Patricia Noguera Escamilla, Ph.D.
Profesora Titular Universidad Nacional
de Colombia.
Directora IDEA Manizales
E-mail: anoguera@nevado.manizales.unal.edu.co
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0. Cultura urbana y perspectiva ambiental
Esta aproximación al complejo fenómeno de la cultura urbana desde la perspectiva ambiental, quiere contribuir a estudiar uno de los contextos más importantes de presencias / ausencias de la arquitectura: la ciudad como fenómeno cultural, como escenario y como actor de la diversidad de formas de ser de las culturas, especialmente de aquellas que han asumido el mandato de la modernidad: los procesos de modernización por vía de la razón..
La investigación sobre la ciudad se hace cada vez más compleja e interdisciplinaria, dada la complejidad de las sociedades de las cuales la ciudad es una especie de puesta en escena. actriz y escenario cambiante, la ciudad es flujo permanente de fuerzas que entran en una relación compleja, vital, sin dirección posible hoy día, por lo que conceptos tradicionales como Planeación, Cultura Urbana, Ciudadanía, así como la relación tradicional ciudad – campo, urbano – rural, se cuestionan profundamente desde el horizonte de lo complejo, lo cambiante y lo en – redado y lo diverso. Metáforas como la de tejido, red, plexo, trama de tramas, nos ilustran acerca de la necesidad de comprender la ciudad como un texto ilegible de lenguajes diversos, de fragmentos comunicados entre sí por el movimiento, por el recorrido, por el tiempo, más que por espacios estables.
Igualmente, la trama, el tejido, las redes de la vida ecosistémica en su evolución compleja, es un flujo permanente, en movimiento polidireccional, donde la biodiversidad se ha hecho cada vez más compleja en la Era Moderna, o sea desde hace 100 millones de años. La Trama de la Vida, se caracteriza por su inestabilidad permanente, lo que ocasiona transformaciones constantes de las formas de ser de la Vida; gracias a esta inestabilidad, es que podemos hablar hoy día, de la existencia de millones de especies animales y vegetales, así como de miles de movimientos de las capas tectónicas que hacen que todos los días sea diferente la forma de la tierra, lo cual, aunque sea imperceptible para nuestros ojos, origina en nuestras reflexiones sobre la cultura urbana y por analogía, la idea de transformación, mutación, movimiento, tránsito, in espacialidad, antes que lugar estable, espacio quieto.
Sin embargo, la pregunta que surge acerca de la posibilidad o no, de una relación entre la cultura urbana y la perspectiva ambiental, nos lleva a la necesidad de mostrar muy someramente algunos de los modelos de Investigación ambiental que hemos venido trabajando, cuál estamos actualmente reconstruyendo, revisando y criticando, y dentro de ese modelo, qué lugar ocupa la cultura urbana, cuáles pueden sus relaciones con el Medio Ambiente Ecosistémico, con la dimensión ambiental y con la perspectiva ambiental.
Una idea central que ha cruzado todos los modelos con los cuales hemos trabajado, es la de la necesaria superación, tanto del ecologicismo como del antropocentrismo. Un primer modelo fue trabajar lo ambiental, como la relación entre sociedad y naturaleza, relación en la cual, no todo lo social era natural, así como no todo lo natural era social. Por supuesto, este modelo superaba el modelo de relación entre naturaleza y sociedad sistemas totalmente separados, donde no había ningún problema ambiental, pues nada de lo natural era social, y mucho menos, nada de lo social era natural. Por supuesto, y afortunadamente, las ciencias sociales en general, no aceptaban el determinismo biologicista de las ciencias naturales, por cuanto que el hombre era un ser metafísico, es decir un ser para la libertad que no podía estar determinada por las leyes de la biología, sino por una causalidad no causada según Kant, es decir por un principio que no tuviera nada que ver con determinaciones naturales e incluso culturales. (1)
Aunque en este modelo, hay una ausencia total de lo ambiental, este modelo aporta al pensamiento ambiental un elemento clave, que se retomará más adelante, en el modelo final, de forma totalmente crítica, y es que las leyes que rigen los ecosistemas (que para los modernos es naturaleza), no pueden ser las misma que rigen las culturas (que para los modernos son La Cultura). Sin embargo, esta separación entre naturaleza y sociedad, fue la base para la clasificación de las ciencias entre naturales y sociales, y llevó a concebir al Hombre como un ser superior a la naturaleza, gracias a su racionalidad. (2)
Los dos extremos de este modelo, mediados por relaciones de poder de uno sobre otro, y no de respeto, llevaron en el siglo XIX y gran parte del siglo XX, a ubicar el problema ambiental en los ecosistemas (naturaleza) y no en la sociedad (cultura) y viceversa, cayendo en un reduccionismo epistemológico.
Por esta razón, primera que asume
la reflexión sobre la problemática ambiental con cierta complejidad,
es la ecología, ciencia que aunque cae en el reduccionismo ecologicista,
por lo menos ésta, la ecología es una interdisciplina y no
un disciplina monodireccional.
Un segundo modelo, comienza a mirar tanto a la naturaleza como a la sociedad, a partir del concepto de sistema. Plantea la existencia de tres sistemas dinámicos, intersectados entre sí, de tal manera que en su compleja intersección estaría la problemática ambiental. Un sistema es el ecosistema, otro el socio - sistema y otro el tecno - sistema. Sin embargo, y aunque este modelo aporta la idea de sistema dinámico, vuelve a dejar por fuera una serie de elementos, lo cual nos llevaría de decir que lo ambiental corresponde a esa pequeña porción del sistema social, del sistema tecnológico y del sistema natural, que se intersectan. En este modelo persiste la separación entre las ciencias y las relaciones de poder que ésta ampara, relaciones ligadas a la ideología y al pensamiento burgués. En ninguna cultura, el hombre, por tener racionalidad lógica, había llegado tan ”alto”. Y paradójicamente, en ningún otro momento de la historia particular de las culturas, había sido tan severa, tan profunda, casi tan irreversible, la forma de explotación inmisericorde de la Naturaleza.
Hay otros dos modelos inversos el uno del otro: El modelo tres a nos presenta un socio - sistema totalmente inmerso en los ecosistemas. Es decir, que las formas de funcionamiento de los ecosistemas, (leyes ecosistémicas, función de nicho), son análogas a las formas de funcionamiento de los sistemas culturales. Desde este modelo se habla de Ecología Humana, y se han desarrollado interesantes teorías sobre la vida social humana. Sin embargo este modelo cae de nuevo en un reduccionismo ecologicista, desde el punto de vista epistemológico. El modelo cuatro, nos presenta un sistema cultural como contexto epistemológico de los ecosistemas, de tal manera que la superioridad de la cultura moderna sobre los ecosistemas llega a su punto máximo: todo problema ambiental es posible resolverlo por vía de las teorías y los métodos de las ciencias sociales. Los ecosistemas pueden ser estudiados y dominados en su totalidad por los sistemas culturales. Este modelo cae en el reduccionismo culturalista.
3. Superación de los reduccionismos
El modelo que estamos trabajando actualmente en el IDEA, capítulo Manizales, busca superar de un lado el “ecologicismo” y de otro el “antropocentrismo”, por ser los dos extremos actitudes reduccionistas propias de la modernidad cientificista.
(Nuestras reflexiones sobre este modelo
en el próximo número de esta revista virtual)
(1) NOGUERA P. La Crítica de la Razón Práctica de Kant: Una mirada ambiental. Inédito: Manizales, Universidad Nacional, 1997
(2) DESCARTES, R. Discurso del Método.