Cada vez que leo Vathek me pregunto quién habrá sido el primero que lo consideró una obra gótica. Realmente no se me ocurre la menor razón para hacerlo. Imagino, además, que los demás siguieron la primera opinión errada como lo hacen los pájaros migratorios, movidos por la imitación y el gregarismo. ¡Pero basta leer la obra para darse cuenta que es un error!
Si Vathek es gótico lo son también los cuentos de hadas, y las Mil y una Noches, y los relatos folklóricos de tantos países, y los cuentos de fantasmas chinos...
¿es gótico porque fue escrito a fines del s.XVIII? Entonces lo serían todas las obras escritas treinta años antes y treinta después que Vathek, lo cual es un disparate.
¿Es gótico porque Beckford construyó una torre excéntrica en Fonthill, como lo hiciera con su mansión de Strawberry Fields Horace Walpole? La construcción de Fonthill pertenece a la historia de la arquitectura, no a la de la literatura; y Walpole no es un autor gótico por Strawberry Hill sino por Otranto.
¿Es gótico porque cumple con las tres condiciones de las que hablamos al principio: el Lugar como origen del terror, la incertidumbre y lo sobrenatural? No, en este caso ni hay Lugar gótico ni hay terror siquiera –porque Vathek no pretende causar horror en el lector, sino maravilla y asombro y quizá alguna lección moral- de modo que para deshechar como parte de nuestro ensayo esta hermosa novela corta, basta leerla, lo cual nos da un par de horas de breve placer, considerando la historia del califa Vathek, su pacto con el Giaour y su descenso al reino subterráneo del fuego en donde reina EBLIS.