Ciudad Iberoamericana
Cartas de nuestros miembros:
Andrea (de Buenos Aires). "Renuncia".
Renuncio a la fascinacion de la tristeza que atrapa y a la soledad que deprime a perder un solo dia de mi vida, excepto que asi lo decida para descansar o digerir aquello que me ha golpeado o necesita su proceso.
Renuncio a contener y prohibirme la plena libertad de expresion sea para protestar, gritar, llorar o reir con todas mis ganas.
Renuncio a las viejas creencias y doctrinas propias y ajenas que han ahogado o impedido mi creatividad ilimitada.
Renuncio a la vacilacion, al desgano, a la postergacion, a la adiccion de la dependencia de otros para usar la plenitud de todos mis recursos infinitos, para verme motivado, contento y satisfecho conmigo mismo.
Renuncio al llanto facil, a la autocompasion, como al habito de adjudicar mis desdichas al projimo.
Renuncio a olvidarme por costumbre de mis necesidades de descanso, diversion, esparcimiento que me llevo a la confusion, al accidente o a la enfermedad.
Renuncio a ignorar la musica y a postergar mis ganas de saltar, correr, caminar, pasear y bailar hasta el agotamiento.
Renuncio a todos los pruritos y arcaicas convicciones que me han impedido desnudar con entusiasmo, sin verguenza alguna mi cuerpo, mis deseos, mis pensamientos y proyectos.
Renuncio a enjuiciar, a condenar impulsivamente, a buscar chivos expiatorios; todos cometemos errores que debemos aceptar y perdonar, para amarnos sin restricciones, otorgando amor, sin dudar, a todos nuestros semejantes.
Renuncio por ello a los titulos que califican como honestos y nobles, a quienes aparentar respetar postulados humanisticos, mientras marginan enfermos, villeros, homosexuales, extranjeros o a personas devotas de otras ideas y creencias.
Renuncio a la preocupacion economica, a la desesperacion, a la impaciencia, para dar lugar a la confianza en mis futuros creditos e ingresos, a la serenidad y a la paciencia, a sentirme victima, para descubrir sin acusarme, como fui responsable en mi percance, desdicha, enfermedad o accidente, para encontrar por fin, a mi propio verdugo interior, que me ha llevado a perder, a impedir mis ganancias, mi salud, mi bienestar.
Renuncio a mi critica automatica y comun concedido por aquello quien señalo que arroje la primera piedra quien este libre de pecado...
Renuncio a toda accion o pensamiento que manipule u oprima la libertad propia o ajena.
Renuncio a la depresion indiferente o activa para aprender y enseñar comportamientos ecologicos, con la intencion de cuidar la naturaleza y a todos mis hermanos terrestres.
Renuncio a toda forma franca o encubierta de hostilidad, indiferencia, desamor e hipocrecia para comunicar y exhaltar todas las conductas de amor, respeto, generosidad y asistencia de mis contemporaneos.
Renuncio a todas mis tendencias mortificantes para dar plena expresion a mis facultades e infinita energia que me saturan de equilibrio, salud y vitalidad.
Renuncio a la idiotez que me conducia a la excusa, a la incriminacion gratuita, a la violencia irreflexiva, a la subestimacion personal, que postergo el conocimiento de mi humana belleza, mi pericia para encontrar respuestas, mi excelencia para hallar soluciones, la maravilla divina que disfruto para hallar soluciones, la maravilla divina que disfruto como ser humano para superar obstaculos, en principio, insalvables, convicciones que hoy me permiten asumir mi total responsabilidad ante esta vida mia, que ahora y en cada instante, decido vivir en plenitud.