La
Lluvia
Del cielo, desciende rítmica y pausadamente la lluvia transparente y fina. Ni el
surtidor, con su canción blanca y rumorosa, se adentra tanto en el alma como este collar
de agua clara que humedece los caminos.
El campesino, cuando mira caer la lluvia desde la puerta de su rancho, sorprende todo el
divino misterio que anima la creación. Por eso, la ama intensamente como ama al sol y los
vientos que maduran los frutos de su huerto.
¡La lluvia es paz, alegría y esperanza! Desciende de lo alto en forma pródiga y
elocuente como un mensaje de Dios.
El hombre, doblado sobre el surco, traduce el símbolo más alto de lo divinamente
natural; porque todo cuanto le rodea en ese momento es Naturaleza: tierra, cielo, viento y
sol Todo es Naturaleza, y la Naturaleza es Dios.
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