La
Carreta
Esta mañana, sorprendí a un pobre niño que lloraba por una carreta vieja que bajo el
sol, iba sembrando con su ritmo lento y pesado la polvorienta franja del camino.
El hombre que la conducía gritóle al chico que lloraba desconsoladamente: "Venga,
pequeño barrigón; pa ver si Ud. puede o lo estripa la carreta".
El muchacho, lleno de gozo fué hasta donde estaba la carreta y empezó a guiarla
con una fuerza de gigante para su pequeño cuerpo.
El viejo que conducía la carreta, sin impacientarse se sentó a la sombra de un
árbol a esperar que el niño regresara.
Y yo me alejé pensando: si este hombre pudiese dar, ¿cuánto no daría?
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