Majfud
Letras Autores contemporáneos
Jorge Majfud* nació en Tacuarembó, Uruguay, en 1969. Desde muy temprano lee y escribe ficciones, pero opta por seguir la carrera de arquitecto y en 1996 se gradúa en la Universidad de la República. Estudios universitarios y particulares lo han llevado a recorrer más de cuarenta países, recogiendo, de forma obsesiva y continua, páginas que luego formarán parte de sus novelas y ensayos. Ha sido profesor en la Universidad Hispanoamericana de Costa Rica y en la Escuela Técnica del Uruguay, donde ha enseñado Artes y Matemáticas.
Libros: Hacia qué patrias del silencio (memorias de un desaparecido), novela publicada por primera vez en 1996, por Editorial Graffiti de Montevideo (última edición: Baile del Sol, España 2001); Crítica de la pasión pura, ensayos 1998, Editorial Graffiti de Montevideo (2a. Edición -selección-: 1999, HCR, Virginia, USA; 3a. edición: 2000, Editorial Argenta, Buenos Aires); La reina de América, novela (Baile del Sol, Tenerife 2002) y ha integrado el volumen Entre Siglos-Entre Séculos: Autores Latinoamericanos a Fin de siglo, editado por Pilar Ediçoes (Brasilia) y Bianchi Editores (Montevideo), en 1999. Cuentos y artículos suyos han sido publicados en diarios, revistas y selecciones, como la Hispanic Culture Review de George Mason University, en varias ocasiones. Ha sido fundador y editor de la revista "SignoXXI/reflexiones sobre nuestro tiempo" Es colaborador habitual de "Bitácora", publicación semanal del diario "La República" de Montevideo.
Fue distinguido en diferentes concursos internacionales, como por ejemplo:
Mención de Honor en el XII Certamen Literario Argenta, Buenos Aires 1999, por los borradores de Crítica de la pasión pura. Mención Premio Casa de las Américas 2001, por la novela La Reina de América, "porque destaca una escritura rabiosa respecto a los poderes constituidos mediante el uso de la parodia y la ironía", según el jurado, integrado por Belén Copegui (España), Andrés Rivera (Argentina), Mayra Santos Febres (Puerto Rico), Beatriz Maggi (Cuba) y José Luis Díaz Granados (Colombia). Mención en el concurso Caja Profesional 2001, por el cuento Mabel Espera, "por su planteo de acotada crudeza, realizado con valiosas estrategias literarias", a juicio del jurado por Sylvia Lago, Alicia Torres y Mario Delgado Aparaín.
Recientemente, otros premios y menciones han distinguido cuentos y poesía aún inédita.
Ha sido traducido al inglés y al portugués.
*Datos proporcionados al mes de julio 2002
jmajfud@hotmail.com
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Breve selección de críticas y comentarios
Perfiles
"Jorge Majfud es un verdadero escritor de combate"
Fernando Delgado, escritor, Premio Planeta 1995.
Madrid, 2003
"Jorge Majfud es considerado uno de los jóvenes escritores sudamericanos con mayor proyección internacional"
Cultura, de La Gazeta
Tenerife, España, 2003
"Si hay una característica que distingue al escritor uruguayo Jorge Majfud es la del sosiego, una templanza que le otorga serenidad a su enorme grado de conciencia crítica que dice mucho de su coherencia y dignidad ética"
Agustín Díaz Pacheco, novelista.
Revista Ciencia y Cultura, La Opinión de Tenerife, 2003
"Majfud es un hombre de gestos sosegados, casi suspendidos en el aire".
María Luisa Pedrós, Diario, Cultura & Espectáculos, Canarias 2003.
Sobre
Hacia qué patrias del silencio
"Digo a los que aún no la han leído, que los aguarda un texto que exalta contemporaneidad. Porque nos lamerá las mismas llagas de frustración y desconcierto que hoy arden en nuestra interioridad; y porque nos requerirá una permanente actividad de interpretación"
Tomás de Mattos, escritor. 1996
"Jorge Majfud acosa y golpea sin dar tregua, planteando con inteligencia sombría insolubles enigmas existenciales. Un juicio bastante desapacible sobre la realidad y una apoyatura cultural sólida e insólita son otros de los caracteres que amalgamó Majfud en esta novela que concitará al par rechazos y admiraciones"
Mercedes Ramírez, crítica y escritora. 1997
"Hacia qué patrias del silencio (memorias de un desaparecido), es la novela del escritor uruguayo Jorge Majfud. Lo he leído y es un libro enorme, contemporáneo, un documento escrito por un hombre de nuestra época"
Francisco Limonche Valverde, España, 1999
"Hacia qué patrias del silencio de Jorge Majfud, es —sin dudas— un auténtico hallazgo literario".
Diario La República, 1999
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Sobre Crítica de la pasión pura
"La forma de exponer sus ensayos y relatos son muy únicos, entretenidos y con final siempre sorpresivo"
Alicie H. Portes-Keffer, HOLA!
"El libro Crítica de la pasión pura, intelectualmente poderoso, incitante, rescata una hermosa tradición uruguaya que parecía haberse perdido. Es una de esas obras que acompañan al buen lector toda la vida y a la que se recurre en todo momento"
Horacio Verzi, escritor. 1999
"Crítica de la pasión pura en verdad es un libro diferente. Reflexiones, más que ensayos, profundas y con el mérito de estar bien escritas"
J. Luis Gómez-Martínez, escritor y catedrático de The University of Georgia, 1999.
Este es el segundo libro del escritor uruguayo Jorge Majfud, autor de la impactante obra reflexiva Hacia qué patrias del silencio (memorias de un desaparecido).
En esta nueva entrega, Majfud confirma su indudable vocación por filosofar en tiempos de indiferencias y vacuidad, desafiando al lector a meditar en torno a su destino y sus seguramente más estremecedoras incertidumbres.
