La foca monje tiene, como el resto
de fócidos, una dualidad de uso de dos hábitats completamente
distintos: la reproducción y cuidado de las crías se desarrollan
en un medio terrestre y la alimentación en un medio marino. Esto
hace que alternen las estancias de descanso en
cuevas y playas con las de alimentación, ya sea cerca de la costa
o en alta mar. Suelen utilizar más de una cueva en función
de la época del año o del estado del mar. La especie se considera
de hábitos costeros, ya que la mayoría de avistamientos se
realizan en los primeros 5-6 km de la costa. No obstante hay observaciones
que demuestran que pueden hallarse en aguas abiertas hasta a 40 km de la
costa. El área por la que se mueven los individuos adultos se extiende
de 20 a 40 km alrededor de los lugares escogidos para el descanso y la
reproducción en tierra firme.
Los adultos se alimentan en fondos de
hasta 100 metros, aunque la mayoría de las capturas se realizan
sobre los 60-80 metros; los individuos más jóvenes pueden
alcanzar profundidades de hasta 40 metros.