Ciudad Iberoamericana

  Joan Manuel Serrat:

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Serrat 4

20 De Marzo

Me habría gustado estar despierto
aquella mañana que con un vestido verde
entre los trigales
él llegó.
Llegaba silbando, como un niño.
Tenía llenas de pájaros las manos
y cielo arriba
los iba esparciendo.
Le rodeaban las abejas.
Llevaba un sombrero de amapolas
y en la bandolera
me traía la primavera el veinte de marzo.
Me habría gustado estar despierto
o haber dejado los balcones abiertos
y en mí sueño
intuir como...
tejas y ramas se llenan de nidos
y la piedra seca vuelve a mofarse en el río
y el grito agudo de una perdiz.
Y del conejo una mirada
y oler la madrugada
que en la bandolera
nos trajo la primavera
el veinte de marzo.
Me habría gustado estar despierto.
Yacer sobre una piedra como un lagarto,
de panza al sol
con una flauta,
y haber salido a recibirle como se merece
y adornar con flores de papel los portales
como Sí fuera tiempo
de carnaval.
Pero aquella mañana yo dormía
tranquilo, porque no sabía
que en la bandolera
me traía la primavera
el veinte de marzo.


Los Vendimiadores

Alrededor de septiembre,
antes de que llegue el frío,
compran su billete
para el tren de la esperanza.
Y lo hemos visto alejarse
con la maleta a cuestas
andando por un andén
de la estación de Francia...
Quizá tiene cuatro troncos
perdidos en un campo.
Quizá no tiene ni un palmo.
quizá no tiene ni pueblo,
Y de los frutales del segre
se va a recoger algodón
o a podar, y , cuando no hay
nada más, hace de peón.
Son gente de Aragón,
de Africa y del sur,
los vendimiadores.
Otros van a otras tierras,
abandonando un terruño
seco y pedregoso
que les dejó el padre.
Un terruño donde día a día
se dejaron la piel,
donde se hicieron viejos
cuando no era tiempo todavia...
Una rodaja de salchichón,
un mendrugo de pan
y un trago de vino hará
mas corto su viaje.
Cada uno esconde un sueño,
cada cual tiene un acento,
pero toda esta gente
habla el mismo lenguaje.
El idioma del Peón,
sencillo, duro y a destajo,
de los vendimiadores.
Y desde que el sol se levante
hasta que lo esconda la cumbre,
cortar y cortar uva
de unas cepas que son de otro.
Y por la noche se juntan
para maldecir el destino,
con la paja del cojín
royéndoles la mejilla.
Y en el invierno hacia casa
con cuatro duros que
ha de darles lo que
no da el campo del padre.
Hasta el año que viene cuando vuelvan
con la maleta a cuestas
a andar por el andén
de la estación de Francia.
Son gente de Aragón,
de Africa y del Sur,
los vendimiadores.


Conejito de Terciopelo

Era suave como el terciopelo
y miedosa como un conejo pequeño.
Snoopy era su héroe
y le gustaba jugar como un chico
y de la mano
me llevaba arriba y abajo sin parar.
Como una cometa
dando volteretas por el cielo
(es bonito el tiempo de amar),
y no fue aquel un tiempo perdido.
Conejito de terciopelo.
Pero el conejo fuera del nido
me engañaba con cualquier objetivo,
se me perdía en el agujero
de una Nikon o una Hassenlblad...
Había que escoger
o escaparse o hacer un "ménage a trois".
Pero esto es inmoral
cuando se es un hombre como es debido,
Ibérico, macho y cristiano,
y me quedé solo y jodido,
conejito de terciopelo.
El Elle, el Vogue y el Harpers Bazaar
te fusilan en cada ejemplar.
Dicen que te ha dado un sitio
Richard Avedon en New York.
No te puedes quejar.
Lo que soñabas ya lo tienes en la mano.
Te conoce la gente,
te ama un adolescente
y un abuelo te quiere adoptar.
Eres feliz con tu nuevo amante?
Conejito de terciopelo...
Pero hoy he visto el cielo despejado,
Dios, que es bueno y sabe lo que he sufrido,
me ha dejado sus consejos
en un escaparate de casa Castells,
y me he comprado el libro "La fotografía es un arte"
Y antes de un mes seré mejor que Pomes.
Ya sabes donde me encontrarás...
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conejito miedoso.
Sin una excusa ni un recibo,
conejito de terciopelo.


