POESÍAS
DE MI ENTORNO
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6De
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Más...
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Ayer te vi... No estabas bajo el techo
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de tu tranquilo hogar
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ni doblando la frente arrodillada
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delante del altar,
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ni reclinando
la gentil cabeza
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sobre el augusto pecho maternal.
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Te vi... Si
ayer no te siguió mi sombra
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en el aire, en el sol,
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es la maldición de los amantes
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no la recibe
Dios,
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o acaso el que me roba tus caricias
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tiene en el cielo más poder que yo!
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Otros te
digan palma del desierto,
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otros te llamen flor de la montaña,
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otros quemen
incienso a tu hermosura,
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yo te diré mi amada.
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Ellos buscan
un pago a sus vigilias,
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ellos compran tu amor con tus palabras;
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Ellos son
elocuentes porque esperan,
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¡y yo no espero nada!
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Yo sé que la
mujer es vanidosa,
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yo sé que la lisonja la desarma,
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y sé que un
hombre esclavo de rodillas
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más que todos alcanza...
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Otros te
digan palma del desierto,
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otros compren tu amor con sus palabras,
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yo seré más
audaz pero más noble:
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¡yo te diré mi amada!
- Almafuerte (Pedro Bonifacio
Palacios)
- l
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- Quiero ser las dos niñas de tus ojos,
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las metálicas cuerdas de tu voz,
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el rubor de tu sien cuando meditas
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y el origen tenaz de tu rubor.
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Quiero ser esas manos invisibles
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que manejan por sí la Creación,
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y formar con tus sueños y los míos
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otro mundo mejor para los dos.
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Eres tú, Providencia de mi vida,
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mi sostén, mi refugio, mi caudal;
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cual si fueras mi madre yo te amo...
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¡y todavía más!
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- ll
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Tengo celos
del sol porque te besa
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con sus labios de luz y de calor...
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¡del jazmín
tropical y del jilguero
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que decoran y alegran tu balcón!
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Mando yo que
ni el aire te sonría:
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ni los astros, ni el ave, ni la flor,
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ni la Fe, ni
el Amor, ni la Esperanza,
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ni ninguno ni nada más que yo.
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Eres tú,
Soberana de mis noches,
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mi constante, perpetuo cavilar:
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ambiciono tu
amor como la Gloria...
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¡y todavía más!
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- lll
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Yo no quiero
que alguno te consuele
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si me mata la
fuerza de tu amor...
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¡si me matan
los besos insaciables,
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fervorosos,
ardientes que te doy!
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Quiero yo que
te invadan las tinieblas,
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cuando ya
para mí no salga el sol.
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Quiero yo que
defiendas mis despojos
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del más
breve ritual profanador.
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Quiero yo que
me llames y conjures
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sobre los
labios y frente y corazón.
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Quiero yo que
sucumbas o enloquezcas...
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¡loca, sí; muerta, sí, te quiero yo!
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Mi querida,
mi bien, mi soberana,
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mi refugio, mi sueño, mi caudal,
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mi laurel, mi
ambición, mi santa madre...
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¡y todavía más!
- Almafuerte (Pedro Bonifacio
Palacios)
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No
digáis que agotado su tesoro
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de asuntos falta enmudeció la lira:
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podrá no haber poetas; pero siempre
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habrá poesía.
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Mientras las ondas de la luz al beso
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palpiten encendidas,
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mientras el sol las desgarradas nubes
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de fuego y oro vista,
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mientras el aire en su regazo lleve
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perfumes y armonías,
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mientras haya en el mundo primavera,
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¡habrá poesía!
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Mientras la ciencia a descubrir no alcance
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las fuentes de la vida,
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y en el mar o en el cielo haya un abismo
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que al cálculo resista,
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mientras la humanidad siempre avanzando
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no sepa a dó camina,
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mientras haya un misterio para el hombre,
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¡habrá poesía!
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Mientras se sienta que se ríe el alma,
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sin que los labios rían;
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mientras se llore, sin que el llanto acuda
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a nublar la pupila;
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mientras el corazón y la cabeza
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batallando prosigan,
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mientras haya esperanzas y recuerdos,
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¡habrá poesía!
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Mientras haya unos ojos que reflejen
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los ojos que los miran,
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mientras responda el labio suspirando
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al labio que suspira,
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mientras sentirse puedan en un beso
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dos almas confundidas,
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mientras exista una mujer hermosa,
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¡habrá poesía!
- Gustavo Adolfo Bécquer
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Cuando miro el
azul horizonte
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perderse a lo lejos,
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al través de una gasa de polvo
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dorado e inquieto;
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me parece imposible arrancarme
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del mísero suelo
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y flotar con la niebla dorada
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en átomos leves
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cual ella deshecho.
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Cuando miro de noche en el fondo
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oscuro del cielo
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las estrellas temblar como ardientes
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pupilas de fuego;
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me parece posible a do brillan
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subir en un vuelo
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y anegarse en su luz, y con ellas
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en lumbre encendido
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fundirme en un beso.
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En el mar de la duda en que bogo
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ni aún sé lo que creo;
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sin embargo, estas ansias me dicen
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que yo llevo algo
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divino aquí dentro.
- Gustavo Adolfo Bécquer
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Sabe si alguna vez tus labios rojos
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quema invisible atmósfera abrazada,
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que el alma que hablar puede con los ojos
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también puede besar con la mirada.
