Durante los siglos IX y X, la frontera de la reconquista cristiana pasaba por el Duero. EI desarrollo de la ciudad empezó con la institución del burgo episcopal. La reconstrucción de la muralla y de la catedral fortificada, así como el establecimiento de la residencia episcopal, estructuraron la red urbana, que quedó circunscrita al perímetro de la muralla.

   A raiz del desarrollo del comercio del Vino de Oporto, empezó a expandirse hacia fuera. De esa época destacan los edificios barrocos y perteneciente al Neoclasicismo portugués, con las grandes obras de Nicolau Nasoni, como la torre de los Clérigos. Más adelante llegaron las construcciones de hierro, entre las cuales encontramos el Mercado de Fruta, el Palacio de Cristal, el puente de DonLuís I y Dona Maria.

   La Praça da Batalha, tradicional espacio de llegada a la ciudad, puede ser el punto de partida para un viaje al Oporto antiguo. En uno de los lados de la plaza se levanta la iglesia de Santo Ildefonso. Al lado opuesto, destaca la altivez del teatro de São João, el más antiguo y más popular de laciudad, el cual fue reconstruido después del incendio de1908 y actualmente es teatro nacional.

   Descienda por la Rua de Santo Ildefonso, una estrechavía empedrada, actualmente peatonal, con un pequeño comercio muy activo. Antiguamente, la calle fue ocupada por casas de una planta a cada lado de la misma y encima de las cuales se construyeron viviendas y grandes mesones. Después de la Praça dos Poveiros siga en línea recta hasta el Jardím de São Lázaro, inaugurado en 1.834 para satisfacer eldeseo expreso del rey Don Pedro IV. Concebido según los modelos británicos y limitado por una valla, el Jardim de São Lázaro tiene enfrente, en la Rua Don Jolio IV, la Biblioteca Pública Municipal, instituida en el antiguo convento deSanto António da Cidade, donde se encontraba la primera Aula Náutica, antecesora de la Escuela de Bellas Artes. Diríjase a la Avenida Rodrigues de Freitas, en dirección al oeste.Después del colegio de Nossa Senhora da Esperança, gire a la izquierda hacia la Rua das Fontaínhas. Esta arteria rodeada de viejas casas en ruinas goza de una noche de gloria al año: el 24 de junio, la noche de San Juan, día festivo de la ciudad y de celebraciones.

   Si recorre la Alameda das Fontambas entenderá el porqué de la toponimia. San Juan está  ligado al culto de lasaguas y ésta es una zona de abundantes fuentes y lavaderospúblicos aún en funcionamiento. Siga a lo largo de la Alameda das Fontaínhas con los ojos puestos en el río Duero, que se encuentra a sus pies. A veces se ven navegar barcos por sus aguas tranquilas. A veces las aguas se embravecen y parecen hacer temblar los puentes que se ven desde allí. Dos de ellos son de hierro, con los nombres de los reyes Don Luís I y DonaMaría, y fueron construidospor Eiffel y sus discípulos en el siglo pasado. Otros dos son de cemento; uno de ellos está reservado al tren.

   El recorrido es largo y casi permite andar sobre los tejados de las casas antiguas. Más lejos, al otro lado del río, seencuentra el monasterio de la Serra do Pilar, el gran mirador sobre la ciudad de Oporto. Enfrente se aprecia la murallaFernandina, construida para substituir el antiguo cerco de la Alta Edad Media que, durante el siglo XIV, quedó pequeño ante el desarrollo de la ciudad. Actualmente sólo se conservael muro de Santa Clara, restaurado en los años 20, y el murallón de São João Novo.

   Una vez llegue al Largo do Actor Dias, suba hasta el Jardím Arnaldo Gama, escritor de novelas de amor, nacido en Oporto.

   Descienda por la Rua Saraiva de Carvalbo, una arteria resultante de los arreglos urbanísticos provocados por la construcción del Ponte de DonLuís I. La nueva calle aseguraba la conexión de la parte alta de la ciudad con Gaia, por encima del río. La calle sorprende por su osadía ochocentista, al hacer que la ciudad alcanzara el monte de la catedral, con lo que se destruyeron parte de las viviendas medievales, hasta entonces consideradas intocables por la burguesía de Oporto.

   Cruce la Avenida de Vimara Peres y entre en el espacio que se considera impulsor del burgo primitivo. La ciudad parece estar arrodillada ante la Catedral.  La majestuosidad del templo no procede sólo de su aspecto macizo. sino también de su privilegiada localización. Fue construido en el siglo XII. en estilo románico pero sufrió varias alteraciones a lo largo de los siglos. Desde el Terreiro da Sé, la plaza de la Catedral, se aprecia una vista excelente del Duero de las bodegas de vino de Oporto (a la orilla izquierda).

   Hoy, la plaza fronteriza a la iglesia es un lugar tranquilo y sombrío, desde donde se entrevé el laberinto de calles que se entrecruzan hasta la Ribeira. Las primeras sorpresas empezarán en la Rua de Santana, muy estrecha e inclinada, y cuyas casas se sostienen las unas a las otras. Si podemos hablar de un Oporto profundo, es aquí donde se encuentra. 

   En este recorrido hacia abajo,  gire a la izquierda hacia la antigua Rua dos Mercadores, donde empezarán a aparecer los primeros cafés de tertulia de un Oporto cada vez más dado a la lectura e interesado en las buenas librerías. 

   Siga bajando, atraviese la Rua do Clube Fluvial Portuense y, al llegar al túnel, acelere el paso. La calle sigue siendo la Rua dos Mercadores, pero ahora es cada vez más estrecha y oscura, hasta desembocar en un espacio inmenso de terrazas con el río en el fondo. Ahí se encuentra la Ribeira, para su deleite y placer. Siéntese en una terraza. déjese embriagar por la calma del río y descanse la vista mirando hacia la otra orilla. Si se le hace la hora de comer. no faltan los restaurantes y las típicas tascas. 

   Evidentemente. Oporto no acaba aquí. No se pierda la zona ribereña, desde Ribeira hasta Foz. en la desembocadura (existe una línea de tranvías que hacen este recorrido saliendo de la Praça do Infante. junto a la iglesia de São Francisco. famosa por el esplendor de sus tallas y sus azulejos). Quizá le interese saber que también se realizan cruceros por el Duero, partiendo del Cais da Ribeira. 

   Admire la Avenida dos Aliados. la majestuosa plaza central y la torre de los Clérigos. el símbolo de la ciudad. Aprecie los azulejos de la estación de São Bento y pasee por las calles comerciales reservadas a los peatones: Santa Catarina y Cedofeita. Goce de la animaci¢n nocturna en la Ribeira, la zona de bares y discotecas por excelencia, así como el barrio de Foz. Atraviese el Ponte de Don Luís I por la parte inferior y visite, en Gaia, las bodegas del célebre vino de Oporto (o, sin atravesar el río, visite el Solar do Vinho do Porto, junto al Palacio de Cristal y el Museo Romántico). Finalmente, despídase de la ciudad en el barrio de Boavista, con una visita a la Casa de Serralves (museo y centro de exposiciones temporales), y a los jardines que la rodean.