'Viaja la noche'
 

 Viaja la noche pegada a las sombras; en un paseo iluminado por blancas farolas, imágenes de gente grotesca veo dirigirse a ninguna parte. Hoy la gente no piensa, es mejor así. El gran Hacedor, el Supremo Demiurgo las ha puesto en la Tierra para regocijo y escarnio. ¿Dónde está la felicidad ?¿Tan bajo está mi grado de conformidad? Apuro mi copa, vacilo en el trago, y al fin un ardor surca mi garganta para anidar en el estómago. Quizás esto calme mis ansias inconformistas.
 A la parada de Taxis veo llegar una chica morena (hoy toca morena), de pantalón negro y ajustadísimo, sobre unos tacones de aguja que ya no se llevan pero le dan un vaivén atractivo al andar. Parece no enterarse de que hay mucha gente en la cola, y se dirige al principio de la misma, dónde yo ocupo el primer lugar. Creo que podré hacer algo, o al menos lo intentaré. ¿Porqué tengo que tomarme la vida como si fuera un guión de una película? Ojalá fuera un guión, por lo menos habría actuado con más lógica. Son las 5 de la mañana y me duelen las piernas, pero debo mantenerme altivo y sonreír, quizás eso la impresione. Sería un tanto a mi favor. Apenas ha frenado el taxi y ella, con gesto natural, ya está abriendo la puerta trasera para sentarse.
 -"Perdone, señorita", - la interrumpo carraspeando, al tiempo que la cojo con suavidad de una mano -"Quizás podamos compartir el taxi, si lo desea".
 
 -"¿Compartir? - pregunta con desprecio - "Yo no comparto ni la cama, titi. Además... siempre elijo yo, y luego pido la Visa, ¿oquei?".

 El taxi se aleja tras un portazo, y yo allí, como cara de tonto miro de reojo al resto de la cola. Empieza a caer una suave lluvia. Creo que seguiré bebiendo en el último bar.
 
 

Original de Enrique, Febrero de 1999. 1