Varias familias de católicos fervientes
instalaron un campamento en la localidad cordillerana de Uspallata, en la provincia de
Mendoza, para venerar a la Virgen de Lourdes, y provocaron la intervención de la
Justicia, que ordenó el retorno a sus escuelas de varios menores que componían el grupo.
Están en el lugar desde el 14 de este mes.
La Policía sostiene que "seguramente no es una secta", pero entre los fieles de
la comunidad católica del departamento Maipú, en donde están radicados los profesantes
ahora acampados en la montaña, a 95 kilómetros de esta capital, se menciona que éstos "esperan
el fin del mundo en Semana Santa", dentro de 13 días.
Esta versión no proviene directamente del grupo sino de trascendidos entre los vecinos
del lugar.
El juez del Crimen Adelmo Argüello no encontró actividad ilícita del grupo y por
lo tanto no ha tomado intervención, pero la policía de Uspallata vigila de cerca las
actividades del contingente, compuesto por 26 personas, entre ellos varios matrimonios,
todos de clase media.
Sin embargo, prosperó una denuncia ante una jueza de menores formulada por un técnico de
YPF, quien al volver de Neuquén, en donde cumple servicio, no encontró a su esposa y
tres hijos: habían partido hacia el retiro espiritual. La jueza dispuso que los hijos del
matrimonio y otros menores fueran restituidos a las escuelas en las que cursan el ciclo
primario.
Todos los miembros del grupo eran feligreses de la parroquia de General Gutiérrez,
Maipú, en donde oficia misa el sacerdote Lucindo Beltrame. Hace poco, comenzaron a
reunirse en viviendas particulares convocadas por Mary Beltramo, peluquera del barrio,
quien habría hecho reiteradas referencias a aspectos místicos vinculados con la
religión católica.
Beltrame salió rápidamente a denunciar a los ex fieles. Los acusó de pertenecer a una
secta de origen extraño, pero de inspiración católica, y los asoció a "casos
de suicidios en masa y demás desgracias desprendidas de fanáticos religiosos que no
fueron frenados a tiempo".
En el campamento de Uspallata, Luis Salinas (42), una suerte del vocero del grupo
religioso, dijo a Clarín que se está hablando de ellos de modo
"calumnioso", en obvia referencia al cura Beltrame. "Estamos acá porque no
estábamos convencidos del modo de inculcar nuestra religión por parte del padre
Beltrame", agregó.
Afirmó que diariamente rezan el Rosario frente a una imagen de la Virgen de Lourdes y que
cualquier persona puede tener acceso a sus reuniones. Invitaron a gendarmes y policías a
orar con ellos, pero no aceptaron.
El lugar elegido está a 100 metros de la ruta internacional a Chile, muy cerca de la
Villa de Uspallata y del caudaloso río Mendoza. Es un sitio plano, desértico, rodeado de
montañas y con el verde del valle a la vista. Hasta allí llegaron el 14 de este mes en 2
automóviles y 2 viejas camionetas cargadas con víveres. En la zona compraron conejos y
gallinas para completar la dieta. "No esperamos el fin del mundo ni ninguna otra
cosa, y cuando terminen nuestras vacaciones, volveremos a casa", aseguró
Salinas, mientras era observado por los gendarmes, que todavía se preguntan qué espera
esta gente en ese lugar.Diario |