Qué descanso leerte, por una vez puedo bajar los brazos y descansar.
Una amiga mía ha sufrido mucho por la muerte de su perro y participa en cuanta
labor proteccionista tiene a su alcance, pero come carne regularmente y elude
el tema. Otros aman tanto a los animales que no pueden prescindir de su compañía;
por eso tienen gatos castrados, pájaros prisioneros y perros de apartamento
que bajan diez minutos al día.
Un amigo me pregunta por qué soy vegetariana, le contesto que porque amo a
los animales. Se ríe y me dice que eso no es una razón; una razón debe ser religiosa
o filosófica. Añade que él no sacrifica a los animales que se come. Abandono
la discusión. Todos, de una u otra manera, intentan boicotear o ridiculizar
nuestra postura. Una amiga que "lo intentó pero no pudo" me dice al pasar "...vosotros
que estáis con eso del vegetarianismo...".
Nuestros huéspedes están encantados de pasar unos días en casa frente al mar,
pero ponen pegas a la hora de no comer carne. Cuando salimos a cenar con amigos,
insisten en que probemos esto o lo otro porque "las reglas están hechas para
romperlas cada tanto". Otros nos toman jocosamente el pelo, ostentando sus hábitos
carnívoros como el fumador que te echa el humo encima.
Y todos demuestran una sensibilidad conmovedora, previniéndonos del daño que
podemos causarnos por las carencias de la dieta. He recibido más lecciones sobre
proteínas de mis amigos que de mis profesores durante la licenciatura en química.
Tu paralelo con el racismo es luminoso. No me atrevo a extrapolarlo al ámbito
social porque me quedaría sin amigos o me vería forzada a entrar en un gueto
de vegetarianos, lo que sería otra forma de discriminación. Por eso, repito,
leerte fue un alivio.
Gracias, seguiré visitando tu página.
Si deseais comentarme algo: Javi.