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Los Buenos Días


¡Cuantos afanes en un solo día de tu existencia! ¡Cuánto temor y consternación por aquello de la noticia inesperada y el trágico suceso del chico que se fue de bruces fracturándose un brazo…!


Y recuerdas esto diciendo: "En tal día y tal fecha ocurrió este serio percance en mi casa…"


¡Pobre barro, que se lamenta cuando los batracios mueven el pantano; pero jamas se estremece de alegría cuando desciende y lo besa una estrella! Pocas personas dicen: " El día más feliz de mi vida fué éste o aquél porque hube de realizar táles o cuáles cosas…"
Muchas personas anotan en una libreta que siempre conservan en lugar de preferencia, la fecha de nacimientos de sus hijos; pero si muere uno de ellos, no lo anotan porque tienen la seguridad de recordarlo siempre… siempre…

Aprende a recordar tus días buenos sin necesidad de acudir a tu diario o memorias. Y cuando sobrevenga algún percance doloroso, piensa en tus días de felicidad y dicha; e inmediatamente, tu angustia desaparecerá; porque en la vida, las proporciones mayores vencen a las menores.

Nunca digas como en cierta ocasión que un ciego se lamentó: "Jamás he sido feliz un solo día en mi vida porque nací ciego". Pues a su lado, un hombre que moral y físicamente padecía mucho se apresuró a responder: "Ademas de ciego, yo quisiera ser sordo e insensible como una piedra para librarme de este dolor que me devora por dentro".

Enumera tus días felices, porque todo grato recuerdo, es ya una prolongación de felicidad.

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