Hombre libre, ¡tú siempre preferirás la mar!
Es tu espejo la mar; y contemplas tu alma
En el vaivén sin fin de su lámina inmensa,
Y tu espíritu no es menos amargo abismo.

Y gozas sumergiéndote al fondo de tu imagen;
Tus miembros la acarician y hasta tu corazón
Se olvida por momentos de su propio rumor
Ante el hondo quejido indomable y salvaje.

Ambos sois tenebrosos a la vez que discretos:
Hombre, nadie ha explorado tus abisales fondos,
¡Oh mar, nadie conoce tus íntimas riquezas,
Tanto guardáis, celosos, vuestros propios secretos!

Y entretanto han pasado innumerables siglos
Desde que os combatís sin tregua ni piedad,
Hasta tal punto amáis la muerte y la matanza
¡Oh eternos gladiadores, oh implacables hermanos!


 
 
 
 



Dibujo: Gustave Doré para el poema La rima del anciano marinero de Coleridge.
Texto: El Hombre y la mar de Charles Baudelaire.
Expuesta durante 25 días (desde el 16 de enero de 1999 hasta el 10 de febrero de 1999).

Bibliografía, copyrights y agradecimientos.
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