Convocándonos a evocar el pensamiento de la cultura griega que fue alimentando muchas de nuestras concepciones sobre el mundo, el escritor trabaja en torno a un conjunto de ideas libres.
En este contexto, privilegia claramente el sentido crítico como insoslayable fuente del conocimiento, partiendo de la base que todos somos falibles como lo eran los propios dioses griegos.
El autor elucubra entorno a los orígenes de la humanidad, la escritura, la mente y el espíritu, los mitos, la muerte, el sexo, las emociones, los enigmas, la intolerancia, la religión, los suicidas, el orgullo posmoderno y la civilización como refugio y amenaza.
Jorge Majfud propone un intenso debate con sus lectores, partiendo naturalmente de la base que la opinión se dividirá en consensos y disensos. Crítica de la pasión pura es una inusual reflexión en torno a la historia, el hombre, sus traumas, contradicciones, paradigmas y hasta sus falsos ídolos, que nos convoca a mantener el espíritu crítico en estado de alerta.
Diario La República
"En un mercado editorial donde la cantidad es la única novedad de nuestros tiempos, encontrar trescientas ideas en apenas trescientas páginas es todo un milagro. En la coincidencia o en la discrepancia, el lector encontrará en Crítica de la pasión pura un conjunto de diversas y profundas reflexiones, llevadas al papel con audacia y elegancia envidiables. (...)"
Diario La Nación.
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Semanario 2000
Distinción para Jorge Majfud en Casa de las Américas.
Considerado uno de los eventos culturales más importantes a nivel mundial por sus exigencias y por la relevancia de quienes asisten, el certamen Casa de las Américas, que se realiza en La Habana (Cuba), culminó su edición 2001 galardonando a escritores de América Latina y España. Entre las menciones especiales en categoría novela estuvo el título "La Reina de América" del uruguayo Jorge Majfud. En teatro Walter Acosta fue primer premio por "El escorpión y la comadreja".
El jurado en categoría novela estaba integrado por Belén Copegui (España), Andrés Rivera (Argentina), Mayra Santos Febres (Puerto Rico), Beatriz Maggi (Cuba) y José Luis Díaz Granados (Colombia).
Jorge Majfud, de 31 años, es de profesión arquitecto y ha publicado "Hacia qué patrias del silencio" (1996) y "Crítica de la pasión pura" 1998)", entre otros.
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Hacia qué patrias del silencio
"Hacia qué patrias del silencio", la obra de Jorge Majfud que recrea la pesadilla de un preso de conciencia sometido a la insular angustia de la reclusión, es esta semana el libro que convoca nuestra mayor atención.
HACIA QUÉ PATRIAS DEL SILENCIO (memorias de un desaparecido)
A catorce años de la recuperación de la democracia en Uruguay, el indefinido enigma de los desaparecidos durante la dictadura sigue lacerando nuestro presente histórico.
Es que el autoritarismo, que instauró el terrorismo de estado como patrón de convivencia, dejó en la conciencia colectiva una herida que ninguna caducidad puede razonablemente restañar.
Sin un gesto de grandeza y arrepentimiento de los verdugos, la tan proclamada reconciliación parece aún una hipótesis distante. El ominoso pacto de silencio proclamado desde el poder ha conculcado todas las expectativas de conocer la verdad.
Mientras cientos de obreros acuden cotidianamente a la interminable cola de seguro de paro desmoronando el artificial castillo de naipes del "paraíso" neoliberal, nos permitimos el desprejuiciado ejercicio de interpelar y cuestionar la realidad: ¿acaso los más infelices son los más privilegiados o ese preclaro pensamiento es un mero eufemismo vacío de contenido?
Quizá el desafío para exorcizar los fantasmas del pasado sea precisamente convivir con los fantasmas del presente y no olvidar, porque el olvido es siempre un abismo sin fondo.
Hacia qué patrias del silencio, del arquitecto tacuaremboense Jorge Majfud, es —sin dudas— un auténtico hallazgo literario.
Aunque su autor la defina como novela, porque propone una historia e incorpora personajes a un ensayo de trama, esta obra sugiere una prolongada reflexión existencial de alguien que ha permanecido tras las rejas por haber cometido la osadía de disentir.
Majfud sorprende al lector al incorporarlo a la historia de un preso de conciencia que deliberadamente no identifica porque —en cierta medida— representa a todos los que padecieron el tormento en las bastillas de la tiranía.
Antes de iniciar su laberíntico relato y situar a los personajes en un paisaje especial que oscila entre la realidad y el delirio, el creador se lanza a la temeraria aventura de repasar alguna de las más traumáticas incertidumbres del ser humano en las postrimerías de siglo.
Recreando las angustias contemporáneas en toda su intensidad y crudeza, Majfud nos convoca a emprender un viaje de rasgos casi surrealistas, donde el lector no siempre percibirá la diferencia entre la realidad, la ficción, lo onírico y, más aún, lo pesadillezco.
El autor reconstruye el calvario de soledad de un preso situado en un tan indefinido como claustrofóbico espacio físico, sin horas, minutos o esperanzas.
Inmerso en el relato atrapante de los cuadernos que registran estas nuevas memorias del calabozo, el propio lector llega a experimentar la lúgubre sensación del vacío, el perdido sentido de la vida y la presencia de la muerte inminente que es, —en más de un sentido— una suerte de emancipadora catarsis.
¿Cómo sobrevivir entre cuatro paredes sin saber dónde se está y qué está sucediendo más allá de los grises muros de la prisión? ¿Cómo no sucumbir en el aislamiento y seguir respirando humanidad donde impera la barbarie? Ambas preguntas golpean como irreductibles sentencias sobre las espaldas del protagonista, condenado como el Mesías a padecer todo el dolor por el simple irreprimible "pecado" de soñar.
