La Capital, Rosario, 27 de abril de 2000
EXORCISMOS, SECTAS Y LOCURA
El Dr. Héctor W. Navarro, en una carta remitida a este diario, critica que yo considere inimputables por demencia a las autoras del reciente parricidio. Él, en cambio, propugna que sean condenadas por considerarlas sanas mentalmente
Los distintos puntos de vista se deben a nuestras diferentes experiencias de vida. Yo tuve la desgracia de ser miembro de la secta "Los Niños de Dios / La Familia" durante diez años. Sufrí un fuerte lavado de cerebro y fui reducido a un real estado de servidumbre. Puedo hablar desde esa experiencia y en consecuencia atestiguar que los que pertenecen a este tipo de sectas destructivas pierden todo sentido de la realidad.
No sé si esa experiencia me hace "experto en sectas", como me califica el Dr. Navarro, pero puedo asegurar que aunque las doctrinas sean distintas todas tienen patrones de conducta semejantes, especialmente en cuanto al aislamiento al que someten a sus miembros. Se carece así de un referente social o "cable a tierra" que ayude a mantenerse lúcido. Por el contrario, la única palabra que se oye es la que viene del grupo y sólo se aceptan sus propias leyes, aunque estén en contraposición con las que imperan en el resto de la sociedad.
Sobre la hermanas Vásquez quiero recordar que el Código Penal dice expresamente en su artículo 34: "No es punible el que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades, por alteraciones morbosas de las mismas o por el estado de inconsciencia, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones". En consecuencia ellas no estaban en pleno uso de sus facultades mentales y deben piadosamente ser tratadas en un psiquiátrico.
Todo lo que viví, hice y me mandaron a hacer en la secta consta en el Juzgado de Menores de Mercedes, Pcia de Bs As. a cargo del Dr. Campora (1992) y en el Juzgado Federal de San Isidro a cargo del Juez Marquevich (1993). Siento en mi interior que no soy culpable de lo que fui obligado a hacer. Por el contrario, me considero una víctima, así como lo son las hermanas Vázquez, a las que se arrastró a la locura al hacerles creer que su padre estaba endemoniado.
Por mi parte puedo decir que estoy orgulloso de que gracias a mi testimonio y a la difusión que le dimos al caso junto con el Dr. Navarro, con el cual yo estaba totalmente de acuerdo en ese tiempo, si bien los dirigentes de la secta no recibieron el castigo que se merecían, la conciencia popular los condenó y se tuvieron que ir de la Argentina porque cuando los reconocían les cerraban la puerta en la cara.
Aprovecho para instar a otros ex-miembros a contar los abusos y maltratos de los que han sido objeto.
Eduardo Lause
Secretaría de Ayuda a
Personas Afectadas por Sectas Destructivas