Mi Calle

Mi calle
es oscura y torcida,
tiene sabor a puerto
y nombre de poeta.
Estrecha y sucia,
huele a gente
y tiene los balcones llenos
de ropa tendida.
Mi calle
no vale dos reales:
son cien portales
rotos a pedazos
y una fuente donde
van a abrevar
niños y gatos,
palomas y perros.
Es un Rincón
donde nunca entra el sol,
una calle cualquiera.
Mi calle
tiene cinco faroles
para que los chavales
tiren pedradas.
Hay una pensión,
y tres panaderías
y un bar
en cada esquina.
Mi calle
es gente de todas partes
que curra y bebe,
que suda y come,
y se levantan
con el primer sol,
y van al futbol
cada domingo;
o a pescar mojarras
al volantín,
o a jugar al dominó con vino.
Mi calle
es un niño
que va merendando
pan con aceite y azúcar,
y juega a los dados
y a cavall fort,
medio bueno, medio borde,
monaguillo y pillo.
Mi calle
del barrio bajo
vive en el cajón
de las peonzas
con los cromos,
el álbum Nestle
y los trozos
de una vieja estufa.
Y poco a poco
se me estropea
mi calle.


Buenos Dias

Cuando por la arena sólo
hay huellas de ratas y marineros,
es entonces cuando un mar azul es mi mar azul.
Cuando tres rocas forman un puerto
y cada grano de arena parece un trocito de oro,
es entonces cuando una playa es mi playa.
Buenos días,
buenos días a todos.
Buenos días,
buenos días,
buenos días, vientecillo de levante
que vienes de donde el sol nace
y mueres en mi velamen.
Buenos días,
buenos días.
Si sopla hacia donde se esconde el pez,
es entonces cuando el levante es mi viento.
Si es ligero como una paloma
y en la proa pintado de rojo está tu nombre,
es entonces cuando un laúd es mi laúd.
Si las olas son juglares
y el sol media granada creciendo en el mar,
es entonces cuando yo quiero ser
marinero.


Canción para Joan Salvat-Papasseit

No soy modesto.
Estoy enamorado
de estos mis pequeños ojos
porque miran a lo lejos
y de mi frente tan ancha
que lo es de tanto que piensa.
No quiero agradecer nada, porque no he tenido maestro.
Yo no prometo nada.
Solamente ando
(mojando la pluma en el corazón,
que es donde se mofa la herramienta...)
Tampoco sé lo que me propongo
porque tener un propósito no es un trabajo.
Ya no quiero alistarme
bajo ninguna bandera.
De la divina Acracia
seré ahora el glosador;
de la Acracia imposible
en la vida de los hombres
que no sienten deseos de una era mejor.
Y lo que piensen de mi
no me interesa nada...
Entró en el mundo por la puerta de servicio.
Llevaba un gran baúl
y un remiendo en el culo...
Era un baúl de papel que llenaron el tiempo,
las mujeres y el puerto,
el amor y la muerte.
Era un baúl que se ordenaba poco a poco
y convertía en un verso cada recuerdo...
Para el la puta se ponía la ropa de cuando fue virgen
y volaban las gaviotas con las plumas de domingo... Sí...
Para el los navíos soplaban una, dos y tres veces
y se amaba una pareja en cualquier esquina... Sí...
Para el maullaban los gatos a la luna, en los tejados... Sí...
Para el se abrían rojas las promesas y los claveles... Sí.
Para un hombre delgado
de rostro verdoso,
de labios húmedos,
de muy largos dedos
para catar mejor a las mujeres.
Y no era modesto.
Y estaba enamorado
de sus ojos pequeños
que miraban a lo lejos
y de su frente tan ancha
de tanto como él pensaba.
Y no le agradecía nada a quien nada le enseñaba.
Y lo que penséis de eso...
no me interesa nada.


