Me desperté de nuevo
entre dos sombras.
No quedaban palabras
en mi memoria.
Con los dedos, a tientas,
las fui palpando:
sus ojos enemigos,
sus secos labios,
el mapa señalado,
los hondos cráteres,
corazones escritos
con soledades.
A su fiel prisionero
siempre velando
mis compañeras sombras
de tantos años.
Ellas, que me robaron
la luz de un sueño,
ya no piden rescate
por mi secuestro.
(12-4/99, publicado en el número
del verano 99 del fanzine multicultural Tiempos Modernos)