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Sectas Contemporáneas
Imagen Utópica,
Realidad Infernal

                                                      Dr. Louis Jolyon West


Dos diferentes tipos de imágenes públicas encajan con las organizaciones religiosas que llamamos sectas. Una imagen muy común es la utópica. La imagen utópica sugiere la aparición de un sectarismo espiritual nuevo y saludable. Masas de peregrinos, que después de una búsqueda de significado, verdad y autorrealización, han encontrado un grupo de espíritus afines. Bajo la benigna guianza de algún profeta, gurú, maestro o patriarca divinamente inspirado, se ocupan en vivir felices para siempre. Esta felicidad es ocasionalmente perturbada sólo por los recuerdos de una sociedad condenada que han dejado atrás, que generalmente incluye a la mayoría de sus familiares (aunque en algunas sectas, como la del Templo del Pueblo, familias enteras son engañadas). Pueden también ser perturbados por intromisiones injustificadas de familiares ignorantes y mal intencionados y por sus monstruosos agentes llamados desprogramadores.

Afortunadamente, bajo este punto de vista, la riqueza y la fuerza de las sectas son suficientes para nulificar los planes de estos intrusos. En contra de los esfuerzos de las familias y de los desprogramadores, pueden entrar en batalla los talentos de costosos abogados, el compañerismo de grupos afines, otras sectas, los medios de comunicación, las cortes, la Unión Americana de Libertades Civiles, las leyes de la tierra, la mayor parte de la comunidad académica, y el frente común de la mayoría de las religiones organizadas quienes, sin tomar en cuenta las diferencias que puedan tener con una u otra de las sectas, hacen causa común con ellas cuando se dicta alguna ley, por ejemplo, en el estado de California.

La imagen opuesta de las sectas, la imagen infernal, invoca el espíritu de Dante Alighieri y su visión del infierno del siglo XIV. Vemos un lugar donde hombres, mujeres y niños están ligados a un amo satánico. Confiaron en él en los momentos de mayor felicidad, creyendo en sus promesas, después se hundieron más y más por etapas imperceptibles en la profundidad de su poder, entregando sus posesiones, sus niños y aún sus mismas almas a su propósito misterioso. Con Dante seguimos a estas víctimas a un lugar distante donde, como él mismo lo describe, quejas, lamentos y gemidos estrepitosos resuenan a través del ambiente sin estrellas, de tal manera que nos hacen llorar. Escuchamos palabras de dolor, tonos de ira, voces altas y enronquecidas y con éstos los sonidos de manos realizando un alboroto, lo cual gira en ese ambiente para siempre como la arena en un torbellino. Sobre los susurros de los condenados se escucha la voz de un niño que dice: "Yo moriré por ti, papá". Es una grabación del suicidio colectivo en Jonestown.

Yo llegué al estudio de las sectas como resultado de investigaciones anteriores sobre drogas alucinógenas, que me condujeron sucesivamente al Haight-Ashbury, a la contracultura, y a las diversas rebeliones de los 60s. Desde entonces he seguido algunos de mis sujetos desde las sendas de Haight hasta las comunas del condado de Mendocino, y posteriormente a los ejércitos de Sun Myung Moon. Mi perspectiva de las sectas no es ni utópica ni infernal. Es, eso espero, objetiva y científica. Para mantenerme aparte en ocasiones he tenido que emplear todo el entrenamiento y la experiencia que he acumulado durante treinta y dos años de practicar la psiquiatría. Un observador completamente desligado tendría que venir de otro planeta.

Se ha estimado que existen cerca de 2,500 sectas en los Estado Unidos. La mayoría de ellas podrían llamarse religiosas, no obstante también existen sectas psicoterapeutas, sectas de adoradores de Satanás, sectas de platillos voladores, sectas políticas, y otras. Las sectas por lo general tienen: (1) un líder fuerte o carismático con una estructura de poder de algún tipo; (2) un manifiesto, libro, doctrina, o código que, como lo interpreta el liderazgo, gobierna el comportamiento de los miembros a través de varias reglas y disposiciones; y (3) una fuerte frontera que define claramente quien está adentro, quien está afuera, y quien puede pasar en cualquiera de las dos direcciones.

