Un crimen que se había gestado en la Internet
Cerraron un centro esotérico que impartía clases de rituales macabros.
Una academia misteriosa
Gabriela y Silvina Vázquez seguían un supuesto rito purificador, al que se accede por Internet, cuando le asestaron un centenar de puñaladas a su padre, cortajearon su rostro y le dibujaron en el pecho un símbolo esotérico.
Así lo confiaron a La Nación fuentes judiciales que investigan el homicidio de Juan Vázquez, un hecho con pocos antecedentes en la historia criminal argentina más reciente.
El desfigurado cadáver de Vázquez -viudo desde hace varios años- fue encontrado anteayer en el living de su casa, situada en Manuela Pedraza 5873, cuando la policía ingresó luego de que una vecina denunció que del domicilio provenían gritos desgarradores. A su lado estaban sus dos hijas, desnudas y ensangrentadas. Un policía contó que una de ellas balbuceaba incoherencias en un idioma indescifrable.
"Yo no creo en nada. Pero esto no tiene explicación. Las chicas y la casa metían miedo", dijo el policía cuando resumió el hecho ante sus superiores. Sangre diluida en diversos recipientes, velas y vasos con agua distribuidos por toda la casa, detrás de las puertas. Y más sangre. En las paredes y en el piso. Ese fue el escenario de la supuesta ceremonia satánica que las dos muchachas estaban llevando adelante desde hacía tres días cuando irrumpió la policía.
Las dos jóvenes seguían internadas ayer, con custodia policial, en el hospital Pirovano. "La más jovencita parecía un angelito", dijo un enfermero que la vio en una camilla.
Transmutación
Los peritos psiquiatras comenzaron a realizarles estudios, pero debido a que estaban muy sedadas, sólo fueron conversaciones preliminares. Primeros intentos para buscar una explicación.
Esbozo de explicación que comenzó a surgir a partir de unos folletos hallados en la vivienda y que son del denominado Centro Alquímico Buenos Aires, situado en Córdoba 1590 y que anteanoche fue allanado y clausurado por la policía. En el lugar se dictan cursos de alquimia, una disciplina que el diccionario define como un "conjunto de especulaciones y experiencias generalmente de carácter esotérico, relativas a las transmutaciones de la materia que influyó en el origen de la ciencia química". La segunda acepción del Diccionario de la Real Academia Española parece más vinculada con esta historia. Allí se habla de "transmutación maravillosa e increíble".
La menor de las dos mujeres, Silvina, dijo que su padre tenía el demonio en el cuerpo y que se lo había pasado a su hermana. Esta también tenía numerosos cortes y golpes en la cara.
En el centro, que tiene una página web en Internet (http://www.transmutar.com), se dictan cursos de transmutación. Según los vecinos, el propietario se llama Sergio Etcheverry y actualmente está de viaje.
En la página informática se ofrecen productos, hay un programa de actividades y hasta se dan instrucciones para realizar novenas de purificación, ambiental y personal.
Las dos jóvenes estaban realizando una de esas novenas, según fuentes judiciales. Cerca del cadáver de Vázquez había folletos y una Biblia ensangrentada con muchos versículos marcados. Estaban subrayados los salmos 119 al 122.
Vázquez tenía la cara irreconocible. No sólo le faltaban los ojos: el rostro estaba cubierto de tajos y puntazos. El cuerpo tenía más de un centenar de puñaladas y en el torso tenía un dibujo de un triángulo y un círculo enlazados, similar al que aparecía en uno de los folletos.
Según una fuente judicial, las jóvenes escupieron restos de carne cuando quisieron detenerlas, y una de ellas tuvo convulsiones en el hospital mientras estaba internada.
Los investigadores no definieron aún cuál de las jóvenes mató a Vázquez, o si se trató de una faena compartida.
Rafael Saralegui (h.)
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