En las interminables noches de reclusión pobladas de los distantes pero perceptibles alaridos de dolor de otras víctimas de la patología autoritaria, miles de imágenes acuden presurosas a la enfermiza psiquis del prisionero. Su memoria reconstruye, una y otra vez eventos pasados, fragmentos de vida que lo mantiene en contacto con el mundo de extramuros, con su propia historia.
No sabe qué está realmente sucediendo, pero intenta desesperadamente recuperar parte de la esperanza que con el tiempo se hizo añicos. Ya perdió hasta esa persistente obsesión de fugar, que parecía ser el único sustento de su vida.
El castigo ya no parece ser la condena a estar recluido indefinidamente hasta que suceda un milagro. Un fantasma aún más perverso comienza a instalarse en su horizonte existencial: la locura.
Sin nociones de tiempo y de espacio, el único "oxígeno" parece ser la reflexión. Pero también en esa experiencia tan íntima, intransferible e irreprimible, afloran otros demonios: las angustias e incertidumbres.
Hacia qué patrias del silencio es —más que una novela— un auténtico ensayo, que recrea puntualmente los traumas y el aislamiento del hombre de postrimerías de siglo.
Según su autor, esta obra trata de la locura provocada por la soledad, la insolidaridad y la paulatina fractura de los sueños.
"Si fuera necesario definir espacialemnte este tipo de novela, diría que pertenece a aquel género que ha estado siempre más allá de la novela psicológica y más acá del género fantástico", manifiesta Jorge Majfud, intentando decodificar algunos de los paisajes humanos vivificados e impresos en este libro.
El autor reflexiona entorno a la paradoja del hombre en tanto ser sentipensante , condenado a un destino trágico e indesentrañable y a la vez nacido con el "defecto" de formularse muchas preguntas sin respuestas.
Hacia qué patrias del silencio no es el mero relato de una peripecia individual estigmatizadas por traumáticas experiencias. Es un trágico inventario de fundados temores que —entre el delirio, la locura y el paroxismo— buscan obsesivamente la utópica luz de una imposible verdad absoluta.
Aunque acentúa las grisuras del calvario humano procurando identificar las raíces mismas de la barbarie, esta obra se plantea igualmente el desafío de la redención y el necesario reencuentro del hombre con su propia humanidad recurrentemente castrada por el dolor.
Partiendo de la tesis de que "la gente no le tiene miedo a los fantasmas cuando no está sola" Jorge Majfud explora puntualmente todos los escenarios humanos, en un profundo ejercicio existencial destinado a recobrar la quimera de la felicidad y superar definitivamente las fracturas de la memoria colectiva.
Hugo Acevedo
16 de mayo de 1999.
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El libro Crítica de la pasión pura, fue publicado por primera vez en 1998, por Editorial Graffiti de Montevideo, Uruguay. En 1999 una selección de estas ideas y reflexiones se reeditaron en Virginia, USA, por la Hispanic Culture Review, de George Mason University. Los borradores recibieron una Distinción de Honor en el XII Certamen Literario Argenta, en Buenos Aires, siendo luego publicados en 2000 por Argenta-Sarlep.
Probablemente, la mayor parte de las reflexiones que originaron Crítica de la pasión pura fueron concebidas en África, en 1997, en convivencia del autor con los pueblos y tribus de la hermética sabana mozambicana. Estas páginas recorren tópicos tan diferentes como la religión y la antropología, la moral y el epistemología, el arte y la política, comprometiendo a cada uno de ellos con interrogantes y respuestas a forma de tesis: la moral como una anormalidad necesaria, el significado social y religioso del sexo, la unidad de las filosofías y del pensamiento religioso, las ilusiones de la verdad científica.
Crítica de la pasión pura está compuesto de 358 compactos, cada uno de los cuales es una unidad conceptual y formal en sí misma, pero relacionada, rigurosamente, con el resto del conjunto que forma este libro.
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Diario La República
Crítica de la pasión pura
Este es el segundo libro del escritor uruguayo Jorge Majfud, autor de la impactante obra reflexiva Hacia qué patrias del silencio (memorias de un desaparecido).
En esta nueva entrega, el joven arquitecto confirma su indudable vocación por filosofar en tiempos de indiferencias y vacuidad, desafiando al lector a meditar en torno a su destino y sus seguramente más estremecedoras incertidumbres.
Convocándonos a evocar el pensamiento de la cultura griega que fue alimentando muchas de nuestras concepciones sobre el mundo, el escritor trabaja en torno a un conjunto de ideas libres.
En este contexto, privilegia claramente el sentido crítico como insoslayable fuente del conocimiento, partiendo de la base que todos somos falibles como lo eran los propios dioses griegos.
El autor elucubra entorno a los orígenes de la humanidad, la escritura, la mente y el espíritu, los mitos, la muerte, el sexo, las emociones, los enigmas, la intolerancia, la religión, los suicidas, el orgullo posmoderno y la civilización como refugio y amenaza.
Jorge Majfud propone un intenso debate con sus lectores, partiendo naturalmente de la base que la opinión se dividirá en consensos y disensos. Crítica de la pasión pura es una inusual reflexión en torno a la historia, el hombre, sus traumas, contradicciones, paradigmas y hasta sus falsos ídolos, que nos convoca a mantener el espíritu crítico en estado de alerta.
Domingo 6 de junio de 1999
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Algunas entrevistas
Diario La República
Entrevista a Jorge Majfud
Por Wilson Javier Cardozo
ES IMPOSIBLE SEPARAR LA
TIERRA DEL CIELO
Con 30 años, este arquitecto tacuaremboense, autor de dos libros (Hacia qué patrias del silencio, 1996 y Crítica de la pasión pura, 1998) impacta por la seguridad de las afirmaciones y por la profundidad de sus cuestionamientos. Surgido menos como entrevista que como diálogo, este texto muestra a Jorge Majfud, uno de nuestros más jóvenes y prometedores escritores.
