Fábula
Su vida sólo fue miedo loco a la
muerte.
Permanecer al margen de las frescas corrientes,
inalterable, eterno, quiso tan locamente
que ya en su juventud pensaba en un cobijo
donde, después de muerto, yacería
escondido
y fuera del alcance de cualquier enemigo.
Construyó un laberinto lleno de
falsos centros,
de puertas dobles, trampas, pasadizos
secretos,
y en lo que parecían salidas puso
espejos.
No se sabía dónde, mas en
un sitio oculto,
protegido del tiempo, protegido del mundo
y de toda mirada, colocó su sepulcro.
Concluida la obra decidió dupliacarla.
Construyó unlaberinto que era réplica
exacta
del que ya construyera. Y otra tumba sellada.
Como un azar amable le otorgó larga
vida
aún le quedaron años, que
empleó, no sin prisa,
en repetir su obra, siempre igual a sí
misma.
Eran setenta y tres laberintos iguales,
y eran setenta y tres falsas seguridades,
pero aunque se ignorara en cuál
de los lugares
reposaría al fin, y también
se decía
que había un laberinto que no se
conocía,
construido en secreto, llegó un
aciago día
en que pensó alarmado que el único
escondrijo
oculto de verdad, sería sólo
un sitio
que por no señalado con algún
laberinto
no sería buscado por hombres ni
por diablos.
Y en verdad no se sabe dónde fue
sepultado.
Ni siquiera se sabe si es que le enterraron.
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