LAVALLEJA    

   Gregorio Ramón Martirena Alzugaray
   candidato a Intendente

 
 

Gregorio Ramón Martirena Alzugaray.
Nacido en Pirarajá, el 6 de junio de 1938, allí y en Minas cursó sus estudios primarios, en esta ciudad los secundarios, y egresó de la Facultad de Medicina en 1968.
Su especialidad es la Otorrinolaringología.
María Luisa Pereira Dalfolo, Maestra, es su esposa.
Tiene 4 hijos. Enrique Alejandro y Adriana Beatriz son médicos, María Alejandra es Analista de Sistemas, y Gregorio Eustaquio está en quinto año de Agronomía. En estos momentos está en Cuba en unas Jornadas del Encuentro Latinoamericano de Estudiantes Universitarios.



Reportaje del periodico Arequita a Gregorio Martirena

Dr. Gregorio Martirena, candidato a Intendente por el EP - FA:
"Comenzamos a importar como opción real y viable"


Esta semana estamos frente a frente con el Dr. Gregorio Martirena, hombre polifacético que administra su tiempo entre la medicina, la política, la actividad gremial, sus tareas de productor rural y -por supuesto- la familia.
Tocamos todos los tópicos, pero precisamente comenzamos hablando de cómo congenia tantas actividades el candidato a Intendente por el EP - FA..


-Doctor Martirena, sabemos que desarrolla, además de la medicina, un abanico importante de actividades...

-Soy un pequeño productor rural, ya que mi señora es propietaria de un trozo de campo en la zona de Ortiz, donde tenemos una granjita desde hace diez años. En lo deportivo, fuí Presidente de la Federación de Fútbol de Lavalleja y de la Asociación de Básquetbol departamental. Con respecto al fútbol, durante mi mandato, salimos campeones del Este en el año 75. A su vez fuí dirigente del club Central, institución de la que siempre fuí hincha. Tuve activa participación en el gremio médico. Fuí fundador de la organización de asistencia médica que hay en Minas -hoy Camdel-, y Presidente de la Federación Médica del Interior desde noviembre de 1975 a 1985. A través de dicha asociación se conformaron todas las estructuras asistenciales del interior del país.

-¿Cómo es un día común y corriente en su vida?

-Desarrollo mi trabajo como médico y en los ratos libres me dedico a un montón de actividades sociales, además de estar siempre dispuesto a trabajar por algo que sea importante para el Departamento.

-¿Qué recuerda del tiempo liceal?

-Minas era muy agradable en aquella época. Recuerdo que en el liceo no éramos muchos los estudiantes.
En preparatorios, habíamos once alumnos de Medicina en 1955. De ellos, siete pasamos a la Facultad y cinco nos recibimos de médicos: el Dr. Beltrame, la Dra. Gloria Alonso, el Dr. Catalano, que es Biólogo y ejerce en Filadelfia, y el Dr. Ramón Rodríguez de Armas.

-¿Cómo surge en usted la opción por la medicina?

-Para ser sinceros, aun hoy en día no sé porqué se despertó en mí. Nací en una familia rural. Aprendí a andar a caballo antes que a caminar. Supongo que debe haber sido por la influencia de mi hermana, que se recibió de Dentista. Pensé en estudiar Medicina porque sentía inclinación a ser útil a mis congéneres. En aquel momento ingresaban pocos estudiantes a la Facultad de Medicina. No como hoy, que ingresan 1400 alumnos anualmente. Mi padre comenzó a ayudarme económicamente al principio, y al poco tiempo comencé a trabajar. Cuando me recibí tenía dos hijos ya.

-¿Qué balance puede hacernos de su vida profesional?

-Hoy en día me siento realizado. Llevo 31 años de médico en esta ciudad y pienso que soy un profesional al cual la mayoría de la gente quiere. He trabajado a conciencia y sobre todo he desarrollado una intensa actividad gremial. Actualmente puedo decir que soy una referencia en todo el gremio médico del Uruguay, tanto para el Sindicato Médico como para la Federación Médica del Uruguay. Presido el Tribunal de ética de esta última organización, presidí el primer Tribunal de ética que trató los temas relativos a las torturas, presidí el Tribunal de ética que enjuició al Dr. Saenz por la muerte de Rozlik siendo expulsado el 27 de octubre de 1984 en una Asamblea de la Federación Médica en la ciudad de Melo. En el presente, y desde hace tres años, presido el Tribunal de ética de la Federación Médica del Interior. Siento el respeto y la estima de los médicos "viejos" que formaron lo que hoy es la asistencia médica colectivizada del interior del país, con más de 500 mil afiliados y más de 2.500 médicos trabajando. La verdad es que me siento muy satisfecho por mi labor profesional.