Casi una Mujer

Tiene los cabellos largos y limpios de color trigo maduro
y el olor del pan blanco cuando sale del horno.
Y tiene los ojos azules,
la piel suave
y el pecho duro.
Aun lleva calcetines...
Aún lleva calcetines...
Es casi una mujer,
que me mira casi como una mujer,
me escucha casi como una mujer
y tiembla casi como una mujer,
como una mujer que te quiere
como a nadie
y que por la mañana abre los ojos contigo.
Como un calidoscopio de cristales diminutos
cambia de dibujo y de color
si en la cuna luce el sol o ha llovido.
Y llena mi mundo de flores...
Y llena mi mundo de flores...
Es casi como una mujer,
me engaña casi como una mujer,
me busca casi como una mujer,
y juega casi como una mujer,
como una mujer que te quiere
como a nadie
y que por la mañana abre los ojos contigo.
Me gusta acariciarla, porque me limpia el Corazón.
Quiero ser maestro de amor como Salvat.
Y en mis rodillas
acunar su cuello
delgado y fuerte.
Me da igual si es pecado...
Me da igual si es pecado...
Es casi una mujer,
esclava casi como una mujer
y libre casi como una mujer,
espera casi como una mujer,
como una mujer que te quiere
como a nadie
y que por la mañana abre los ojos contigo.


Tiempo de Lluvia

Cualquier día al atardecer
detrás de la ventana
sientes su aliento de otoño,
dulce y triste es como un llanto
que el viento nos acerca
y que llama a la puerta.
El se sienta a la mesa,
lo notas allí, no le es preciso decir una palabra
para saber que ha llegado por fin
el tiempo de lluvia,
el tiempo de amarse a media voz,
de recoger lo que esparcimos por todas partes.
Es el tiempo de lluvia.
De volver a vaciar el armario
mientras las hojas del calendario
van cayendo sin hacer ruido,
de olvidar la barca en el muelle,
cuando nunca se acaba el amor ni la amada.
El se sienta a la mesa,
lo notas allí, no le es preciso decir una palabra
para saber que ha llegado por fin
el tiempo de lluvia,
tiempo de amarse a media voz,
de recoger lo que esparcimos por todas partes.
Es el tiempo de lluvia.
Cerca del fuego,
para los dos hay sitio.


Adiós, adiós, amor mío y suerte

Tan lejos y tan cerca
como el río y el chopo.
El uno andando
y el otro quieto.
Juntos pero indiferentes
como el árbol y el viento.
El uno en lo alto del monte
y el otro huye...
Adiós adiós, amor mío y suerte.
Cuando uno no quiere
no se puede hacer un huerto donde hay una era,
ni cuando es oscuro hacer nacer el sol
ni seda del raso
ni de un atajo se puede hacer un camino.
El trigo no nace sin semilla
y está vacío el granero.
Por eso
antes de que llegue el nuevo día
me iré hacia donde sea.
Adiós, adiós, amor mío y suerte.
Y no padezcas nada
si pasado mañana
has de lavar
una sábana mía.
No se dará cuenta
aquel que vendrá
a calentar la cama
que dejo vacía.
Adiós, adiós, amor mío y suerte.
Cuando uno no quiere
no se puede hacer un huerto donde hay una era,
ni cuando es oscuro hacer nacer el sol
ni seda del raso
ni de un atajo se puede hacer un camino.
El trigo no nace sin semilla
y está vacío el granero.
Por eso
antes de que llegue el nuevo día
me iré hacia donde sea.
Adiós, adiós, amor mío y suerte



Madre Lola

Cuando la calle duerme y el sol
no ha levantado todavía el vuelo,
madre Lola
ya anda arriba y abajo
con el ultimo bostezo
en la garganta,
haciendo el desayuno para el marido,
sacando los hijos de la cama
para que se vayan a la escuela.
Empieza el día para ella y el Sol
no ha levantado todavía el vuelo.
Es necesario hacer muchos números,
es necesario tener memoria
para llegar a f n de mes.
Para madre Lola
nadie escribe la historia,
es poca cosa, casi nada.
Mira los arboles del paseo
mientras se llena el lavadero.
Madre Lola...
Ay, si por un momento pudiera
ni hacer ni pensar nada,
e irse sola.
Pero su sueño siempre se pierde
hacia arriba por el patio,
dejándole un montón de ropa,
mientras la gente anda por el paseo
y se va llenando el lavadero.
Es necesario hacer muchos números,
es necesario tener memoria
para llegar a fín de mes.
Para madre Lola
nadie escribe la historia,
es poca cosa, casi nada.
Cuando la calle duerme
y el sol ya ha escondido su vuelo,
madre Lola
se seca por fin las manos,
ya duermen los niños.
Madre Lola
se desnuda a los pies de la cama,
ella sabe que su marido
está tumbado y espera a su mujer.
Si Dios quiere mañana todo irá mejor,
todo le parece bien.
Pero...
todo le parece bien,
pero...

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