Siena

    El que sea pintor comprenderá, al acercarse a Siena por el terreno ondulado de colinas, de dónde viene el nombre del color "Siena tostada" o "Tierra de Siena". La ciudad propiamente dicha, en contraste con los marrones y grises de Florencia, es una feliz combinación de ladrillo y piedra en rojos y rosas cálidos.

    La enorme Piazza del Campo, en forma de herradura y ligeramente inclinada, es cada verano escenario del emocionante Palio (carreras de caballos que se celebra en la plaza en julio y agosto) y tiene toda la grandeza aristocrática de la ciudad gibelina que Siena fue en tiempos (y que, secretamente, es todavía).

    En el Palazzo Pubblico está el mural gigantesco de Simone Martini Condottiere Guidoriccio da Fogliano (1328), que representa al personaje sobre un caballo con ricas gualdrapas, y la impresionante serie de frescos de Ambrogio Lorenzetti, Dios y el mal gobierno (1339), que es la pintura medieval más grande sobre un tema no puramente religioso.

    A través de pintorescas callejuelas se llega a la catedral gótica, con su sorprendente exterior a rayas  blancas y negras que evocan el escudo de la ciudad. Son notables el enorme pavimento de mármoles incrustados, el espléndido púlpito y los brillantes frescos históricos del Pinturicchio en la adjunta Biblioteca Piccolomini. El museo de la catedral es también de gran interés.
 

    Siena posee también una importante galería de arte, la Pinacoteca, instalada en el Palzzo Buonsignori, donde pueden admirarse obras de los mejores pintores de la escuela local, así como un interesante museo de Archivos (Palazzo Piccolomini). En la ciudad se pueden comprar agradables objetos de recuerdo o el famoso ponforte sienés (exquisita mezcla de nueces y frutas confitadas con especias).

    Siena, renombrada por su universidad (siglo XIII) y por su Academia Internacional de Música Chigi (conciertos de junio a septiembre), es también un importante centro lingüístico, lo que no es de extrañar si se tiene en cuenta que, según se dice, aquí se habla el mejor italiano.

   El que tenga ocasión no debería perderse el Palio, carrera de caballos que se celebra en la Piazza del Campo en julio y agosto. Conviene reservar sitio en una tribuna o un balcón porque el acinamiento y los empujones en el campo son a veces una prueba difícil. Después de un brillante desfile de pajes, guerreros, caballeros y lanzadores de banderas de los distintos barrios (contrade) - todos en el atuendo más convincente del siglo XV -,10 jinetes que cabalgan sin silla entablan una reñida carrera alrededor de la plaza para conseguir el codiciado Palio, un estandarte de seda pintado. El espectáculo es violento y le transporta a uno a los tiempos del Renacimiento.