Genesis y Distribución de suelos en un medio Semiárido. Quinto (Zaragoza)
 
 
 
Dejamos constancia breve del presente trabajo, adjuntando únicamente la introducción y conclusiones del mismo, por ser una publicación del Ministerio  de Agricultura, facilmente accesible a cualquier persona interesada en tan complejo análisis técnico-científico y por evidenciar el interes que despierta entre los investigadores, este territorio nuestro, en el que la climatotología y  la erosión, van modelando un paisaje dificil de valorar en su estética paisajística y dificil de habitar por su dureza.
 
 
INTRODUCCIÓN

En las zonas áridas y semiáridas de Aragón, una parte considerable de la tierra arable se ha puesto o se prevé poner en riego. El riego aumenta de modo considerable la produc-tividad y rendimientos de estos suelos, sin embargo los resultados no siempre han sido los esperados. Resumiendo datos de IRYDA de varias fechas, Herrero y Aragúés (1988) sena-lan como afectadas por distintos grados de salinidad un 47% de las 535689 ha correspon-dientes a varias zonas de la Cuenca del Ebro declaradas de interés nacional.

El suelo, como recurso natural no renovable, precisa para su formación largos periodos de tiempo. Su conservación se hace pues necesaria, ya que su degradación supone graves consecuencias económicas, sociales y medioambientales. El conocimiento de los procesos que han dado lugar al suelo, así como el funcionamiento de este sistema, permite com-prender cuales son los procesos de destrucción y degradación, contribuyendo así a la mejo-ra de la calidad y productividad de los suelos.

La diferencia entre suelos yesosos y suelos salinos es patente en todo el centro del Valle del Ebro. Sin embargo, la presencia de yeso y de sales más solubles en las formaciones geológicas evaporíticas ha hecho que algunos asocien erróneamente a los suelos yesosos con los salinos. La poca atención dedicada a los suelos yesosos debido a su inexistencia en los paises templado-húmedos hace pervivir a esas opiniones. La diferencia, evidente para los agricultores y naturalistas locales, fue bien establecida con los medios de la épo-ca tanto por Huguet del Villar (1929), como por Kubiéna (1952), y por los edafólogos pos teriores. Los efectos del yeso sobre el suelo son diferentes, y en ciertos aspectos antagó-nicos, a los de las sales más solubles. Pueden citarse los efectos de los cristales en la estructura edáfica, la no fitotoxicidad del yeso contrastando con la de iones como Cl y Na+, el inapreciable estrés osmótico achacable al yeso, y aún más, el efecto de prevención o incluso de remedio de la sodificación que ha llevado tradicionalmente a enmendar los suelos sódicos aplicándoles yeso.
En este trabajo se estudian los factores y procesos formadores de los suelos de una zona de la margen derecha del Ebro transformada en regadío en 1987 con el fin de conocer el funcionamiento interno de éstos y poder entender los patrones espaciales de distribución. Los estudios de morfología y génesis están siendo utilizados para la realización de carto-grafías temáticas, sobre todo de suelos y su respuesta previsible al riego. Teniendo escala suficientemente precisa (al menos 1:25.000), tales cartografías van a ser útiles no sólo para las planificaciones generales, sino para los proyectistas del riego y para ulteriores usua-rios. Así mismo esta información está permitiendo aplicar enfoques agronómico-econó~ micos y producir cartografías de LUT (FAO, 1976) a la demanda, o bien de erosión, de impactos ambientales, de restauración, de zonas protegidas, u otras.

La escasez de antecedentes en transformaciones en riego en la margen derecha del Ebro, hace que el estudio de los suelos de este regadío tenga interés no sólo para la pre-vención y corrección de la salinidad, sino para la previsión de los resultados de transfor-maciones más extensas. Dichas transformaciones en la margen derecha afectarían a una zona de la provincia de Zaragoza con fuerte emigración y rentas agrícolas muy reducidas, que ve en el regadío una opción de futuro.
 

El objetivo de este trabajo fue establecer las relaciones suelo-paisaje en el término municipal de Quinto (Zaragoza), así como plantear modelos genéticos para los diferentes suelos encontrados. Las acciones realizadas con el fin de obtener este objetivo fueron:

a) Búsqueda de antecedentes bibliográficos y documentos encargados por Organismos públicos a empresas consultoras.

b) Estudio geológico de la zona estudiada y cartografía geomorfológica a escala
1:25.000.

c) Prospección de campo para la caracterización de los suelos y toma de muestras para estudios micromorfológicos, análisis químicos y mineralógicos.

d) Clasificación de los suelos estudiados.

e) Establecimiento de la relación entre geomorfología y suelos.
f) Establecimiento de modelos genéticos para los diferentes tipos de suelos aparecidos.
 

Localización del área de estudio.

El área de estudio se encuentra situada al SE de la provincia de Zaragoza y comprende parte de las hojas: 412 (Pina de Ebro) y 413 (Gelsa) del MTN (serie L) a escala 1:50.000. Corresponde a la totalidad del término municipal de Quinto (Figura 1).

La cota máxima es de 312 m en el vértice Atalaya (Amero en el MTN), situado en el límite occidental del área. La cota más baja (150 m) está donde el Ebro abandona el área de estudio, en el punto más oriental de ésta.