- XXl
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¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
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en mi pupila tu pupila azul;
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¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
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Poesía... eres tú.
- XXlll
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Por una mirada, un mundo:
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por una sonrisa, un cielo:
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por un beso..., yo no sé
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qué te diera por un beso.
- Gustavo Adolfo Bécquer
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Tú eras el huracán y yo la alta
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torre que desafía tu poder:
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¡tenías que estrellarte o que abatirme!...
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¡No pudo ser!
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Tú eras el océano y yo la enhista
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roca que firme aguarda su vaivén:
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¡tenías que romperte o arrancarme!...
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¡No pudo ser!
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Hermosa tú, yo altivo: acostumbrados
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uno a arrollar, el otro a no ceder;
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la senda estrecha, inevitable el choque...
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¡No pudo ser!
- Gustavo Adolfo Bécquer
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Cuando me lo contaron sentí el frío
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de una hoja de acero en las entrañas,
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me apoyé contra el muro, y un instante
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la conciencia perdí de donde estaba.
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Cayó sobre mi espíritu la noche,
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en ira y en piedad se anegó el alma
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¡y entonces comprendí por qué se llora!
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¡y entonces comprendí por qué se mata!
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Pasó la nube de dolor... con pena
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logré balbucear breves palabras...
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¿quién me dio la noticia?... Un fiel amigo...
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Me hacía un gran favor... Le di las gracias.
- Gustavo Adolfo Bécquer
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Podrá nublarse el sol eternamente;
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podrá secarse en un instante el mar;
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podrá romperse el eje de la tierra
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como un débil cristal.
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¡Todo sucederá! Podrá la muerte
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cubrirme con su fúnebre crespón;
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pero jamás en mí podrá apagarse
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la llama de tu amor.
- Gustavo Adolfo Bécquer
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¡De todo te olvidas! Anoche dejaste
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aquí, sobre
el piano, que ya jamás tocas,
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un poco de tu alma de muchacha enferma:
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un libro,
vedado, de tiernas memorias.
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Íntimas memorias. Yo lo abrí, al descuido,
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y supe, sonriendo, tu pena más honda,
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el dulce
secreto que no diré a nadie:
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a nadie interesa saber que me nombras...
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... Ven,
llévate el libro, distraída llena
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de luz y de ensueño. Romántica loca...
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¡Deja tus
amores ahí, sobre el piano!
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... De todo te olvidas ¡cabeza de novia!
-
Evaristo Carriego
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Me gustas cuando callas porque estás
como ausente,
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y
me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
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Parece
que los ojos se te hubieran volado
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y
parece que un beso te cerrara la boca.
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Como todas las cosas están llenas de mi alma
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emerges de las cosas, llena del alma mía.
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Mariposa
de sueño, te pareces a mi alma,
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y
te pareces a la palabra melancolía.
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Me gustas cuando callas y estás como distante.
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Y
estás como quejándote, mariposa en arrullo.
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Y
me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
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déjame
que me calle con el silencio tuyo.
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Déjame que te hable también con tu silencio
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claro
como una lámpara, simple como un anillo.
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Eres
como la noche, callada y constelada.
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Tu
silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
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Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
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Distante
y dolorosa como si hubieras muerto.
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Una
palabra entonces, una sonrisa bastan.
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Y
estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
- Pablo Neruda
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- Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
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Escribir por ejemplo: "La noche está estrellada,
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y tiritan, azules, los astros a lo lejos".
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El viento de la noche gira en el cielo y canta.
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Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
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Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
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En las noches como ésta la tuve en mis brazos.
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La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
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Ella me quiso, a veces yo también la quería.
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Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
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Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
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Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
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Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
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Y el verso cae al alma como el pasto al rocío.
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Qué importa que mi amor no pueda guardarla.
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La noche está estrellada y ella no está conmigo.
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Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
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Mi alma no se contenta con haberla perdido.
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Como para acercarla mi mirada la busca.
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Mi corazón la busca y ella no está conmigo.
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La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
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Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
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Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
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Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
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De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
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Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
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Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
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Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
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Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
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mi alma no se contenta con haberla perdido.
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Aunque éste sea el último dolor que me causa,
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y estos sean los últimos versos que yo escribo.
-
- Pablo Neruda
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Te recomiendo, a ti, mi poeta y amigo,
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que
comprendas mañana mi profundo cariño,
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y que escuches mi voz en la voz de mi niño,
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y que aceptes
la hostia en la virtud del trigo.
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Sabe que cuando muera yo te escucho y te sigo;
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que si haces
bien, te aplaudo; que si haces mal te riño;
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si soy lira, te canto; si cíngulo, te ciño;
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si en tu cerebro, seso; y en tu vientre, ombligo.
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Y comprende que en el don de la pura vida,
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que no se
puede dar manca ni dividida,
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para los que creemos que hay algo supremo,
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yo me pongo a
esperar a la esperanza ida,
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y conduzco entre tanto la barca de mi vida;
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Caronte es el
piloto, mas yo dirijo el remo.
- Rubén Darío (Félix Rubén García Sarmiento)
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- De
Irremediablemente (1919)
- Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
- Suelta tu canario que quiere volar...
- Yo soy el canario, hombre pequeñito,
- Déjame saltar.
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- Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
- Hombre pequeñito que jaula me das.
- Digo pequeñito porque no me entiendes,
- Ni me entenderás.
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- Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
- Abreme la jaula que quiero escapar;
- Hombre pequeñito, te amé media hora,
- No me pidas más.
Alfonsina Storni
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