Antes
de Partir
Te impacientas y quieres volar como los pichones recién nacidos, porque piensan que los
árboles y el espacio son unos brazos inmensos que les llaman.
Espera un momento antes de partir. Nada significarián tus afanes y tus desvelos en la
vida, si lo que has podido hacer antes de irte, lo dejas como una carga sobre los otros
que ocuparán tu morada.
Antes de partir: abre todas las puertas de tu casa, limpia el jardín, quita el polvo de
los vidrios y todo lo que pueda causar una impresión desagradable en el ánimo de los
futuros moradores.
Cuando todo este dispuesto en esa forma, entonces podrás decir con íntimo regocijo: ¡Ha
llegado la hora de emprender el viaje!
No te impacientes por estos pequeños problemas que llenan tanto la vida de los otros;
considera, que el que llega fatigado del camino polvoriento a ocupar tu morada, sentirá
una satisfacción muy honda al ver la casa limpia, el jardín con rosas y los cristales
claros para mirar la senda y el paisaje que se pierden en lontananza.
Y sin conocerte pensará: el viajero que abandonó esta morada, irá hacia un lugar más
limpio o en busca siempre de algo que limpiar.
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