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CORONEL VIDAL (De un enviado especial).- Cuando los responsables del Consejo Internacional de Coordinación del Programa MAB-Unesco (Man in the Biosphere-ONU) resolvieron incluir a Mar Chiquita en el listado de reservas de biosfera del planeta, seguramente no imaginaron que estaban dando tal entidad a un ecosistema amenazado por las bombas y por los misiles aire-tierra.

Fundamentalmente porque, en teoría, las 26.488 hectáreas que cubre la albufera están muy alejadas de los escenarios bélicos "tradicionales".

Esto se confirma al advertir que el Parque Atlántico Mar Chiquita, tal la denominación de la Red Argentina de Reservas de la Biosfera, está a 32 kilómetros al norte de Mar del Plata y dentro del partido de Mar Chiquita.

Al igual que las otras tres albuferas que posee la Tierra, se trata de una laguna cercana al mar, conectada con éste mediante una boca estrecha, cuyas aguas poseen una salinidad variable y están pobladas por peces adaptados a dicha condición.

La fauna local

Este singular ambiente tiene dunas costeras que se complementan con pastizales, en los que predominan hierbas higrófilas.

El resto de la fauna está compuesto por 11 especies de anfibios, 14 de reptiles, 54 de mamíferos y 143 de aves, muchas de ellas migratorias.

Este comportamiento fue estudiado por instituciones locales y extranjeras, las que coinciden en afirmar que el lugar es una de las estaciones de descanso de las aves que recorren nuestro continente durante las cuatro estaciones del año.

Los reclamos

Este hecho refuerza los reclamos de quienes se oponen a las maniobras militares de la Fuerza Aérea en Mar Chiquita, al señalar que no hay época en la que no se perjudique a alguna especie.

Es más, si bien faltan estudios específicos, los biólogos estiman que las explosiones y los vuelos de los aviones obligaron a numerosas aves a eliminar esa escala de su derrotero, lo que seguramente provoca alteraciones de consideración en sus ciclos anuales de reproducción y anidación.

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