a ustedes una actitud lógica? A mí no. Si salen, se quieren, se besan, tienen relaciones sexuales, comparten todo lo compartible en una pareja, ¿por qué no aceptan que son novios? ¿No es a fin de cuentas de eso de lo que se trata, de compartir? Porque si no es así ya no sé de qué es de lo que estoy hablando. Ahora resulta que todos son solo amigos, sólo que unos más íntimos que otros, y más aún, con exclusividad. Lo siento, pero creo que sólo en la primaria sucedía eso de que si eres amigo de tal entonces no puedes ser mi amigo. ¿Cómo es posible entonces que nosotros, los supuestos adultos, nos comportemos de esa forma? Las personas ya no celebran aniversarios porque no hay nada que celebrar, solamente son amigos y los amigos no festejan cada año de conocerse. Entiendo que hay personas que solo son amantes. Sí, pueden existir relaciones puramente físicas sin que haya ningún tipo de involucramiento emocional, y esas relaciones quedan excentas de esta crítica, pero por favor, no se tomen el pelo a ustedes mismos y se engañen creyendo que ahora sólo existen relaciones de amantes. Me pregunto en que momento se perdió la idea de que la pareja debe ser amigo y amante, cuando las cosas eran así las personas eran más felices.
En fin, creo que nunca podré llegar a ningún punto en esta discusión y es mejor dejar que cada lector reflexione acerca de lo que acaba de leer y saque su propia conclusión. En cuanto a mí, ¿qué puedo decir? Tengo casi veinte años y al preguntarme que he hecho con mi vida en este tiempo sé que puedo responder sin temor a equivocarme que he amado, al menos una vez, como se debe amar. Y si me preguntan qué creo de la pareja hoy en día, diré que el tiempo sigue pasando y nosotros aún no sabemos lo que hacemos.
Adriana L.A.G.