España, país de castañuelas, gastronomía exquisita, costas mediterráneas, se convierte en el centro de la fiesta mundial del balompié, acogiendo en su territorio de luz y color a veinticuatro equipos, modalidad que se inaugura en 1982, estructurando de esta manera cincuenta y dos encuentros.
A pesar de constituirse cada cuatro años, en el evento donde converge lo más grande de esta disciplina deportiva, van a notarse 2 ausencias: Uruguay, primer campeón mundial y baluarte del fútbol sudamericano y, sobre todo Holanda, flamante finalista en las pasadas ediciones de Alemania en 1974 y Argentina en 1978, cuya maquinaria naranja estuvo muy cerca de la hazaña final de coronarse campeones.
España a pesar de su historial futbolístico y su condición de sede, fue generosa en alegría, celebración y espectáculo, pero no así en buen fútbol. Desde el pitazo inicial defraudó con un juego deficiente y desencanto a pesar del apoyo del público y, sobre todo de los árbitros.
El año 1982 fue el descubrimiento de los llamados "equipos pequeños". Se destacaron Camerún, nación africana que deslumbró por su juego de toque al estilo brasileño, aunque eliminada en la primera fase a pesar de no haber perdido ningún partido. Argelia, selección que inicia las sorpresas de este mundial, al vencer a la poderosa selección teutona; sin embargo, seria esta la clasificada a la siguiente fase al firmarse en el terreno de juego el conocido "Pacto de El Molinón" entre alemanes y austríacos. Y finalmente, hay que mencionar entre estas figuras mundialistas a Kuwait, cuyos jugadores figuran como la nota curiosa de la primera fase, al imponerse el jeque, presidente también de la federación Kuwaití, para que sus selecciones se retiraran del campo en protesta por el perjuicio que, según esta autoridad, había propiciado el arbitro soviético Stupar en el encuentro contra Francia.
Resueltas las contiendas del todos contra todos en cada grupo, clasifican dos selecciones por cada uno de ellos. A partir de este momento hay medio camino recorrido, con la premisa de vencer a toda costa, puesto que el perdedor regresará a casa.
En el grupo 1 pasan a la siguiente fase Italia y Polonia; la selección "azurra" consiguió su pase a expensas de Camerún con una actuación mediocre. El grupo 2 está representado por los protagonista del "Pacto del Molinón"; Alemania y Austria. El tercer contingente lo conforman los actuales campeones, Argentina, y los "diablos rojos"de Bélgica , quienes encajaron la primera derrota a los gauchos, iniciando el mundial. Lo siguen en el cuarto grupo, dos equipos europeos; Francia e Inglaterra. Los anfitriones clasifican dentro del quinto grupo, acompañados por Irlanda del Norte. A estas notables selecciones se le suman las clasificadas en el grupo sexto: La URSS y el incontenible Brasil , equipo que inicio el campeonato arrollando a sus adversarios y con las críticas a favor para hacerse de un nuevo título.
La tensión acrecienta. De alguna manera, a través de los encuentros de primera fase, se han perfilado los favoritos al campeonato. Siempre hay que contar con las grandes potencias del balompié y las selecciones que ostentan el soñado titulo mundial; otros parecieran cumplir el papel de comparsa, pero están dispuestos a dar la más dura pelea.
Con estos doce clasificados vuelven a conformarse cuatro grupos de tres equipos cada uno, de los cuales saldrán los semifinalistas: sólo uno de ellos hará acto de presencia en la siguiente fase. El grupo A está integrado por Bélgica, URSS, y Polonia, país ésta con más juego regular, por lo que continúa su camino hacia el codiciado premio.
El grupo B lo componen Alemania, España e Inglaterra; a pesar de este primer tropiezo con Argelia y las antipatías levantadas a raíz de su tácito convenio con Austria en la primera fase, el equipo teutón avanza a semifinales para reeditar si es posible, su triunfo de 1974 en casa.
El grupo C anticipa una final, ya que presenta el choque de trenes sudamericanos: el duelo Brasil y Argentina. La balanza se inclina, por efectividad, a favor de los "canhariños", quienes habían demostrado un fútbol impecable y arrollador; Argentina, desde su primer encuentro, había deslucido su defensa del titulo mundial. Pero la gran sorpresa aparecería en el encuentro Brasil-Italia; por lo demostrado en el terreno de juego, los brasileños eran los más favorecidos por la crítica y expertos; pero había que contar con "los azurri", quienes venían de menos a mas, apuntalados por las irregulares actuaciones y la casta italiana que nunca desapareció, aún en los momentos más difíciles. Resultado: triunfo italiano frente a los favoritos, con un héroe de excepción: Paolo Rossi. De aquí hasta el final, su figura menuda y certera lo llevaría a consagrarse como el protagonista de este campeonato.
En el grupo D resulta triunfadora Francia, ya que presenta una plantilla compacta y luchadora, comandada por ese "mariscal"de campo como lo era Michel Platiní. Deja en el camino a Irlanda del Norte y Austria.
Definidos los semifinalistas, comienzan los enfrentamientos por un cupo en la gran final. Concentrada en su juego y con la ganas vehementes de coronarse tricampeon, Italia despacha a Polonia con dos goles.
La otra semifinal se convierte en una lucha de poder y fortaleza que, a pesar del juego vistoso de la selección francesa, es ganada por la efectividad de los alemanes. Puede considerarse uno de los partidos mas memorables que se hayan visto y que dejó en presentes y espectadores el mejor sabor de boca por el extraordinario fútbol allí practicado. Las fuerzas resultaron tan equilibradas, que la competición se definió en la tanda de los penales, después de culminar el partido con empate a tres goles. Alemania se convierte en finalista tras vencer a Francia con marcador global de ocho a siete.
La fiesta tiene como protagonista a dos luchadores: Italia y Alemania. La cita es en el prestigioso estadio "Santiago Bernabeu"; allí se congregan invitados muy especiales: sus SS MM los Reyes de España, como destacados anfitriones, junto al señor Sandro Pertini, presidente italiano, y el señor Helmut Schmidt, primer canciller de Alemania; la política y el deporte, unidos a través de la celebración mundial del balompié.
La racha victoriosa no abandono a la escuadra
azurra; su planteamiento efectivo y la contundente eficacia del goleador
Paolo Rossi, le dieron a los italianos su tercer título mundial,
ubicándolos en la cima de los privilegiados que aman y practican
este deporte como quien hace de la meta la consolidación de sus
aspiraciones vitales..
Tercer mundial conquistado por el equipo italiano, coronándose así como el segundo equipo en conseguir el título de tricampeon . No fue fácil para Italia clasificar durante la primera ronda, pero llega a la final y se enfrenta al equipo alemán , derrotándolo 3 goles por 1.
El tercer y cuarto lugar fueron conseguidos por Polonia y Francia respectivamente.
El máximo anotador fue el destacado
jugador italiano Paolo Rossi con 6 goles, seguido por 5 goles de Kalle
Rummenigge de Alemania Federal.