Como cursos fluviales importantes cabe destacar el río Ebro, que limita la zona por el NE, según una dirección NW-SE, el barranco de Lopín, al 5, cuyo trazado es práctica-mente W-E, el barranco de Valdecenicera y el de Valdecara.
 

 CONCLUSIONES:
 

La división del área estudiada en Unidades Homogéneas de diferente rango ha demostra-do un grado aceptable de eficacia como herramienta para establecer las relaciones suelo-pai-saje. Sin embargo un mismo tipo de suelos puede aparecer en más de un Elemento Morfo-dinámico, si bien las propiedades que los hacen diferentes podrían quedar recogidas en cartografías con niveles de rango taxonómico inferior (series).
La relación encontrada entre las Unidades Homogéneas definidas y los suelos en ellas desarrollados va a permitir la realización de una cartografía con niveles taxonómicos infe-riores (series). Estas cartografías, de mayor utilidad, permiten conocer la respuesta de los distintos suelos a sus diferentes usos.
De esta manera se han diferenciado dos Sistemas Morfodinámicos: el Sistema Huerta y el Sistema Monte, éste subdividido en nueve Unidades Morfodinámicas con doce tipologías de suelos (subgrupos).
 

En general todos los suelos estudiados presentan bajos contenidos en materia orgánica y elevados contenidos en carbonatos y yeso.
Los contenidos iónicos de los extractos de pasta saturada demuestran que salvo en áreas localizadas no es de esperar la aparición de problemas de salinidad o sodicidad en caso de ser puestos en regadío. Pese a los elevados contenidos en calcio y magnesio, aparecen pedio-nes con elevada relación de adsorción de sodio (RAS), sin embargo las elevadas conductivi-dades eléctricas de los extractos de suelo y la presencia de yeso juegan en contra de la deses-tabilización estructural. La diferencia entre yeso y otras sales más solubles, requeriría estudios concretos que permitiesen evaluar tanto el efecto del yeso en planta (contribución al potencial osmótico y posible toxicidad específica) como su efecto en contra de la deses-tabilización estructural.
 

La alteración de los materiales lutíticos está provocada por dos factores fundamental-mente: crecimiento desplazante de yeso y procesos de calcificación-descalcificación, provo-cando el aumento de la porosidad. Las repercusiones agronómicas y ambientales del proce-so dependerán de su intensidad y duración, llegando en un estadio final a constituir suelos sueltos, dificultando el desarrollo de la cubierta vegetal, y haciéndolos por lo tanto muy vul-nerables a los procesos erosivos.
Los procesos de traslocación de carbonatos se ven influenciados por la presencia de yeso, tanto por su incidencia en la solubilidad de estos como por la desagregación de clastos cal-cáreos debida al crecimiento desplazante del yeso.

La abundancia de yeso en las formaciones litológicas, tanto Terciarias como Cuaterna-rias, y debido a la solubilidad relativamente alta de éste hacen que su movilización y dis-tribución en los perfiles sea fácil. Este proceso es el de mayor importancia edafogenética dentro de la zona estudiada. La movilización del yeso provoca la destrucción de la estruc-tura original del resto de materiales Terciarios por procesos de crecimiento intersticial, lle-gando a aparecer horizontes de acumulación generalizada. Las diferentes morfologías de yeso edáfico encontradas, así como el volumen que representan en un horizonte determi-nado dan lugar a la aparición de horizontes gypsicos, hipergypsicos y petrogypsicos con características bien definidas.
 

El yeso farináceo es considerado como horizonte genético. Su asignación como yeso edá-lico es coherente tanto por su frecuencia de aparición a unos centimétros bajo la superficie como por su génesis, siendo el resultado en algunos casos de la intemperización del yeso-roca. La presencia de materia orgánica y soluciones sobresaturadas en sulfato cálcico pare-cen ser la causa de su génesis~ Sin embargo se hace necesaria la vía experimental para dilu-cidar las características fisicoquímicas concretas que controlan su aparición.
La existencia de horizontes de yeso farináceo compactos es un factor que en muchos casos puede ser limitante al desarrollo radicular, sin embargo su profundidad variable, asi como su facilidad de laboreo no impiden el aprovechamiento agrícola de los suelos en los que aparecen. Su presencia casi ubicua en los suelos del regadio de Quinto, plantea la nece-sidad del estudio del comportamiento hidráulico de estos horizontes para poder calcular las dosis de riego más adecuadas.
 

La aceptación del horizonte genético «Y» para horizontes que, independientemente de su posición en el perfil, presenten acumulación generalizada de yeso (más del 5(>% en volumen) y no estén cementados facilitaría la descripción de los suelos con elevados contenidos en yeso.

La clasificación de los diferentes subgrupos del suborden gypsids (SSS, 1994) no resulta satisfactoria, al discriminar muy poco las diferentes tipologías de suelos existentes. Esto es debido, fundamentalmente, a los requerimientos actuales del horizonte gypsico. La aplicación de los criterios de este horizonte diagnóstico en suelos de zonas en las que el yeso es ubicuo resulta difícil debido a la baja exigencia tanto de ye~o edáfico (más del 1%) como de yeso analítico.
 

 

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