Página HTLM de Sebastián Pastor.


MARRUECOS (Diciembre 1999)

He quedado con Arturo y Yolanda en la estación de Chamartín. Todo está listo y salimos en el tren cama de las 10,30 de la noche de Madrid y llegamos a  Algeciras a la 9,30. Tomamos el ferry de las 10,30 hacia Melilla y llegamos allí a las 11,30. Allí nos esperan el Bili y Victoria con su Galoper, y Fran en compañía de Prado con el Toyota. Después de organizarnos y comprar las cosas de última hora negociamos el cambio de Pesetas a Dirjans; conseguimos cambio de un dirjan a 16 pesetas. Papeleos y a pasar la frontera; una hora de espera, pero al fin llegamos a Marruecos; otro mundo.
 

Primer Día: Chefchaouen.

Pasamos por Tetuán y llegamos a Chefchaouen. El entorno es parecido a Andalucía, hay mucho verdor y mucha gente intentando venderte "costo". Es sorprendente lo tranquilos que estamos; no hay mucha gente intentando ser nuestro guía. Paseamos, comemos y nos vamos hacia Fez. Legamos a Fez y dormimos en el hotel "Amor", en la calle Pakistán, 31, cerca de la Avenida de Francia. Buena relación calidad precio; unos 100 dirjans por persona, somos 7.

Segundo Día: Fez.

Fez es la capital espiritual de Marruecos, es una ciudad antigua y señorial en la que es imprescindible parar y saborearla. Habíamos hablado con un guía para que nos enseñara la medina al día siguiente, a las nueve. Después del desayuno hablamos con él, pero nuestra historia no le pareció interesante. Buscamos otro guía, Yosep, pero este no era oficial.

En la medina hay que entrar con guía porque es demasiado grande y te desorientas, te puedes perder y tardar mucho tiempo en salir. Callejeamos y estuvimos viendo a los curtidores de pieles; era todo un espectáculo, aunque maloliente. Callejones, olores, gente, burros de carga y niños, muchos niños. Primeras compras chusqueras y mi primer cabreo por la perdida de tiempo. El guía nos advierte que es necesario hacer varias paradas en locales concertados; es el impuesto a pagar a la mafia local.
 
 

Finalizamos con una comida y nos despedimos de esta hermosa ciudad. Emprendemos camino hacia Er Rachidia. Pasamos por Ifrane, que mas que Marruecos parece Suiza y se nota que aquí el poder adquisitivo de la gente es mayor porque hay bastantes chales y casas de fin de semana. Hacemos una parada en el Bosque de Cedros, aunque corta porque hay nieve y hace mucho; estamos atravesando el Atlas.
 
 
 
 

Seguimos en dirección a Merzouga, pero ya es bastante tarde y paramos a dormir antes de llegar a Maadid, en unas dunas; estamos cerca de Erfoud, en las puertas del desierto. La noche es maravillosa y podemos contemplar las estrellas dubitantes y los planetas peregrinos. Esta noche la tienda es imprescindible; hace un frío limpio. Cenamos como Dios manda, con vino.
 
 
Tercera Día: Merzouga.

Paramos en Erfoud a repostar combustible para los carros, comprar pan, agua, y visitar una Kasba que nos la enseña un chaval, majete e inteligente por otro lado. Segundas compras chusqueras y mi segundo cabreo por la perdida de tiempo. Aunque en Marruecos no hay mucho desierto de arena, como en Argelia o Mauritania, aquí, en Merzouga lo encontramos; podemos contemplar la Gran Duna; esto si es el desierto que todos imaginamos.
 
 

Vemos por primera vez los camellos y se percibe inmediatamente que estamos en zona turística. Los albergues y los cafés están extensamente indicados. En Merzouga comienza una de las rutas más populares para hacer con coche todo terreno, y ello se nota porque todo está lleno de rodadas de coches de este tipo. Fran anda buscando una piel de camello completa pero difícil lo tiene aquí.
 
 

Y al fondo El desierto, que aunque no es El Dorado es del mismo color. Llegamos a las dunas y después de comer atacamos las cumbres más altas. Andar por la arena es difícil, pero gratificante. Hay niños por todas parte, pero es estético, estamos en Marruecos y forma parte del paisaje. Ver el atardecer, el sol crepuscular desvaneciéndose y dorando las arenas, las sombras prolongándose y dilatándose la noche, las arenas curvándose escandalosa y sensualmente; no está nada mal.
 
 

Bajamos de la duna y buscamos un albergue para tomar algo, y por supuesto hablamos con los del lugar, cenamos y dormimos allí. A propósito, la cena fue a base de carne de camello encebollada y aliñada, exquisita, aunque dura; seguro que no tenía hormonas.
 