Las comunas difieren de las sectas en cada una de estas consideraciones. Son simplemente la continuación de la contracultura. Pero las sectas representan una reacción cíclica, vista de tiempo en tiempo a través de la historia, en las sociedades en gran turbulencia. Existieron muchas sectas durante la decadencia y la caída del Imperio Romano y muchas otras en Europa durante la Revolución Industrial. También existieron muchas sectas en América durante la expansión hacia el oeste -cincuenta sociedades utópicas bien estudiadas tan solo en California de 1850 a 1950. La mayoría de las sectas contemporáneas son lo mismo de antes, sólo que con tecnología moderna añadida. Como tal, son tan parecidas a las sectas religiosas de la era medieval, como lo sería la guerra atómica a las batallas con arcos y flechas.

Durante los años que he observado el crecimiento y la evolución de las sectas en Estados Unidos, iniciando con la dianética en 1950, una enorme cantidad de datos han sido recolectados. Trataré de resumir algunas de mis más convincentes conclusiones.

La postura de muchas sectas, amenaza significativamente la libertad personal y el bienestar de sus miembros. A pesar del incremento en la evidencia de una variedad de delitos cometidos en el nombre de la religión o de otras creencias, estas amenazas son en un grado considerable encubiertas, minimizadas y obscurecidas, y la sociedad ha dado la espalda al problema. La información se ha ido acumulando sobre algunos escándalos relacionados con sectas, sobre refugiados de sectas, familiares y amigos de víctimas de las sectas y algunas pocas investigaciones directas. Es difícil obtener datos porque las sectas sistemáticamente engañan al público, ocultan información, hostigan a los críticos, e intimidan y dominan a sus miembros -todo con el fin de impedir el libre flujo de la información. Yo mismo muchas veces he sido amenazado tanto con daño físico como con acciones legales.

A pesar de tales hostigamientos, los datos actuales son suficientes para convencer a cualquier persona razonable que las sectas son un importante tema social. Un buen número de personas están muertas, moribundas, enfermas, inválidas, discapacitadas o se desarrollan indebidamente como personas, como consecuencia de estar envueltos con sectas religiosas en este país el día de hoy. Son explotados, sus vidas han sido engullidas; y, prácticamente, nadie está haciendo nada al respecto. En los últimos quince años personas relacionadas con varias sectas en los Estados Unidos han asesinado a un informador gubernamental; hostigado a ex-miembros e investigadores; intentado extorsionar a familiares; acumulado depósitos de armas; representado falsamente los verdaderos propósitos de su grupo; recibido pagos ilegales de desempleo por aseguradoras; infiltrado oficinas gubernamentales y robado documentos; golpeado, violado, asesinado, matado de hambre y torturado a miembros, incluyendo niños; obligado a los miembros a ejercer la prostitución y alentado el juego sexual entre adultos y niños; enviado a un niño de nueve años incomunicado al desierto por varios meses; negado ayuda médica a miembros en diversas condiciones, incluyendo el parto; hostigado e intimidado a miembros que intentaron dejar el grupo; creado en los miembros sentimientos de repudio en contra de sus familias; impuesto restricciones dietéticas impropias y tensión en los miembros; inducido a miembros a cometer abortos, casarse con extraños, e inclusive, claro, a cometer suicidio. Todos los hechos de esta larga lista han sido documentados.

Con todo, encontramos muchos apologistas de las sectas. Estos apologistas, cuyas motivaciones son diversas o mezcladas, indudablemente contribuyen a poner una capa de respetabilidad detrás de la cual suceden cosas extrañas y horribles. Algunos de estos apologistas parecen ser románticos, proyectando hacia las sectas algunas de sus propias esperanzas de una reforma religiosa, de un renacimiento espiritual, un rechazo al materialismo, e inclusive escapar de los peligros de la era termonuclear. Otros apologistas toman una postura de mayor apariencia pragmática, encogiéndose de hombros ante cualquier abuso que las sectas hayan realizado sobre la base de que cualquier medida en contra podría violar la libertad religiosa según se garantiza en la Primer Reforma a la Constitución de los Estado Unidos.

Otros apologistas aún parecen haber sido engañados con éxito por los líderes carismáticos de algunas sectas o por sus representantes. Unos declaran que han visitado alguna secta y han quedado impresionados por lo que observaron. Otros conocen a alguien que era un desastre antes de volverse miembro de una secta y ahora parece transformado a punto de beatitud.

Muchos de los apologistas son filósofos de escritorio, y yo incluyo a algunos de mis colegas académicos bajo este título, quienes nunca han visto los efectos destructivos de estas organizaciones pero les gusta participar en el ajedrez intelectual. Otros tienen algún contacto con miembros de sectas cuidadosamente seleccionados, pero nunca han visto los crudos procedimientos de las sectas o las devastadoras consecuencias a largo plazo para muchas víctimas y sus familias.

