Por el Dr. Héctor W. Navarro
Yo hice varios peritajes judiciales sobre la literatura de Los Niños de Dios.
El primero de ellos me lo encargó una juez de mi ciudad, Rosario (Pcia. de Santa Fe)
Luego otro peritaje me lo encargó el juez de menores de la ciudad de Mercedes, Pcia. de Buenos
Aires en el juicio seguido por el secuestro de los hermanos
Froumann por parte de los COG.
El último me lo encargó el Juez Federal de San Isidro, una ciudad vecina a la Capital Federal.
Yo había hecho el primer trabajo y tenía que hacer el segundo trabajo cuando me visitaron en mi
casa los voceros de La Familia en la Argentina, Sara Borowick y Rafael Martínez.
Era un día muy caluroso de febrero. Sara Borowick estaba disfrazada de "misionera cristiana".
Aunque hacía mucho calor estaba vestida con un largo vestido que llegaba
casi hasta el suelo. Y mangas largas. Me pareció de buena educación no señalar el hecho de que
ella no tenía puesto ese día uno de los vestidos de FF, pero le dije que yo sabía que ella en
otros tiempos salía a "testimoniar" junto con Fiama, una conocida "ffer" de Argentina.
Sin embargo ese día Sara Borowick estaba totalmente en el papel de "misionera cristiana".
Con los ojos bajos, modestamente, ella me dijo que había leído los informes que yo le había
hecho a los jueces y que ella pensaba que yo no conocía bien de lo que hablaba y que no era
justo con "La Familia".
Le contesté que yo estaba escandalizado con las violaciones de niños que veía en la literatura
de los COG -
Sara Borowick me interrumpió con modestia, y me pidió que yo tuviera un lenguaje decente porque
ella era una misionera cristiana y no le gustaban las palabras groseras.
Fue entonces que yo le contesté: "Si usted se escandaliza con las palabras que digo yo, me
imagino cómo debe horrorizarse cuando lee las asquerosidades que escribe David Berg" y le leí la
parte de la carta "Feliz cumpleaños Papá".
Sara Borowick y Rafael Martínez, cuando vieron que yo tenía la carta, así como un ejemplar del
libro de Davidito, se pusieron en pie velozmente y olvidaron la imagen que tenían hasta ese
momento de "misioneros cristianos".
Rafael Martínez me trató de arrebatar el Libro de Davidito y me dijo que ese libro era de uso
interno de La Familia y que yo no tenía derecho a tener ese libro en mis manos.
Yo en ese momento me asusté. Le dije a Rafael Martínez que en la habitación vecina había gente
que yo podía llamar para que me ayudaran.
Entonces Rafael Martínez y Sara Borowick desistieron de su intento de llevarse la literatura
que yo tenía y se fueron maldiciéndome.
A los pocos días yo encontré a un grupo de COG en la puerta de Tribunales. Me sacaron una
fotografía sin mi permiso.
Yo en ese momento me enojé tanto que empecé a correr al fotógrafo por el parque que queda frente a los Tribunales.
Eran una docena de COG y yo estaba solo detrás de ellos, gritando.
De pronto me di cuenta que ellos eran doce y yo era solamente uno. Me acordé de la película
"Bonny and Clyde" en la que los delincuentes perseguidos dan la vuelta y
comienzan a perseguir a los "perseguidores". Y abandoné la "persecusión".
Luego de eso La Familia me sacó en la "Lista de oraciones nº 13" en la cual le piden a Dios
para que los gusanos coman mi carne y los ángeles quiebren mis dientes.
Esas oraciones se tenían que hacer en todo el mundo. Han pasado ocho años y estoy muy bien de
salud pese a las oraciones "desesperadas" que pedían mi muerte inmediata.
Algún día me llegará la muerte, como a todos.
Pero siempre yo estaré satisfecho de haber hecho algo para ayudar
a los niños que estaban en La Familia bajo el terrible Plan Victor o en la Cárcel para
Menores en Macao.
Dr. Héctor W. Navarro