¿Cuál es el origen de una formación casi anacrónica (como señalara Mercedes Ramírez en la crítica de tu primer libro: "una apoyatura cultural sólida e insólita, o por lo menos infrecuente, en la joven generación")?
Hay personas que desde niños se dedican a la música, al fútbol o a no hacer nada. Yo me divertía leyendo enciclopedias (se me ocurrían como Grandes Novelas) y otros libros gruesos y oscuros que mi padre tenía en su pequeña biblioteca de carpintero. No creo que sea pedancia o vanidad confesar que la aventura intelectual me provocaba un vértigo que no sentí jamás en ninguna de las montañas rusas a que subí. A propósito, recuerdo una noche que me bajé de unos de esos juegos en Hamburgo y un amigo que me esperaba dijo: "Me sorprende. ¿Cómo es que te gustan tanto las emociones fuertes?" Se refería a mi presunta imagen de "señorito intelectual", como si en la pasión de elucubrar hubiese una cuota necesariamente escasa de emociones fuertes.
Al leer tus libros, uno parece intuir la intención de un movimiento principal en ellos: la fuga; tus personajes siempre pretenden escapar, salir, ponerse fuera de las instituciones.
Tienes razón. Eso es rigurosamente cierto. No hace mucho lo reconocí en uno de mis cuadernos de apuntes. Tal vez sea más evidente de lo que yo pensaba: un hombre que está recluido en una prisión-fortaleza, en medio de una especie de pampa inubicable en algún lugar de Brasil, Argentina o Paraguay... En fin. Yo recuerdo un sueño que repetía mucho de chico: en un paisaje de campos llanos o con cerros, en un atardecer oscuro y persistente, yo huía de un ejército de hombres que me perseguían con perros. Y mi placer era máximo cuando lograba complicar el laberinto que me separaría de ellos, tomando por un atajo, cruzando una línea de cerros, un arroyo y un monte espeso. Otras veces huía de monstruos obsesivos, lo que significa apenas una variación de la versión anterior. Ahora ya no sueño ese tipo de cosas; me he vuelto más complicado.
En la reformulación de los Diez Mandamientos de Moisés, incluyes uno que dice Buscarás a Dios, porque no hay Mandamiento que valga algo sin El. En la reflexión sobre el hombre y la vida, ¿cuánta atención le has prestado a una temática de tal categoría?
Mucha. Un atardecer discutimos esto mismo con Tomás de Mattos, en el patio de su casa, sin éxito. Perdóname, pero me citaré a mí mismo para tratar de ser breve: "Dios, si no existieras, igual serías el principal protagonista de la historia". Con respecto al Decálogo, sólo propuse un ejercicio: que cada uno ordenara diez mandamientos según su orden prioritario y luego los contrastara con aquellos otros, escritos hace por lo menos tres mil años. En primer lugar, buscando la conducta ajena más universalmente necesaria, debí poner: "No matarás; bajo ninguna razón, porque siempre hay una razón para matar", para luego ir "ascendiendo" a un nivel metafísico. Era una forma de ejemplificar una de las ideas del libro Crítica de la pasión pura: la primer tabla del Decálogo mosaico se refiere a un orden metafísico, mientras que la segunda establece obligaciones de orden social. Ya desde la Era Moderna el decálogo se partió en dos; la moral se separó de Dios y la segunda tabla (no matarás, no robarás, etc.) pasó a manos del Estado y de la conciencia laica. Cuando no fue la única mitad tenida en cuenta como obligación (Revolución Francesa, etc.), estuvo casi siempre por encima de la Primera. Ahora, en mi propia clasificación, el mandamiento Buscarás a Dios aparece en el último puesto, aunque con una vuelta que une en un círculo al primero: "porque no hay Mandamiento que valga algo sin Él". ¿Recuerdas aquella idea de Dostoievsky: "si no hay Dios todo está permitido"? Bueno, la idea es demasiado compleja como para pretender desanudarla en una entrevista, no te parece?
Tu origen étnico ¿qué tipo de favores y perjuicios te ha traído aparejado?
Según lo meticuloso que me ponga. En general, puedo decir que no he sido marginado ni perjudicado por mi apellido. Tengo un primo judío, varios tíos gallegos, italianos, mi suegro es polaco, en fin... Tampoco recibí nunca un favor especial ni lo pretendo. Alguna vez me sentí prejuzgado, sí; pero en este país, como en casi todos los países del mundo (yo sólo conozco cuarenta), se prejuzga la inteligencia de los gallegos, la avaricia de los judíos, la higiene de los negros, and so on. He visto en vivo y en directo expresiones racistas de todos los colores, y me han dejado siempre abrumado e impotente ante esa maldición milenaria. Tal vez sepas que soy docente en la Escuela Técnica y te puedo decir que la materia prima que usan nuestros adolescentes para razonar es prejuicio en estado puro. Para no entrar a hablar de esa odiosa cultura del machismo que más tarde refinamos y exhibimos con desparpajo en la calle o en el trabajo, como si fuera un trofeo y no la consecuencia de nuestros complejos de machos frustrados.
Las declaraciones del genocida Pinochet, el homicidio de un médico (a manos de un par de mendigos) en Sayago, la historia de un preso de conciencia... ¿son los disparadores para reflexiones que terminan indagando sobre los fundamentos de la existencia humana? ¿u ocultan otros motivos, como en un juego de espejos?