Un buen número de profesionistas de la salud mental y científicos del comportamiento sirven en las filas de los apologistas. La mayoría tienen poco conocimiento directo del fenómeno. Su tendencia es la de asumir que aquellos que entran a las sectas han sido arrastrados hacia ellas, quizás como escape de una mala situación familiar, en una búsqueda para encontrar descanso de los síntomas de su propia psicopatología, o inclusive para encontrar un oasis de paz en las violentas tierras echadas a perder y de la tensión emocional de nuestras ciudades y de la era termonuclear. Algunos de mis colegas creen sinceramente que hasta la más extraña de las sectas puede servir para un propósito terapéutico, funcionando como taller de refugio para jóvenes neuróticos o esquizoides o personas que de otra manera serían drogadictos o algo peor.

La doctora que ha visto el mayor número de refugiados de las sectas es la Dra. Margaret Thales Singer de la Universidad de California en Barkeley y San Francisco, una psicóloga clínica que ha tratado más de seiscientos ex-miembros de sectas. Recientemente expuso un análisis meticuloso y matemático de algunos de los estudios realizados por profesionistas de la salud mental, que simpatizan con ella, para mostrar que la gran mayoría de ellos son probablemente invalidados por los sesgos inherentes en la orientación psiquiátrica tradicional. Al examinar a los miembros de las sectas o a sus familias para observar que está mal en ellos, tal investigación pasa por alto las poderosas técnicas que las sectas aplican para asegurar una buena provisión de molienda humana para los molinos de su poder: la persuasión coercitiva, las dinámicas de grupo, las demandas circunstanciales, la hipnosis y la tensión como herramientas para inducir a la sumisión.

La cobertura de los medios de comunicación sobre las sectas es por demás sucia. Existen unas pocas excepciones: el exposé de Synanon por Point Reyes Light, el cual ganó el premio Pulitzer para los editores; un fragmento por "Sixty Minutes" y dos fragmentos por el Reader’s Digest en Cienciología. Salvo que sean encarados con una tragedia o escándalo mayor, los periódicos rara vez se aventuran dentro de este campo de combate. Lainehs razones son claras. Los medios de comunicación son en gran parte aventuras comerciales y su negocio es amenazado fácilmente por pérdidas en la publicidad, boicots o demandas legales. Aún más importante, los editores tienden a sacar las manos de temas como la religión a menos que haya algo que sea realmente noticia. Una matanza de 913 personas, eso si es noticia. Poner una serpiente de cascabel en el buzón de alguien, esto es una nota menos importante. Poner a Ted Patrick en juicio nuevamente o inclusive en la cárcel, no estoy seguro que apareciera en el periódico. La reciente tortura y asesinato de un informante gubernamental de 17 años en contra de una secta, prácticamente no recibió cobertura en los periódicos.

Al nombrar ellos esta explotación sistemática de la gente una práctica religiosa, las sectas se protegen brillantemente del poder de la prensa. Si una nota sobre religión no se encuentra en la página sobre religión, no aparece en el periódico de otra manera. Y, ¿quién lee la página sobre religión? La página sobre religión en la mayoría de los periódicos tiene la intención de aumentar y estimular el interés en la religión, y para satisfacer a los religiosos de que la versión de sus actividades tendrá cobertura. Los editores de la religión no hacen investigación periodística, no tienen la intención de ofender a nadie, y como una regla no lo hacen. Por lo que respecta a la televisión y la radio, no hay cobertura sobre noticias religiosas de que hablar a menos que alguien dispare en contra del Papa, o que la Catedral de Cristal sea ofrecida, o que Phil Donahue invierta escasos momentos entrevistando a los familiares de una víctima de alguna secta con un profesor de sociología para dar una refutación.

Los individuos que buscan a los medios de comunicación para exponerles acerca de una experiencia personal, por lo general, sus confesiones son cortas. Un gran exposé televisivo de la comuna en Jonestown, listo para salir al aire un mes antes de la visita fatal del Congresista Leo Ryan, fue silenciado por los ejecutivos de la National Broadcasting Company, después fueron hostigados y amenazados con demandas por difamación. Una escritora, Paulette Cooper, escribió un excelente exposé de la Cienciología, pero fue retirado por los publicistas y la vida de la autora fue casi destruida por lo que la Cienciología llama su "operación espanto".

Los legisladores y las cortes también han fallado en relación a las sectas. La gente en la justicia criminal ha tratado de investigar a las sectas, pero frecuentemente se frustran por los obstáculos legales. Dado el cuerpo de evidencias que va en aumento sobre las depredaciones de las sectas, resumidas en la lista mencionada anteriormente, ¿Dónde están las nuevas leyes que esperamos de un sistema legal saludable? ¿Dónde están las comisiones de investigación y las audiencias acerca de si se necesitan y deben implementar esas leyes? ¿Dónde están, en los cincuenta estados y en la jurisdicción federal? ¿Dónde están los debates públicos?

