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EL PRINCIPITO- Capítulo 15

 

El sexto planeta contaba con grandes dimensiones. Vivía allí un Anciano que se dedicaba a escribir enormes libros.

-He aquí un explorador!-exclamó al ver al principito.

El principito sentado sobre la mesa, resopló de cansancio. Había viajado mucho!

-De dónde es que vienes?-preguntóle el Anciano.

-Qué es este libro tan gordo?-interrogó el principito- Qué es lo que haces aquí?

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-Soy geógrafo-dijo el Anciano.

-Qué es ser un geógrafo?

-Es un sabio conocedor de los mares, ríos, ciudades, montañas y desiertos.

-Eso es bien interesante-acotó el principito- Al fin un oficio verdadero! Miró a su alrededor; no había visto todavía un planeta tan majestuoso.

-Es realmente hermoso vuestro planeta. Tiene océanos?

-No puedo saberlo-contestó el geógrafo.

-Ah!-exclamó el principito decepcionado- Tiene montañas?

-Tampoco puedo saberlo-dijo el geógrafo.

-Ciudades, ríos y desiertos?

-Y cómo podría saberlo?

-Pero acaso no eres geógrafo?-preguntó disconforme el principito.

-Dije que era geógrafo, no explorador. No poseo exploradores y no soy yo quien deba realizar el cómputo de las ciudades, los ríos, montañas, mares, océanos y desiertos. El geógrafo es lo suficientemente importante como para ambular por ahí. Nunca debe abandonar su despacho. Debe interrogar a sus exploradores y tomar nota de sus observaciones. Y si alguna de ellas se le aparece como interesante, debe levantarse una encuesta acerca de la moralidad del explorador.

-Por qué?

-Porque si un explorador mintiera podría causar todo tipo de catástrofes en los libros de geografía. Lo mismo un explorador que bebiera en demasía.

-Por qué?-preguntó nuevamente el principito.

-Pues los ebrios ven doble, de modo que vería dos montañas en el lugar donde sólo hay una.

-Ah, sí! Conozco a alguien-dijo el principito- que no sería un buen explorador.

-Es posible. De manera que, cuando la moral del explorador es intachable, se realiza una encuesta en relación a su descubrimiento.

-Se va a ver?-preguntó el principito.

-Desde ya que no. Eso sería demasiado complicado. Sólo se exige al explorador que presente pruebas. Si por ejemplo el descubrimiento es de una gran montaña, se le pide que traiga grandes piedras.

El geógrafo se mostró repentinamente emocionado:

-Pero tú, tu vienes de lejos! Eres un explorador! Podrías describirme tu planeta!

Sin perder tiempo, el geógrafo abrió su gigantesco registro y afinó la punta de su lápiz. Los relatos se toman en lápiz al principio. Se transcriben en tinta al momento en que el explorador suministra las pruebas correspondientes.

-Decías?-interrogó el geógrafo.

-Oh!, veráis...-dijo el principito-, mi planeta es poco interesante; es demasiado pequeño. Tengo tres volcanes de los cuales uno se extinguió. Pero nunca se sabe...

-Nunca se sabe-repitió el geógrafo.

-Tengo también una flor.

-Las flores no son tenidas en cuenta, no las anotamos-dijo el geógrafo.

-Por qué? Si son lo más lindo!-exclamó el principito entre irritado y asombrado.

-La razón es que toda flor es efímera.

-Qué quiere decir "efímera"?

-Las geografías-dijo el geógrafo son los libros más valiosos de todos los libros. Jamás pasan de moda. Es raro, por no decir imposible que una montaña cambie de lugar. También sería cosa extraña que un océano perdiera su agua. Lo que escribimos son aquéllas cosas eternas.

-Sin embargo, los volcanes extinguidos pueden despertar-interrumpió el principito- Qué significa "efímera".

-Para nuestros registros, que un volcán esté extinguido o en actividad, es lo mismo. Lo que cuenta es la montaña misma y eso no cambia.

-Qué significa "efímera"?-interroga nuevamente el principito, que como sabemos, en su vida había renunciado jamás a una pregunta una vez formulada.

-Significa que se encuentra en permanente amenaza de desaparición. Que algún día deja de existir.

-Acaso mi flor está amenazada por una próxima desaparición?-preguntó entristecido el principito.

-Seguramente.

Mi flor es efímera-pensó el principito-, y sólo tiene cuatro espinas que intentan defenderla contra el mundo entero! Y la he dejado completamente sola en mi casa!

A pesar de la nostalgia, tomó coraje y preguntó:

-Qué me aconsejáis que vaya a visitar?

-El planeta Tierra. Su reputación es buena...

Partió así el principito... pensando en su flor.

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