-¿La mayor alegría como médico?

-La Medicina nos depara permanentemente alegrías y tristezas. Uno sufre cuando pierde a un paciente porque los médicos no tenemos la posibilidad de curar a todo el mundo. También se sienten profundas satisfacciones cuando podemos ayudar a vivir, a caminar mejor, aún con achaques. La mayor alegría como médico la vivo hoy, con 31 años ejerciendo esta profesión, y por haber sido en todo este tiempo uno de los dirigentes principales del gremio médico uruguayo.

-¿Intentó influir en algún momento en sus hijos para que continuaran sus pasos dentro de la Medicina?

-No, no creo que haya influido demasiado. En mi casa mis hijos son mis amigos, todo se conversa, todo se discute. Son enormemente militantes en sus respectivos gremios estudiantiles y puedo decirte que cada uno de ellos eligió su camino, su carrera.

-¿Son críticos de su figura, de sus actos, de sus actividades?

-Son críticos de nuestra vida. Debo decirte que tengo una familia enormemente solidaria. Pasé momentos muy difíciles durante la dictadura, cuando escribí libros sobre la tortura en nuestro país, cuando decidí trabajar a favor de los Derechos Humanos. Durante todo este tiempo, mis hijos han sido profundamente solidarios, al igual que mi esposa, que relegó su carrera para criar a nuestros hijos. Hoy en día soy un padre satisfecho, feliz. Les he dado oportunidades a mis hijos, las han sabido aprovechar y hoy están preparados para luchar en la vida.

-¿Tendrá el tema de los desaparecidos una solución definitiva para los familiares que la reclaman y merecen?

-Debe tenerla. Quienes hemos trabajado en el tema de los delitos de lesa humanidad no pretendemos ni venganza ni prisión para nadie. Queremos saber la verdad. Los países no se pueden construir en el silencio. En el Uruguay, mientras se silencien cosas que pasaron, mientras no seamos una sociedad crítica, va a ser imposible que desaparezcan los reclamos.

-Parece haber variado en tal sentido el discurso desde el gobierno...

- Sí, aparentemente. Desde el lunes último hay una intención de al menos conversar con las comisiones de los familiares de los desaparecidos, de poner al menos en juego el artículo 4º de la enmienda a la Ley de Caducidad. Si eso ocurre, bienvenido sea. No importa quien lo haga. Lo importante es que se acerque paz, tranquilidad, que la gente pueda saber qué fue lo que pasó con sus hijos, con sus hermanos, con sus padres. Mientras tanto no puede haber paz en este país. No tengo ningún problema con los militares. Son parte integrante de nuestra sociedad, pero ellos tienen también que abrir sus corazones si quieren que la gente los abra para recibirlos. Mientras todo se silencie y no se hable de los 5.000 presos, torturados y desaparecidos todo seguirá igual... Lo importante es hacer una confesión de parte y conseguir el perdón en la medida en que la gente conozca la verdad de los hechos.

-¿Qué se siente hoy frente al hecho de haber tenido colegas que en esos tiempos tan difíciles estuvieron en la vereda de enfrente?

-Es muy triste, porque tú sabes que el gremio médico uruguayo en el año 72, antes de la dictadura, planteó el hecho de que en los cuarteles uruguayos se torturaba. Se hizo la 7ª Convención Médica Nacional en aquel año. Recién había muerto Batalla en el cuartel de Treinta y Tres debido a las torturas recibidas. Hubieron médicos militares que se negaron a ocultar ese hecho y por ende no fue conocido públicamente. Nosotros planteamos a todos los médicos lo que estaba ocurriendo en el país. En aquel momento el 70 ó 75% de los médicos uruguayos que trabajaban en los cuarteles eran civiles y a partir del año 75, la reforma de la Ley Militar los obligó a tomar el grado militar. A partir de ese momento se comprometieron con todo lo que pasó durante la dictadura. Hubo gente que fue noble, que se presentó a los tribunales a esclarecer determinados hechos. Hubieron otros que se quedaron en sus casas, guardando silencio sobre muchas cosas que podían conocer. Para mi fue un momento muy triste. Escribí un libro donde expuse que todos los médicos militares estuvieron comprometidos masivamente en el conocimiento de los hechos. Pienso que es un tema de responsabilidad de cada uno de nosotros. Me daría mucha pena pensar que algunos lo hicieron por bienes materiales.

-La actividad política surge entonces como añadidura de la parte gremial...

