Esta página está dedicada a una de mis aficiones: la cerveza. Pero no penséis que soy alcohólico o algo parecido, quiero decir que colecciono todo tipo de objetos relacionados con ella, preferentemente botellas, latas y posavasos.
A continuación podéis leer una breve historia de la cerveza, y ver algunos de los posavasos de mi colección.
La primera referencia que se conoce sobre la cerveza procede de Mesopotamia, y data de hace unos 6.000 años. Posteriormente, los egipcios mejoraron la receta original, añadiendo diversos ingredientes, entre los cuales figuraba el lúpulo, que es lo que produce su característico gusto amargo. Los griegos, incansables viajeros y mercaderes, la distribuyeron por todo el Mediterráneo, y romanos y germanos continuaron su expansión por toda Europa.
Ya en la edad media, los monjes boticarios añaden nuevos ingredientes y métodos de elaboración, y las recetas de las llamadas "cervezas de abadía", como aún se conocen, se guardan entre los más preciados secretos.
Cada maestro cervecero añade sus "trucos", dando lugar a incontables variedades; no obstante, las más comunes son:
Como curiosidades, citar que las mujeres egipcias utilizaban la espuma de cerveza para mantener la frescura de su piel, así como las aristócratas de la Prusia del siglo XVI, que la usaban para cuidar el cutis y desarrollar el busto. Además, la cerveza mejora la coagulación de la sangre, tiene un alto valor nutricional, favorece la digestión y, en contra de lo que se cree, carece de grasas. Una caña, por ejemplo, tiene menos calorías que un refresco, un vaso de vino o un zumo de piña.