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La Biblia y la Reencarnación

Poco crédito solemos darle algunas personas a ese bello y viejo libro llamado Biblia. Es contradictorio y carece de razones científicas en cuanto a la formación del mundo y de otras manifestaciones del mundo físico. Pero en sus páginas hay un maravilloso poema de amor y un canto de paz en los labios de Jesús. Nada vamos a discutir aquí de la divinidad del maestro, cosa que por lo pronto no nos interesa, ya que solamente nos ocuparemos de la reencarnación y de lo que de ella se diga o deje traslucir en la Biblia.

Desde hace muchos siglos, el hombre cree en el proceso de la evolución espiritual. I si antes se desconocía la palabra reencarnación, las ideas, las dudas y las afirmaciones en torno a las anteriores existencias, nos dan a entender que no es nada nuevo ni inventado por las posteriores corrientes religiosas. Por   lo menos, esas son las conclusiones que extraemos de la Biblia.

A propósito citaremos algunos pasajes del evangelio de S. Mateo para ilustrar a nuestros lectores: (XVI, 13-14), "Jesús preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el hijo del hombre? I ellos dijeron: unos: Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros, Jeremías, o algunos de los profetas."

Luego dice el mismo evangelista: (XVII, 10-11-12-13).

"Entonces sus discípulos le preguntaron diciendo: ¿Por qué dicen pues los escribas que es menester que Elías venga primero? I respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías vendrá primero, y restituirá todas las cosas. Mas os digo, que ya vino Elías, y no lo reconocieron; antes hicieron en él todo lo que quisieron: Así también el hijo del hombre padecerá por ellos. Los discípulos entonces entendieron, que les habló de Juan el Bautista."

Más adelante, en el evangelio de S. Mateo leemos: (IX, 1-2) "Y pasando Jesús, vio un hombre ciego desde su nacimiento. I preguntáronle sus discípulos, diciendo: Rabbí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciese ciego?"

"Antes de que te formaras en el vientre, te conocí; y antes que salieras de la matriz, te santifiqué, y te puse por Profeta entre las naciones". (Jeremías, 1-5) Scio.

Como hemos podido observar por las diversas citas aquí expuestas, no se puede dudar de que los primeros cristianos tenían un concepto claro de las sucesivas existencias por las cuales tiene que pasar el espíritu para su progreso. Aún cuando muchos pasajes bíblicos resultasen obra de la fantasía de los hombres, hay que convenir, que la idea de la reencarnación no es nueva, pues viene desde los más remotos tiempos. Demás esta repetir que los espiritistas de hoy, los rosacruces, teósofos, grandes maestros del mundo Oriental, y muchas otras personas que no pertenecen a ninguna religión o que no hallan la solución al problema el el infierno de los católicos, creen firmemente en la reencarnación.

 

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