Uno escribe sobre aquello que lo conmueve. A mí me conmueve Milonga de pelo largo y las declaraciones de tanto asesino impune que anda suelto. Ayer caminaba por 18 de Julio y una pareja iba, delante de mí, comiendo y tirando los envases en la vereda. Esas cosas me conmueven; son significativas. Porque entonces uno comprende por qué Montevideo está llena de basura, por qué los asesinos andan sueltos y por qué el poder lo ostentan los mismos de siempre. Claro, Eco diría que esto es una sovrainterpretazione; pero la teoría de Einstein también es una sovrainterpretazione de la realidad y no por ello pasa a ser errónea. Si revisas los horrores que se cometen en este mundo, todos pertenecen a la misma categoría, expresión idéntica e infernal del alma humana. Ahora estoy recordando a un policía que me contó una vez que su comisario se acostaba con las mujeres de los presos para concederles favores a sus esposos. Sólo los necios distinguen izquierda y derecha cuando se viola y se mata. Para mí es imposible separar la tierra del cielo. Tal vez Siddartha Gautama pudo hacerlo; yo no.
Tus temas, tus posicionamientos frente a ellos, la formación de crítico y los límites que respetas para abordar los problemas, ¿no te convierten en una suerte de outsider?
No me lo había planteado, Wilson. Discúlpame, pero no sé la respuesta. ¿Piensas que soy un outsider?
Es claro que la mayoría de los críticos de Pinochet, en nuestro país, no lo hacen por una convicción de que el genocidio es repudiable, sino tan sólo porque está "en la vereda de enfrente", además de "lejano".
Es verdad...
Afirmar, como lo acabas de hacer, que sólo la necedad habilita a distinguir izquierda de derecha cuando se viola y se mata, es posicionarte "fuera de juego", comprender desde un perspectiva diferente y ser observado como alguien que transgrede una de esas reglas no escritas pero ineludibles, como puede ser la conveniencia de confundirse con los intelectuales útiles (o integrados) a razones partidarias. A esto me refería con lo de outsider..
Entiendo perfectamente. Pero ¿no es esa la obligación de cualquier escritor con escrúpulos? ¿Qué valor puede tener el trabajo intelectual si pierde ese sentido que le acabas de dar: el de eterno outsider? Un intelectual "útil a un partido" no es un intelectual: es un payaso entrenado para ganar. Y en estos tiempos anda tanto elocuente suelto. De un lado los que confunden el sexo de un hombre y una mujer con la lucha de clases; del otro los defensores del sistema de Dirigencia Hereditaria (que pone orgulloso a tanto anciano, vaya uno a saber por qué), sostenes de las cada vez más impenetrables castas económicas de nuestra rica y miserable América Latina.
La diferencia más importante entre los pesimistas y los optimistas, ¿radica en que los pesimistas están mejor informados?
No necesariamente. El optimismo y el pesimismo son dos relaciones que el ánimo tiene con el futuro. Entre ambas no están los realistas sino los verosímiles. Siempre tendremos razones personales y sociales para experimentar esos dos sentimientos (también en medio de la Segunda Guerra las había), aunque algunos son más propensos a uno de los dos. Sí sería bueno recordar que no es verdad todo lo que se ve, ni se ve todo lo que es verdad y que -por eso mismo- no podemos permitirnos el lujo de dormitar en el calor del confort y la autocomplacencia. Porque detrás vienen las inevitables sorpresas de la historia, las repetidas injusticias y monstruosidades que luego nadie se explica.
SUPLEMENTO LECTURAS de La República
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Semanario Batoví, 1º de mayo de 2001
"Jorge Majfud, con las letras por el mundo"
A raíz de dos recientes distinciones logradas en concursos internacionales de literatura, Bisemanario BATOVI mantuvo una entrevista con el Arq. Jorge Majfud quien analiza y plantea sus puntos de vista, tanto en el plano literario como en el de la existencia del propio ser humano.
Sobre cómo se cultivó esa veta creativa, Jorge Majfud expresó que "mi padre recibe los diarios desde hace casi cuarenta años y, personalmente, antes de aprender a leer y escribir en la escuela ya leía algunos títulos. Y la lectura es el gran promotor de la imaginación. Escribo prácticamente desde los diez años, en forma espontánea, pero recuerdo algunos desarrollos, tipo obras de teatro, que enviaba por correo para divertir a mi familia. A los doce años leía Shakespeare, algo que no me parecía tan excepcional; los libros estaban ahí y me atraparon completamente. Siempre me parecieron superiores a la televisión. Era una convicción sincera, sin ninguna pretensión".
CARRERA UNIVERSITARIA
"Comencé la carrera de arquitecto porque me gustaban las matemáticas y las artes al mismo tiempo, y porque pensé que era más probable vivir de esa profesión (que también es atrapante y que me ha dado tantas oportunidades), que como escritor, pero jamás dejé de escribir y leer, algo que he hecho con mucha intensidad desde siempre, no lo puedo evitar. Actualmente madrugo para escribir, es algo que hago en forma paralela con la arquitectura, para cumplir con algunas columnas y artículos que me piden desde el exterior. Además, cuando presiento alguna idea durante el día, aprovecho las horas de la madrugada para desarrollarlas".
LA GENERACIÓN DEL SILENCIO
"Yo pertenezco a la que llamé la Generación del Silencio, que integramos todos aquellos que nos formamos y deformamos en la escuela, en el liceo, en la época de la dictadura. Por entonces, se nos enseñaba sobre los valores de los Símbolos Patrios, cuando a la vuelta de la esquina se violaba los Derechos Humanos y los derechos animales también. Nuestro objetivo: el silencio. Nuestra generación está marcada por el trauma, mucho más que las anteriores y las posteriores, y probablemente en esa problemática se desarrolle no sólo la literatura nacional sino la vida del país. Como en otros momentos de la historia, los artistas serán el vehículo de la catarsis. Durante muchos años, después de la dictadura, se insistió con esa idea falsa de que con mirar para otro lado arreglábamos todo, que se podría decretar el olvido con una ley y eso es imposible".