En 1974, se realizó una investigación completa de los Niños de Dios por el ilustre Louis J. Lefkowitz, Procurador General del estado de Nueva York. Una gran cantidad de pruebas fueron descubiertas de las técnicas coercitivas utilizadas por el grupo para intimidar y virtualmente esclavizar a sus miembros. Sin embargo, el reporte concluyó que no se podía tomar ninguna acción directa debido a la protección constitucional de la Primera Reforma. ¿Dónde están los jueces cuya perspectiva de la Constitución sea la de investigar si la Primera Reforma tenía realmente la intención de proveer inmunidad para artistas estafadores, para crueles tratantes de poder, maníacos homicidas, o para cualquiera que decidiera decir, yo soy un sacerdote? Como lo mencionara un expositor sobre la interpretación del Departamento de Justicia en el caso los Estados Unidos vs. Ballard, si uno es suficientemente psicótico para tener delirios, pero suficientemente inteligente para elegir temas religiosos, uno queda inmune a la intervención social en este país.

Quizás un explicación parcial del rol de las leyes como compañeras pasivas de las sectas se pueda encontrar en los esfuerzos organizados de las sectas para intimidar y desacreditar a los legisladores que tratan de actuar. Por ejemplo, la Iglesia de la Cienciología organizó una operación secreta en contra del ex-Procurador General de California. También aplastó un proyecto de ley de Florida diseñado para regular las prácticas psicológicas; e inició una cacería contra el alcalde de Clearwater, Florida, quien era un crítico por fuera de su trabajo. La monografía de Richard Delgado en la Southern California Law Review nos da una clara interpretación de la Primera Reforma como protectora de la gente, no de las organizaciones que abusan de ella. Él sugiere solicitar un consentimiento informado de las personas que son atraídas dentro del grupo del cual esperaban que fuera de una forma y resultó ser otra totalmente diferente. Este tratado fue dejado dentro del lago de la literatura legal hace cinco años sin prestarle atención. Ha recibido cierta discusión entre los académicos, la gran mayoría lo han criticado. La profesión legal no ha actuado al respecto. Cuando las personas dicen "Primera Reforma", el telón se cierra, la discusión termina y los abusos continúan.

Todos los estados tienen leyes que permiten el establecimiento de tutela o custodia que proporcionan los medios legales para crear un período de enfriamiento para aquellas personas que han sido reclutadas en las sectas, si es que llegase a existir alguien que se interesara lo suficiente para sacarlo de la secta y lo expusiera a otras ideas por un par de semanas. La mayoría de las leyes defensoras están estructuradas en términos tan restrictivos que no pueden ser utilizadas para este propósito. Pero cuando los padres toman la ley en sus manos para rescatar a un hijo de una secta y se les viene una acción penal en contra, la defensa por la necesidad -el argumento de que su acción fue necesaria para prevenir un daño mayor- por lo general tiene éxito. Generalmente es exitosa porque los veredictos son realizados por jurados formados por gente común, que están más cerca que los jueces al sentido común humano en tal situación.

Pregúntese a usted mismo que hubiera hecho si un miembro de su familia hubiera sido miembro del Templo del Pueblo y tuviera buenas razones para sospechar lo que estaba pasando o lo que pudiera pasarle. ¿Qué tan lejos iría para sacarlo fuera de la secta antes de que fuera demasiado tarde? ¿Cuántos riesgos estaría dispuesto a tomar? Si después de haberlo rescatado, la ACLU, el FBI y el Procurador General, todos cooperaran para llevarlo a juicio por secuestro o algún otro cargo, sería reconfortante saber que las probabilidades son que un jurado que pensara como usted lo pusiera en libertad.

El gobierno Británico no tuvo miedo de aceptar el reto del asunto iglesia-estado. Un fallo reciente a favor del Daily Mail contra la Iglesia de la Unificación por el hecho de calumniar a dicho periódico, ofrece esperanza de que quizás la jurisprudencia Americana pueda eventualmente seguir acción legal.

