Conocida
como Bracara Augusta, pasaban por esta ciudad las carreteras que conducían
a Chaves, Astorga y Mérida. De la urbe romana sólo se conserva
la Fonte do Ídolo, uno de los santuarios más importantes
del periodo romano en la Península Ibérica, el cual se encuentra
entre la Rua do Baio y la Avenida da Liberdade.
Braga aún mantiene un conjunto de festejos y ceremonias que, sin duda, proceden de un tiempo en que, para bien o para mal, la vida de la ciudad giraba en torno a la poderosa y respetada Iglesia local. Las celebraciones de la Semana Santa transforman la ciudad y atraen a visitantes oriundos de los parajes más remotos. Con la creación de la Universidade do Minho, Braga experimentó una profunda transformación. La fuerte animación nocturna permitió recuperar los espacios con tradición de convivencia, que hoy constituyen uno de los mayores atractivos de la ciudad. Un paseo por Braga tendrá como referencia constante el imponente Bom Jesus do Monte, un santuario que domina toda la ciudad desde lo más alto de la misma y que posee una magnífica escalinata, que data de 1874. El punto de partida ideal es la Porta Nova. A partir del arco y hasta donde alcanza la vista, los escenarios se confunden. La atmósfera de religiosidad se combina con la serenidad del palacio de los Cunha Reis, inclinado sobre el Jardim do Campo das Hortas. Después de visitar el jardín, la vista tiende a fijarse en el cuadrante opuesto, deslizándose por el eje de las calles Don Diogo de Sousa y do Souto. No deje atrás el Arco da Porta Nova sin antes mirar hacia su parte superior, donde se aprecia una figura de una mujer que antiguamente simbolizaba la ciudad de Braga. Suba por la calle comercial Rua Don Diogo de Sousa, gire a mano derecha hacia la Rua do Cabido y, casi sin darse cuenta, se encontrará al lado de la Catedral. El templo fue mandado construir por los condes Don Henrique y Doña Teresa en el siglo XII, cuando Portugal aún era un condado, y actualmente presenta una amalgama de estilos y de épocas. De la primitiva construcción románica se conserva la famosa Porta do Sol (al lado sur), las naves, el pórtico, algunos ventanales y el ábside del claustro. Salga por el Largo de Don João Peculiar. Sin dejar la escalinata, camine hacia la Rua Nossa Senhora do Leite. Desde la parte trasera de la catedral se aprecia la torre almenada de la capilla de Nossa Senhora da Glória, así como los ventanales ojivales de la capilla de São Geraldo. Observe la imagen de la Senhora do Leite, considerada una de las más espectaculares obras renacentistas de la ciudad. Siguiendo hacia arriba, gire a mano izquierda hacia la Rua de São João y entre en el Largo do Souto, con la Casa do Passadiço. Enfrente, deténgase a probar las frigideiras de Coutinho, el pastel de hojaldre típico de la ciudad. Coja la Rua de Janes, una arteria de características medievales, estrecha y llena de tiendas. Más adelante llegará al Largo do Bara o de Sao Martinho. Al fondo se divisa A Brasileira, uno de los cafés más célebres de la ciudad, donde podrá hacer una merecida pausa. No muy lejos se encuentra el también famoso café Viana. Al ser una ciudad de estudiantes, la animación nocturna se concentra en la zona de la Arcada (en la Praça da República), extendiéndose después por la Avenida da República hasta el antiguo Teatro Circo. La
ciudad posee un Recinto Ferial donde cada año se celebran destacados
eventos, como las ferias agrícolas, del libro, de antiguedades,
de caza, de pesca, etc. Por otro lado, la ciudad cobra vida con las procesiones
de Semana Santa, así como durante las fiestas de la vispera de San
Juan (el 24 de junio). En verano funciona diariamente un extenso parque
de atracciones: la Bracalândia.
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Fotos de Braga
(pulsa sobre la fotografía para ver una versión ampliada)
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