-Claro. Fui dirigente del Partido Nacional durante 30 años. Soñé con muchas cosas... Pensé que el Partido Nacional era el medio de transformación que necesitaba el país para llegar a la justicia social, para tener un mejor estándar de vida, para poder tener trabajo en un país que conocí rico cuando era niño y que se fue empobreciendo con el tiempo. Un día me fui del Partido Nacional, cuando entendí que el Partido aquel en el que yo militaba no era el instrumento de cambio que necesitaba el país. En los años de dictadura, cada vez que militaba en el gremio y también con todo lo que significó la movilización por la libertad del pueblo desde 1980, siempre tenía gente del Frente a mi lado. Quienes militaban conmigo eran mis enemigos políticos. No encontraba mi gente al lado mío. Vino la Ley de Empresas Públicas y fue cuando renuncié públicamente a mi condición de Convencional del Partido Nacional. Hice un pequeño acto en Minas anunciando mi decisión y de hecho seguí trabajando con el Frente y algunos colorados también, defendiendo las empresas públicas. Ya en 1994 fui candidato del Encuentro a la Cámara de Representantes por Treinta y Tres. Pienso que el compromiso de un "Cambio a la uruguaya" de Tabaré y de todo el Encuentro en las pasadas elecciones fue una gran esperanza para el país y lo sigue siendo. Se están dando las posibilidades como para que los cambios ocurran, si bien no inmediatamente, pero sí dentro de cinco años.

-¿Cómo siguió el proceso de su elección como candidato único del Encuentro Progresista - Frente Amplio a la Intendencia Municipal de Lavalleja?

-Surgió de una propuesta de compañeros y amigos. Todo fue acordado mediante una ardua disputa en la cual pienso no hay heridos. Alejandro Henry es una persona con un gran futuro, un profesional serio que tiene un gran futuro en lo que nosotros pensamos que tiene que ser el cambio para Lavalleja. En estos momentos me siento útil para lograr el objetivo deseado. Somos una opción viable porque, además, se están dando cosas que no se daban hace cinco años. Hay medios sociales que nos invitan a dialogar, la prensa nos da más espacios. Comenzamos a importar como una opción real y viable. Les dije a mis compañeros que el objetivo nuestro era lograr la Intendencia el 14 de mayo próximo o, de lo contrario, en las siguiente elecciones del 2005. Para ello necesitamos tener una buena Bancada de Ediles, un compromiso de toda la dirigencia del Frente y del Encuentro de trabajar mancomu-nadamente con los Ediles para que seamos una opción franca y clara para el 2005.

-En caso de acceder a la Intendencia, recibiría una Comuna saneada económicamente. Sería una buena base para cumplir otra clase de objetivos y conquistas sociales...

-Los presupuestos saneados son importantes, pero en Minas hay un 12% de desocupación. Hay gente que no tiene asistencia médica, que no tiene vivienda. Hay productores rurales que no pueden pagar sus tributos. Entonces ¿hasta dónde necesitamos una Intendencia saneada donde solo prioricemos en ella una visión de empresa que no satisface la finalidad de elevar el nivel de vida de los ciudadanos del Departamento? Hoy hay gente que vive en el basurero municipal. Basta caminar unas pocas cuadras. Hay pequeños productores que no pueden pagar su contribución. Los tributos son fríos, se aplican a todo el mundo por igual. Yo creo que éstos deben tener un sentido social en su aplicación y un retorno en obras, por ejemplo. En estos momentos no vemos posibilidades de esparcimiento, de paz, de tranquilidad. No se dispone de lugares cómodos como para que disfrute quien trabajó duramente toda su vida. No se apoya a los jóvenes en la práctica de deportes, en forjarse el futuro. Considero que la Intendencia debe ser un medio de apoyo, de desarrollo social, cultural. Prefiero, dentro de cinco años, entregar una Intendencia no tan saneada, no tan brillante en su presupuesto, pero con un Departamento con más producción, con más desarrollo y viviendo mejor. Que nuestra gente sonría... La Intendencia debe intervenir directamente con sus técnicos asesorando a pequeñas empresas privadas, no a las grandes industrias o alguna fábrica que ha venido a Minas en los últimos años y que cuando debía pagar los tributos "voló" y dejó a cien muchachas esperando en el Seguro de Paro. La Intendencia debe estimular la formación de cooperativas, impulsar el desarrollo artesanal, crear posibilidades de trabajo. Los censos indican que año a año la población de Lavalleja decrece y ello se debe a que la gente no tiene posibilidades de desarrollarse aquí.