Yo fui un miembro de la ACLU por años; pero muchos de nosotros que éramos antiguos admiradores hemos estado preocupados por la aparente tendencia de esa organización a favor de las sectas en este debate. Cuando se fundó la ACLU, una de sus más importantes cualidades era la de ser una entidad con la orientación legal separada del sistema legal establecido. No obstante, parece que al menos un destacado Procurador nacional que frecuentemente testifica a favor de la ACLU es también con frecuencia un consejero legal privado pagado por varias sectas, incluyendo el grupo de los Hare Krishna. La ACLU no ha emprendido ninguna investigación valiente o de avanzada sobre el creciente cuerpo de demandas y quejas acerca de que las sectas están privando a un gran número de personas de sus libertades fundamentales. Es verdaderamente extraño para un viejo liberal como yo ver a la ACLU caer al nivel de los maestros.

Pero los compañeros más extraños de las sectas son las religiones establecidas. El primer esfuerzo importante de las iglesias de California para influenciar las leyes relativas a las sectas, en los meses siguientes a la masacre en Guyana de muchos ciudadanos californianos, fue la de quitarle autoridad a las oficinas de sanción legal para investigar a las personas como Jim Jones. La legislación fue llamada el estatuto Petris en la legislatura, y muchas organizaciones religiosas respetables se tomaron muchas molestias para introducirla en la legislatura, trayendo a un experto legal de la Universidad de Harvard y a un ejecutivo del Concilio Nacional de Iglesias para declarar por ella.

¿Cuál fue el resultado del estatuto Petris? Este es un ejemplo. Cuando se encontraron armas de fuego en posesión de miembros de los Hare Krishna el año pasado, el estatuto Petris hizo imposible que los investigadores revisaran si estas armas habían sido adquiridas con dinero recaudado en el aeropuerto. ¿Por qué? Porque el estatuto dice que los negocios fiscales de las iglesias son inviolables. Una vez que las sectas pongan sus manos en su dinero, pueden hacer lo que quieran con él. Ninguna oficina del gobierno ni ninguna otra persona tiene derecho a investigar.

El senador Robert Dole sostuvo audiencias sobre sectas en Washington hace algunos años, posterior a la masacre de Jonestown. Los representantes del Concilio Nacional de Iglesias, de la Iglesia Bautista, de la Iglesia Episcopal, de la Iglesia Unificada de Cristo, de la ACLU, y de la Iglesia de la Unificación (los "moonies") hablaron todos a favor de la libertad de las sectas para hacer casi cualquier cosa bajo el nombre de actividades religiosas. Sólo hubo unas pocas voces que disintieron. El año pasado cerca de trescientos expertos en las relaciones iglesia-estado se reunieron en Washington, D:C: para solicitar menor gobierno en la religión.

Unos pocos grupos religiosos se han dado cuenta de la naturaleza nefasta de las sectas. El Concilio de Iglesias de Nueva York denegó la admisión de la Iglesia de la Unificación a su grupo y algunos grupos judíos han tratado de promover la educación pública sobre sectas. Pero en su mayoría las religiones establecidas respetables se han unido en una causa común con las sectas en relación a los grandes temas que conciernen a la sociedad. Para el observador externo parece que las iglesias han sido singularmente pusilánimes en el tema de las sectas. Han estado más a favor de ellas que de estorbarlas por lo que son -son una perversión del significado de la religión, tanto como la charlatanería es una perversión en el significado del juramento médico.

La diferencia entre las religiones establecidas y los nuevos grupos religiosos no es difícil de hacerse, sin embargo, este es un argumento común para evadir el tema. Presumiblemente, las religiones son creadas para el bien de sus miembros. Las sectas, por otro lado, parece que existen para el beneficio de sus líderes. El principal motivo para que las organizaciones religiosas respetables estén del lado de las sectas parece ser el dinero. Todos están temerosos de que el gobierno pueda obtener el poder para ver lo que se está haciendo con el dinero de la organizaciones religiosas; el siguiente paso pudiera ser el cobro de impuestos sobre las propiedades de la iglesia. Antes de arriesgarse a sufrir tal catástrofe, las religiones respetables por todo el país están haciendo causa común con los muchos Jim Jones que andan por ahí.

Yo no diré cómo en nuestra sociedad estas instituciones se volvieron compañeras extrañas de las sectas. Pero espero que el interés público acerca de esta tema vaya en aumento según las sectas sigan provocando más muertes y más pérdidas. Quizás algunos poderosos o legisladores claves pierdan algún miembro de su familia en las sectas antes de que hagamos algo. Yo espero que el cambio venga antes.

 


Dr. Louis Jolyon West.  Director del Instituto Neuropsiquiátrico y Presidente del Departamento de Psiquiatría y Ciencias Bioconductuales de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en los Ángeles (UCLA).

Traducido con permiso.

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