Textos & Contextos. Año 1 N. 10 Desde el Eje Cafetero de Colombia           Volver a Portada N. 10

Liga de Usuarios de Servicios Públicos

 
¿Quién pagará el cable aéreo Manizales Villamaría?
 
El arquitecto Jorge Enrique Robledo,
asesor de la Liga de Usuarios de Servicios públicos de Manizales
nos ha hecho llegar la siguiente carta,
con preguntas sobre la factibilidad del cable aéreo Manizales Villamaría
Manizales, 27 de mayo de 1999.
 

Señor Doctor
CARLOS ALBERTO PARRA CIFUENTES
Alcalde (E) de Manizales
Ciudad
 

La idea de emplear un cable aéreo eléctrico como sistema de transporte masivo en Manizales suena muy bien. Se trata de un medio rápido, silencioso, que no contamina y que le ofrece a sus pasajeros unas vistas hermosas.

Pero no obstante que lo anterior es así, en ninguna parte del mundo, o si acaso en alguna, los cables aéreos se usan para transporte masivo. Ello se debe a que, dadas las características de esta tecnología, el costo por pasajero es mayor que el de otros medios y a que quienes necesitan transportarse en las áreas urbanas hacen varios viajes al día, lo que los hace muy sensibles a cualquier aumento en el precio de cada pasaje. Los sistemas de cables no logran competir en precios con otros medios de transporte urbano porque es prácticamente imposible dotarlos de las estaciones suficientes para que logren la alta rotación de pasajeros que logran los buses y porque tienen otra característica que les lastra su rendimiento económico: en ellos lo que se mueve no es la canastilla sino el cable, lo que sería tanto como que lo que movieran sus competidores no fueran los buses sino las calles. De ahí que su uso frecuente solo se dé en sitios como Monserrate, en Bogotá, donde no es posible construir otro medio que le compita y los usuarios, como son turistas, no lo tienen que pagar a diario y menos varias veces al día; y de ahí que el cable aéreo de Mariquita -que era “una vía de alto costo”, al decir de Antonio García- hubiera sido competitivo cuando se enfrentó con los muy costosos fletes de la arriería, pero desapareciera una vez tuvo que competir con los trenes y los automotores.

Además, el cable aéreo que se plantea tiene otra dificultad relativa a lo que los especialistas llaman el origen y destino de los pasajeros, dado que solo tendría, en el área central de Manizales, la estación que se localizaría en las llamadas “terrazas de la Autónoma” (Avenida Santander con calle 36). Entonces, ¿cuántos de los pasajeros interesados en usar el cable de Manizales a Villamaría se localizan lo suficientemente cerca de la Autónoma para poder caminar hasta allí para tomarlo? Y los que se hallan más lejos, ¿ podrían pagar, además del mayor pasaje del cable, otro en buseta que los lleve hasta la Autónoma? Una pregunta similar debe hacerse con respecto a los que viven en los barrios alejados de la plaza principal de Villamaría, donde se construiría la otra estación principal.

De otra parte, el empleo del cable con fines primordialmente turísticos, uso posible en razón de sus características, genera unas dudas obvias: ¿si habrá turistas suficientes para justificar la inversión y si debe ser el turismo una prioridad del gasto municipal?

Las inquietudes anteriores, Señor Alcalde, no necesariamente quieren decir que el proyecto no deba hacerse. Simplemente, apuntan a que, primero, se dilucide si el proyecto será económicamente rentable; es decir, si el numero de usuarios y los costos de los pasajes permitirán recuperar la inversión, pagar su operación y dar utilidades o si, por el contrario, la inversión se hará a pérdida y la operación se subsidiará. Segundo, si los socios privados que parece tendrá el cable correrán con el riesgo de perder en el negocio o si actuarán como una especie de prestamistas a los que se les garantizará, de todas maneras, una rentabilidad para el capital que aporten. En este aspecto llama la atención que unas administraciones municipales amigas de la privatización no hayan propuesto que el cable sea una concesión privada. Y tercero, si se va a construir a fondo perdido y para que opere subsidiado por el municipio, ¿cuáles serán los montos del aporte municipal y si es tan alta la rentabilidad social del proyecto para que se justifique hacerlo en esas condiciones? Hay que recordar que, según cifras publicadas, estamos hablando de una inversión considerable, del orden de once mil millones de pesos, y de una operación que costaría alrededor de 1.200 millones de pesos anuales.

En consecuencia, las preguntas que le hacemos, apelando al derecho legal de petición de información, son las siguientes:

¿Con base en qué estudio de origen y destino se calcularon los usuarios que tendrá el cable? Obviamente, no nos referimos a análisis sobre el total de la gente que se desplaza de Manizales a Villamaría, sino a cuántos utilizarían el cable a diario.

¿De cuánto será la inversión, cuánto costará la operación y a qué precio serán los pasajes? ¿Recuperará el Municipio la inversión y será costeable la operación del sistema con el precio de los pasajes o se trata de una inversión a fondo perdido y la operación será subsidiada por el Municipio? ¿A cuánto ascenderían las pérdidas y los subsidios?

¿Habrá socios privados en la inversión y operación? ¿Correrán estos socios con algún riesgo o la utilidad de sus aportes será garantizada por el Municipio? ¿Cuál será la tasa de ganancia de los aportes privados?

¿Por qué se escogió la ruta Manizales-Villamaría y no otra del centro de la ciudad a alguno de sus barrios más poblados? ¿Por qué se localiza la estación central en las “terrazas de la Autónoma”?

¿Cuánto ha invertido el Municipio, por todo concepto, en el proyecto de cable vía para Manizales?

En espera de que sus documentadas respuestas satisfagan nuestras inquietudes y demuestren el acierto de construir un sistema de transporte masivo que, repetimos, es sin duda atractivo en principio, reciba nuestros agradecimientos.
 

Atentamente,
 

Sandra Patricia Toro Marín  C.C. Nº 30.325.543 de Manizales
Presidenta
Jorge Enrique Robledo Castillo C.C. Nº 14.204.889 de Ibagué.
Asesor
 
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