PRIMER LIBRO
"Hacia que patrias del silencio (Memorias de un desaparecido)" es una novela que hace referencia a ese período de la dictadura a través de un desaparecido. Quise en forma metafórica plantear esa problemática que, de alguna forma, todos vivimos en carne propia, algunos en una forma más inconsciente que otros. Es muy difícil, incluso, que un niño o un adolescente que no sea impactado en un principio por un acontecimiento, no lo procese en su etapa adulta. Claro que del otro lado hubo barbaridades; pero los maestros de la hipocresía, los manipuladores de la verdad no estaban presos. La nuestra es una generación decepcionada y marcada por el engaño, fuimos formados o deformados con Honorables Mentiras que luego descubrimos, y eso nos marcó muchísimo. Todos debemos recordar como cantábamos "No reclamo más honor, más honor, que morir por mi bandera" cuando en ese mismo momento se violaban los derechos humanos. Luego lo supimos y esas cosas no quedan impunes en la conciencia y en la sensibilidad de una persona, de un pueblo. Claro, una novela, como cualquier obra de arte, tampoco se reduce a su dimensión social: más allá siempre encontramos al individuo, con su eterna problemática existencial. Pero nada de eso se da de forma abstracta, sino encarnada en una situación espacial e histórica determinada."
CASA DE LAS AMERICAS 2001
"La Reina de América", la última novela que escribí, clasificada entre las cuatro primeras del Concurso Casa de las Américas (al cual concurren, cada año, varios cientos de obras de toda iberoamérica), trata también el tema en forma metafórica, a través de varios personajes, que están decepcionados y marcados por las mentiras. Pero sobre todo encara la crueldad con que se estructura una sociedad, aquí y en el mundo, esa misma sociedad de la cual todos esperamos protección e identidad. Espero que esta novela esté publicada el año que viene. La entrega del premio será el año que viene en La Habana. No es premio político, of course; el jurado está compuesto por críticos y escritores de todas las nacionalidades. (Por lo que a mí respecta, no me encadeno a ninguna ideología de moda, ni a la vieja panfletaria Salvadora ni a esa otra hipocresía llamada Globalización y Bienestar de Mercado).
CAJA PROFESIONAL 2001
"En la Caja Profesional 2001 me fue otorgada una mención por el cuento Mabel Espera, el que elaboré a través de tres capítulos que extraje de La Reina de las Américas, antes de presentarla al concurso. Los transformé en cuento en una forma desprolija. Eso no es lo correcto, cometí un pequeño sacrilegio, pero tuvo buena recepción del jurado que la eligió entre más de trescientos trabajos presentados".
CONCENTRACION Y SOLEDAD PARA ESCRIBIR
"La mayoría de los escritores proceden de otros oficios; casi todos ellos son autodidactas. Ser escritor es uno de los actos más solitarios que existe. Se necesita mucha concentración y soledad para escribir, no me sentiría muy cómodo en un taller literario, aunque sí lo considero bueno como lugar de discusión y crítica".
"No es muy diferente mi profesión a la de mi familia. Mi padre y mi hermano son carpinteros, oficios a los que respeto profundamente, como a todos los demás oficios nobles que son identidad de la raza humana. Mi madre, que era artista, nunca supo que yo escribía. Hasta que publiqué mi primer libro en el 96 nadie supo que lo hacía, y quizá por pudor, yo tampoco difundo demasiado lo que hago. Publico muchas cosas en el exterior en revistas, en periódicos, en Internet, etc. Pero dejo que las cosas se vayan haciendo públicas en forma natural. En Estados Unidos, por ejemplo, se han publicados algunos trabajos. Varios críticos y catedráticos han leídos mis libros y algunos suponen que aquí soy un escritor muy conocido. Se engañan, pero aprecio las cartas que me envían con tanto respeto y entusiasmo".
DOCENCIA Y EDUCACIÓN
"Sí, la docencia me atrae; dicté cursos en la Universidad Hispanoamericana de Costa Rica, con mi esposa Mónica, y continuo aquí, en la Escuela Técnica. Me enriquece mucho el contacto con los muchachos, me gratifica compartir lo poco que sé con ellos, discutir con ellos, más allá de las discrepancias que pueda tener con el sistema educativo. Las políticas socio económicas en nuestro país han sido muy miopes (eso lo he verificado en el exterior: países menos preparados que el nuestro disfrutan de un desarrollo sorprendente, de un optimismo galopante, y no por haber hecho lo que la ideología de moda dice que hay que hacer), tenemos un pueblo muy bien preparado y esto también se ve saliendo al extranjero, pues arrastramos una cultura muy poderosa. Por ejemplo, en otros países no existen grandes artesanos, no existen albañiles de primera como podemos encontrar aquí, y esa es una cultura que arrastramos de los inmigrantes europeos, del Uruguay Moderno de Batlle (del otro), sin darnos cuenta; es una forma de hacer las cosas. Sin embargo, esa gran base de oficios artesanales, como la base académica de la Universidad, está comenzando a ser destruida, inexorablemente, de forma descarada por nuestros dirigentes y, tal vez, por nosotros mismos que no alcanzamos a ser los suficientemente críticos ni combativos de esa catástrofe educativa que estamos viviendo. Ahora está de moda ser inculto, idiota o haragán. Sobre las "reformas" educativas mejor no hablar...".