 
Cuarto y Quinto Días: Ruta Merzouga-Zagora.

Iniciamos la ruta parando e Merzouga a llenar los depósitos de gasolina, a comprar pan, agua y demás necesidades. Un crío nos hace de guía y nos lleva a la Kashba donde vive. Paseamos por el interior, vemos como vive la gente y hablamos con ellos. Me querían liar con la "fresca de la Kashba". Y ella encantada, pero yo no. Ahora es cuando se inicia verdadera travesía.

Desierto de piedras, poca vegetación, los paisajes acogedores cuando estás dentro del coche, pero hacer esta travesía andando puede ser muy duro. Cambian los colores, las nubes dan sombra a las montañas, hay espejismos, parece que es lo que no es; al fondo parece que hay agua, y es que hay agua, estamos pasando por un Oued, o rambla, que como ha llovido aún tiene. Pasamos por Taouz, Ouzina y Remlia, donde hay gran actividad
 
 
 
Esta noche dormimos en medio de la ruta no en Marrakech como algún ingenuo tenía previsto. La tarde nos ha llegado en medio de una planicie infinita, lagunar. Buscamos un buen sitio, montamos las tiendas, abrimos los sacos, comentamos, discutimos, defecamos y cenamos, cosas de la vida. Hoy tenemos una sorpresa, una botella de cava, que es de agradecer en medio de una noche desértica. Aquí, cerca de la frontera con Argelia, el cielo parece más limpio, mas puro. El aire es frío, carente de contaminación. Estamos en medio de una laguna seca y desde una de las colinas próximas los coches, las tiendas y las personan parecen de juguete. Aquí seguro que no afecta el síndrome del 2.000.

 
Por la mañana continuamos la ruta, nos perdemos un par de veces y tomamos puntos GPS para situarnos. Parece increíble pero hasta aquí, en medio de un desierto de piedras, encuentras gente. A veces no te explicas como han llegado hasta aquí, ni que es lo que hacen en medio de esta inmensidad inhóspita. Pero nos cruzamos con gentes, con otros turistas españoles y más gentes. preguntamos en cada pequeña aldea  con la frase de Fran: "Zagora-Rissani", mas que por información por hacer conversación y contemplar los ojos limpios de los niños, o las manos y las bocas sucia de los más pequeños que están completos de sonrisas. Nos desviamos hacia Argelia y unos militares corrigen nuestro rumbo. "¿Que tal os lleváis con los integristas?", les pregunta Arturo, imagino que por hacer conversación. Nos encontramos con otros coche y uno de ellos nos pide ayuda; quiere que le acompañamos por si pincha; un poco "turista" ¿No?. Por la tarde llegamos a Zagora. Es fácil de comprobarlo por la abundancia de vegetación, es un oasis, pero además es una ciudad bastante grande, tiene hasta aeropuerto.

Hemos de iniciar el regreso que estamos en el "quinto coño". Desvío a Ouarzazate. Allí cenamos, bien, y definitivamente podemos decir que la cocina marroquí es buena. Tenemos que continuar hacia Marrakech. Ahora vamos a ir apretados porque vamos todos en un solo coche, Fran y Prado se quedan unos días más.
 
Sexto Día: Marrakech.

Llegamos por la noche y en una gasolinera buscamos a un taxista para que nos llevara a un hotel. Esta noche toca en el Hotel Foucauld, en el centro, Avenida E Mouahidine.

Ciertamente Marrakech es impresionante. Con las montañas al fondo me sugiere a Granada. Definitivamente deberíamos haber estado aquí más tiempo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Por la mañana paseamos por la plaza, tomamos un zumo de naranja, a 2,5 dirjans, un café con pastelería marroquí y abandonamos la ciudad camino de Casablanca. Tenemos la miel en los labios
 

Mas que lo que hemos visto es lo que no hemos visto, lo que nos queda por ver.
 


 
 
 
 

  De Casablanca a Rabat y a Tánger para llegar por la tarde, con gran pena, prisa y lluvia a Ceuta (Sebta) donde tomamos de nuevo el ferry destino a Algeciras. La despedida no nos ha librado de pagar una "mordida" a la policía marroquí; por exceso de velocidad teníamos que pagar primero 400 dirjans, luego, por ser de Madrid, solo 200, pero cono no teníamos suficiente dinero pagamos 150. Gracias a que hay huelga de trenes podemos tomar a las 24 el tren con literas de las 21,30 con destino a Madrid.
 


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