Un puñado de cenizas y yo ciego |
ciego de mi alma por un dolor externo |
una frase, un misterio te envuelve |
fuiste tarde, piel, suspiro, |
el cielo encendido de voces de sal |
fuiste el río de miel que abrazo mi
pecho, |
el azul que provocaba brillo en mis ojos |
fuiste la primavera que siempre quise
tener, |
pero solo tuve lagrimas de recuerdo, |
una sencillez oscura |
y una despedida. |
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