UN FUTURO CON CASTAS CERRADAS
"La tradición uruguaya, laica y democrática, en el más profundo sentido de la palabra, determinaba que tanto en la escuela pública como en la Universidad, la educación fuera igualitaria, quiero decir, con igualdad de oportunidades: la diferencia la hacían los talentos. Un estudiante rico y otro pobre se sentaban a la misma mesa y discutían de igual a igual. Allí no pesaban las clases sociales: allí pesaba la inteligencia y el esfuerzo personal. La ideología de moda está corrigiendo esa particularidad de nuestra Universidad: está ocurriendo un proceso maquiavélico (pero "inevitable", porque el mundo va para allá, como dicen) de que las diferencias ya no las hace el talento sino el dólar. Es decir, si soy hijo de un gran Señor, es probable que vaya a elegir un medio educativo, no superior desde el punto de vista académico, sino uno que esté muy bien relacionado con otros iguales a mí, de mi misma condición económica. Eso me llevará a relacionarme con gente con la que pueda hacer buenos negocios en el futuro, mientras que, en los otros medios académicos donde estén agrupados los de pocos recursos económicos, se van a relacionar entre sí, y, con el tiempo, se conformará una auténtica sociedad de castas, mucho más rígidas cada vez, más cerradas. Y por favor, no me vengan con el viejo ejemplo de Rico McPato que se hizo millonario a partir de una moneda, a puro pulmón. No hablemos de excepciones, a veces sospechosas excepciones. Hablemos del pueblo en general. Digámoslo: estamos yendo hacia una sociedad de Nobles e Intocables (como en la India), hacia un sistema de castas socio económicas, y eso será terrible, porque en un mundo dividido, en un mundo de excluidos, tampoco los ricos tendrán un lugar (a no ser dentro de sus fortalezas a salvo de los pobres y la delincuencia)".
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Entrevista de Luis G. Pérez
Enero 2002
(Extracto de observaciones y comentarios sobre La reina de América)
LG- Quisiera empezar preguntándole sobre sus libros anteriores. Usted no es un escritor conocido como puede serlo Mario Benedetti o Eduardo Galeano, está claro. Bueno, en realidad ni siquiera tiene la tercera parte de los años que tiene cualquiera de estos dos escritores uruguayos. Pero digamos que es conocido dentro de un círculo más bien reducido. Usted mismo, alguna vez dijo que se conformaba con cien lectores consecuentes. Yo le aseguro que son algunos miles, aunque no tantos como quisiera un escritor de best-sellers. En su proceso como escritor, ¿cómo llega a esta última novela que aún no está editada pero que he tenido el gusto de leerla después de la distinción en Casa de las Américas?
JM- Cuando se editó por primera vez Hacia qué patrias del silencio, en 1996, la crítica Mercedes Ramírez predijo que esta novela concitaría "a la par rechazos y admiraciones". Hubo gente a favor, como el escritor Tomás de Mattos, por ejemplo. Pero hubo también de los otros.
LG- En su momento, no pasó desapercibido.
JM- Entre aquellos críticos que dedicaron páginas enteras de diarios con análisis errantes, hubo quienes eran "críticos comprometidos" ¾al decir de Mario Benedetti. Dentro de este grupo de críticos que "rechazaron" la novela, hubo quienes observaron que era de lectura lenta, "debido al peso de un número demasiado importante de ideas". Entonces deduje que estos críticos no incluirían jamás a Abbadón el exterminador, de Sábato, dentro del género novela. Sin embargo, yo mismo tomé nota atenta de estas ultimas críticas y luego procuré hacer un ejercicio de "purificación". En este sentido, publiqué en 1998 el libro Crítica de la pasión pura, en el cual recogí 358 compactos conceptuales que desarrollaban, en su trasfondo, media docena de ideas, a mi modo de entender, básicas. Satisfecha esta necesidad ensayística ¾temporalmente¾, acometí la tarea de escribir una novela que retomara los mismos temas que el libro de ensayo pero de una forma menos racional y más vital. Es así como surge "La reina de América".
GL- Una de las primeras cosas que me llamó la atención fue la experimentación técnica de la narración. Diálogos sin los guiones tradicionales, saltos de un hecho al otro a veces sin aviso de la puntuación o de la señalización en capítulos. Más bien los hechos y la narración parecen fluir y es allá por la decena de páginas que uno logra acostumbrarse plenamente al ritmo y la lectura se dispara.
JM- En La reina de América, la técnica narrativa es mucho más consciente y segura que en la novela anterior. Si bien la elección de la misma no fue un acto deliberado y plenamente consciente, en el transcurso de la narración tomó un lugar incuestionable, transformándose en una herramienta de gran valor en el propósito de sondear las zonas más oscuras que no había podido iluminar aún el análisis del ensayo en Crítica de la pasión pura. Desde el inicio hasta el final, los tiempos y los espacios se van sucediendo y, en casos, se van superponiendo unos a otros. La sucesión y la simultaneidad de dos sucesos no están en relación meramente al tiempo real, ni al espacio real, sino en relación con el significado que el orden persigue. Por ejemplo, Mabel, la prostituta, en su peor momento físico y psicológico sube a un auto solicitando ayuda y el hombre que encuentra, literalmente, la secuestra. En el transcurso del viaje, en la radio se escucha el relato preocupado de un periodista sobre un hecho trivial.
LG- Éste hombre es un prestigioso Consejero de Estado de la dictadura. Y dueño de la emisora de radio que entonces iba escuchando, según me di cuenta después.
JM- Es así. Esa transmisión no sólo contrasta con el drama de la prostituta sino que, además, lo liga a su antiguo prometido.
LG- Jacobsen, el danés.
JM- Sí, quién en ese mismo momento se encuentra del otro lado del Río de la Plata, en Buenos Aires, escuchando la radio en una prisión. Al mismo tiempo, el trasfondo político (los hechos ocurren durante las dictaduras latinoamericanas de los años setenta) se encarna especialmente en el raptor que termina siendo asesinado por la prostituta. Etcétera. Considero que esta superposición de tiempos y de espacios no oscurece la narración de la historia en sí.
