Jorge Hernán Calderón Ocampo
MD Psiquiatra

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PROBLEMAS DE SALUD MENTAL EN DESASTRES

El desastre señala compromisos de los integrantes de una población, tanto individuales como colectivos, al alterarse súbitamente todas las condiciones de vida cotidiana, donde son afectadas física y psíquicamente por pérdida de la integridad orgánico-psicológica, además del daño en lo que representa la seguridad para el individuo o la comunidad, como es el trabajo, la vivienda, sistemas de recreación e integridad socio cultural.

En el campo de la salud mental cobra mayor fuerza la necesidad de dar atención integral a las comunidades y sujetos sometidos a riesgos de enfermedades mentales, dadas, precipitadas o agravadas como consecuencia de una situación de desastre.

De esto se deriva que hay necesidad de planificar y ofrecer ayuda al individuo, a la familia y a la comunidad, dándole elementos u ofreciéndole soporte para superar o afrontar la situación de crisis que se ha planteado en su ámbito bio psico social, en procura de devolverle o replantearle su cotidianidad.

Frente a los problemas individuales que se presentan luego de un desastre, natural o artificialmente producido, es necesario tener en cuenta:

Uno de los problemas más frecuentes en salud mental se presenta en la adaptación, entendida como la discapacidad de un ser vivo para adecuarse a los cambios internos y externos, haciendo difícil superar la crisis o proteger la integridad del individuo, generando procesos de angustia o depresión, trastornos del sueño, conflictos maritales y familiares, ausentismo escolar y laboral. Se entorpece la respuesta a las múltiples demandas de lo cotidiano.

La conducta humana es susceptible de adaptación. Hasta un 75 % de la población es capaz de manejar su miedo, evaluar la situación y tomar una acción rápida y eficaz; el 60% sufre cuadros de temor o terror en períodos cortos (una hora) y sólo un 15 % puede requerir de uno a dos días para adaptarse y adecuar su conducta.

Es indiscutible el poder de los medios de comunicación sobre los individuos y la comunidad: pueden enardecer, calmar, orientar, educar o conducir una multitud hacia su destrucción, pues a través de ellos se calibra la tensión y reactividad emocionales.

Los trastornos mentales que se observan con mayor frecuencia en la población que ha sufrido el impacto de un desastre son:

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