Jorge Echeverri González
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Los ritos de un día dedicado al medio ambiente se dedican habitualmente a tratar de enmendar algunos de los aspectos tecnológicos con los cuales el hombre ha entrado a influir en los ecosistemas, en particular los del orden físico o biológico. Así, se realizan campañas contra la contaminación de diverso tipo, preservación de especies o defensa de los recursos del medio. No podemos desconocer la importancia de estas campañas. "Pero poco se insiste en las articulaciones del sistema social. Las soluciones no pueden ser solamente de orden técnico. Es indispensable repensar la sociedad en su conjunto. No es el primer cambio de piel que ha tenido que sufrir el hombre a lo largo de su historia" (Angel, op cit).
No podemos ser románticos al pensar un ecosistema sin que
el sistema cultural lo intervenga. Pero también es cierto que la
cultura debe tener la capacidad de adaptarse a las condiciones ecosistémicas.
Y es en esta interrelación en donde se producen los problemas ambientales.
La educación ambiental, por tanto, tampoco puede reducirse
a la ecología. Es necesario desde la cultura, revisar el tipo de
relaciones de las organizaciones sociales, en particular las organizaciones
económicas y políticas, y desde el mundo simbólico,
ámbito definitorio de la cultura, construir una ética ambiental
y un pensamiento ambiental. Por tal razón, el Instituto de Estudios
Ambientales (IDEA) de la Universidad Nacional de Colombia en su sede de
Manizales (Colombia), ha impulsado la generación y desarrollo del
Grupos de estudios de Etica Ambiental y Pensamiento Ambiental, como parte
de su responsabilidad académica frente a la sociedad, además
de las tareas propiamente técnicas que se desarrollan desde las
disciplinas particulares.
Los estudios y reflexiones de pensamiento ambiental no pueden ser sólo competencia de los filósofos, así como el manejo del problema ambiental no puede ser sólo de los técnicos. El problema ambiental entendido desde esta múltiple relación exige la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad, no como una moda, sino como una necesidad para su comprensión, porque además de las soluciones técnicas se hace imperativa la necesidad de construir una nueva cultura que conduzca a una sociedad ambiental. Las soluciones técnicas por sí solas son insuficientes y la única forma que vemos para que el sistema cultural no se vea acorralado está en la modificación de sus formas de organización social y de sus estructuras simbólicas.
Por lo mismo, no es suficiente con la celebración de un día mundial del medio ambiente, ni con la introducción de cátedras ecológicas. La universidad, la escuela, debe ser toda ambiental y esta dimensión debe estar presente en todas las acciones educativas y cotidianas, porque también la vida cotidiana es ambiental. En otras palabras todos los días deben ser días del Medio Ambiente tanto ecosistémico como cultural, en cuanto que sin la biodiversidad, sin el agua, sin los otros seres humanos, sin las demás especies, sin los sistemas de la vida biótica y antrópica es imposible vivir.
El IDEA no hace una celebración del día Mundial del Medio Ambiente. Todos los días, el IDEA trabaja tanto al interior de la Sede como hacia el medio externo, en la formación ambiental. Esta formación no es fácil debido en primera instancia a que la conciencia ambiental no ha estado tradicionalmente presente en nuestra sociedad, y menos aún en la escuela de tipo cientificista que abarca todos los procesos de formación incluyendo la Universidad. La problemática ambiental surge como tema de estudio y de investigación en este siglo, y sólo muy recientemente se ha trabajado interdisciplinaria e interinstitucionalmente. Por esta razón, lo ambiental no ha sido asumido con la suficiente responsabilidad por los intelectuales, científicos y tecnólogos, ni con el suficiente respaldo de la educación como sistema constructor de cultura. Aún se entiende la educación como transmisión de contenidos de un programa monodisciplinar, y esto es grave dentro de las necesidad actuales de la vida en sus distintas dimensiones. La Educación, que es lo que nos concita en la Universidad Nacional de Colombia, debe asumir la dimensión ambiental en todas las áreas, y trabajar alrededor de problemas de investigación, y no de información de contenidos. Este es el reto no solo de la Universidad de cara al siglo XXI, sino el reto de la vida.
Que no suceda lo que predijo el poeta Holderling hace doscientos
años, cuando se refería en uno de sus poemas a la testarudez
de la especie humana. Decía Holderling: "Raza taimada e ingrata
que cree saber la hora".