LG- En absoluto. Yo creo que, por el contrario, le imprime ese vértigo de una historia que luego te persigue por mucho tiempo. Ahora, para aquellos que aún no han leído La reina de América, ¿cómo resumirías la historia que se narra allí?
JM- Bueno, no es fácil.
LG- Lo sé.
JM- Se trata de la tragedia de una inmigrante española que en lugar de realizar su sueño americano termina viviendo una tragedia. Mabel, muchacha de la clase alta española, viaja con su padre hacia Buenos Aires, procurando escapar de la ruina en la que éste había acabado con la fortuna de su familia. Su madre enloquece pero queda en Madrid ¾la locura será una constante y el destino final de la hija y de la nieta. La inmigración de españoles era muy común en tiempo de Franco, y el Río de la Plata era uno de los destinos más recurridos. Se puede decir que no existe un bar, un restaurante en cada esquina de Montevideo en la que no haya uno o dos españoles, o "gallegos" como les dicen aquí.
LG- Cuando no son accionistas de alguna mutualista médica o de alguna empresa de transporte. La historia es un péndulo. En los tiempos de Franco, Uruguay y Argentina eran países prósperos, de vanguardia, y los inmigrantes europeos bajaban de los barcos en verdaderas oleadas humanas. Ahora, somos nosotros los que nos vamos, ya no en barco sino en aviones. ¿Quién iba a imaginar que los papeles se iban a invertir tan dramáticamente?
JM- Así es. Pero no todos esos inmigrantes soñadores hicieron fortuna aquí. Muchos sólo encontraron sufrimiento, y ése fue el caso de la protagonista de La reina de América. El título es deliberadamente contradictorio con el resultado del texto. En parte me recuerda a aquella película La ciudad de la alegría, donde más que alegría todo parecía sufrimiento. En el barco, Mabel se enamora de un danés, pero su padre los descubre y le prohíbe esta relación, la que será vivida como una obsesión y una culpa por la hija, cuando su padre muere de un ataque al corazón en la última escala, en Montevideo. Jacobsen, el presunto anarquista, continúa viaja a Buenos Aires, creyendo que encontrará a Mabel allí, pero ésta se queda sola en Montevideo y para sobrevivir se dedica a la prostitución. Tiene una hija, Consuelo, quien será una de las voces principales de la narración. Mabel educa a Consuelo con los prejuicios de la clase alta madrileña, pero sin el dinero de ésta. Crece entre la mentira y la inocencia hasta que es violada por uno de los clientes de su madre. Se embaraza y, a su vez, también ella (que se ha educado entre la mentira, la mentira de su madre y la mentira oficial del Estado, encarnada por la educación moralista de los liceos de la época) se lo oculta a su madre. Ayudada por su propio victimario, a quien a su vez engaña ilusionándolo con una vida en común, logra el dinero para practicarse el aborto que no había logrado autocastigándose. Mabel se entera y decide alejar a su hija entregándosela a su primo Vicente, también inmigrante, quién sí logró hacer la fortuna que ella no pudo. Devenida una niña de la clase alta, de un día para el otro, Consuelo termina por alejarse de su madre y cuando la busca ya es tarde. Mabel, menos atractiva que al comienzo, trabaja en la calle hasta que se produce el incidente que le contaba antes: mata a un empresario, dueño de una emisora oficialista de radio que es presentado ante la sociedad como modelo de patriotismo, moralidad y finalmente como mártir. Mabel es encarcelada y en la cárcel enloquece, como su madre en España. En su locura se casa con el príncipe imaginario.
LG- Creo que esta es otra de los tantos aciertos "de escena" -por llamarlo de alguna forma- que logras en esta novela. Realmente, la boda que organiza Vicente, el comisario y el resto de las reclusas con una mujer demente y un novio inexistente me pareció absurda y emocionante. Sobre todo la risa amplia y estragada de Mabel, la novia, es una risa trágica. Igual digo del momento en que Mabel muere ahogada en sus propias lágrimas. La lucidez fue peor que la locura.
JM- Es cierto. Mabel termina muriendo en un manicomio, poco después de darse cuenta de la mentira de su propia demencia, en un último instante de lucidez. También Vicente, su primo, se suicida por razones que se irán desencadenando en la misma narración. Consuelo, la supuesta heredera, usa el poder del dinero de Vicente para vengarse de su violador y luego huye a Nueva York (nueva huida, nueva emigración, nuevo sueño). En su camino, se detiene en Buenos Aires y ubica a Jacobsen quien, después de una larga condena en la cárcel, por matar a un coronel que lo investigaba y que cruzó el Río de la Plata para acostarse con la prostituta, se encuentra en una silla de ruedas, inmovilizado y sin poder decir una sola palabra. Entonces Consuelo le narra la historia de su largamente buscada mujer ¾su madre¾ en una sola noche. Es esta noche cuando termina y comienza la novela. También Consuelo pierde la razón, lo que se demuestra cuando ahoga el gato de Jacobsen, el que los acompañó toda la noche. Lo que resulta difícil, sino imposible de saber, es si Consuelo enloquece en Buenos Aires o en Montevideo, si toda la narración es producto de su demencia o es la causa.
LG- Jorge, antes de terminar con la entrevista, quisiera destacar las palabras que Mabel, la prostituta, le escribe a su hombre, poco antes de morir, carta que no llegó a destino, sino que aparece al final aparentemente en un basurero, ya que una rata comienza a comerse el papel por donde dice, creo, "eternidad". Lo tengo marcado aquí, porque me pareció significativo. La reina de América, la prostituta, dice:
"Ya ves; he recogido tu promesa de amarme toda la vida y más allá también, aunque todo eso ya esté bien fuera de moda. Promesas son promesas. Y tengo derecho a reclamarla, porque yo he cumplido con mi parte de serte fiel toda la vida"
LG- Muchas gracias, Jorge.
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