-¿Cuáles serían entonces sus prioridades en caso de acceder al sillón comunal?

-Creo que lo fundamental es desarrollar pequeñas industrias, pequeños artesanatos. Tenemos lugares y medios para hacerlo, con técnicos aportados por la Intendencia que colaborarán con el esfuerzo privado. La Intendencia debe ser el motor de un desarrollo cultural importante. Se deben encontrar respuestas para los vecinos de Zapicán, de Pirarajá, de Polanco; para que Batlle y Ordóñez se integre y no siga muriendo poco a poco, respuestas para los productores de Ortiz, de Aguas Blancas... A esa gente debemos darle una contestación, una respuesta, una solución. Lavalleja tiene más de 4000 cuadras de campo del Estado, arrendadas o sub arrendadas. Tenemos que golpear las puertas del Instituto de Colonización, del gobierno central para lograr que esas tierras no sigan improductivas, en manos de dos o tres personas. Deben servir para desarrollar la comunidad, para encontrar fuentes de trabajo. Tenemos que crear becas para que los jóvenes estudien y que luego devuelvan lo aprendido a la sociedad. Basta ir a la Plaza Libertad para ver a una cantidad de muchachos sin esperanzas, sin opciones, sin estímulos para progresar. Necesitamos desarrollar la riqueza de este Departamento, que es sobre todo agraria, volver a contar con la industria de la piedra en la que trabajaban muchísimas familias.

-Hay dos aspectos que están también relacionados y que son el cultural y el turístico...

-Lavalleja debe desarrollarse como un polo turístico. Contamos con enormes bellezas, pero tenemos que ir a conversar con los departamentos vecinos y hacer un tour turístico que dure todo el año. Regionalmente debe desarrollarse la industria del turismo. Tenemos buenos hoteles, buena cocina, pero no tenemos una buena asistencia al turista. Culturalmente tenemos una Biblioteca Municipal que no funciona prácticamente. Hay sí pequeños museos, muy bien conservados, pero que no llegan al común de la gente. Pasa por un tema de falta de comunicación. Tenemos una hermosa biblioteca que incluso no está indizada y no tiene una utilidad para el estudiante o para quien le gusta leer. Eso debe integrarse con toda la parte de educación del Departamento, con Secundaria, Utu, Primaria, con el Instituto de Formación Docente. La Intendencia debe ser la motivadora de todas estas actividades. Nosotros hablamos de refundar Lavalleja y muchos se ríen del término. Hablamos muy en serio. Hemos tenido Intendencias muy rígidas, muy centralizadoras. El Intendente es un trabajador, es un funcionario que es elegido por la ciudadanía, pero quien es dueña de la misma es la gente y queremos que sea ésta el motor de todos los hechos. Pensamos crear comisiones de vecinos en las áreas rurales que tengan la posibilidad permanente de hablar con el Intendente. Pensamos dividir la ciudad de Minas en ocho o diez sectores, donde habrán centros comunales para que este sea el lugar donde concurra el Intendente junto a sus asesores a conversar con la gente. En caso de acceder al gobierno municipal crearíamos un área de coordinación de la Intendencia, dependiente directamentemente del Intendente. Coordinará las acciones de todas las secciones y atenderá los planteos de las comisiones barriales y las Juntas Locales. La gente tiene que ser el motor de todos los cambios, de eso hablamos cuando decimos refundar Lavalleja.

-¿Qué tratamiento se daría a las ya famosas "changas" municipales?
-Hay un solo camino. Respetaremos profundamente a toda la gente que trabaja en la Intendencia, como no podía ser de otra manera, pero todo aquello referido a cargos técnicos, o a jefes de servicios, serán cubiertos mediante concursos. Es lo más justo y lo más correcto. Que el más capaz sea el jefe. Por sorteo se proveerán las "changas" municipales.

-Para finalizar, un mensaje a los correligionarios...

-Lo fundamental es decirles que en esta elección es la primera vez que la gente puede elegir libremente a su Intendente, porque antes esta elección estaba prendida a un lema, a la elección del Presidente de la República, al Senado, al Diputado. Hoy en día se puede optar por la persona y no tenemos porqué encerrarnos en un lema. No podemos dejar pasar por alto esta gran posibilidad de votar a la persona, al buen vecino, a un proyecto de gobierno municipal. Tan en serio lo hemos tomado que se ha confeccionado un completo programa de gobierno donde han trabajado muchísimas personas. Le pido a la gente que no se ate a cintillos políticos. Piensen que cada uno decide quién será el Intendente de Lavalleja.




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